En situaciones de déficit o retirada parcial del Estado en la procura del bienestar, la comunidad organizada y las familias, en particular las mujeres, son quienes proveen, ejecutan y articulan iniciativas de cuidados que garanticen la sostenibilidad de la vida. En estricto rigor las mujeres lo siguen haciendo porque tradicionalmente se les ha asignado ese rol, pese a las múltiples luchas por una distribución más equitativa de esta responsabilidad social.  La situación de crisis de los cuidados en Cuba en un contexto de deterioro crítico del bienestar ha puesto en jaque esta responsabilidad, así como los sistemas, normas e instituciones que proveen cuidados, especialmente frente al aumento de la población mayor y la sangría poblacional generada por la actual crisis migratoria.

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En ese contexto, urge conocer y analizar las experiencias y saberes acumulados en la sociedad civil cubana que, en los últimos años, con mayor o menor nivel de organización y permisividad, ha articulado diferentes estrategias y caminos en la creación de iniciativas para compensar los crecientes déficits de servicios de cuidados. Los trabajos que se presentan exploran las dinámicas de cooperación y cogestión de los cuidados y servicios hacia personas mayores en distintos ámbitos y por diferentes actores, emergentes (comunidad, organizaciones, tercer sector) o tradicionales (el Estado). Incursionan y proponen metodologías actualizadas para la intervención social con personas mayores y se animan en el diseño de propuestas de mejoramiento de varios programas, tanto estatales como comunitarios. Es transversal la preocupación por la utilización de enfoques multidisciplinarios, la atención centrada en la persona y la promoción de la participación de las personas mayores.

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Muchas de las contribuciones que aparecen en este número son resultantes de los trabajos y reflexiones realizadas en el marco del programa de formación desarrollado por Cuido60, Observatorio de Envejecimiento, cuidados y derechos, durante el mes de mayo de 2022. Frente al déficit y dispersión de información, se pone a disposición una descripción del Mapa de intervención en la vejez, una herramienta creada por Cuido60 para proporcionar información a cuidadores, investigadores, proveedores, familias y personas mayores sobre la oferta realmente existente de programas, servicios y apoyos a las personas mayores. Esta herramienta permite conectar a diferentes actores de la sociedad que tengan como objetivo conocer qué servicios se prestan, dónde se encuentran estos servicios y quién los provee, facilitando tanto el acceso como la información necesaria para mejorar las tomas de decisión en la intervención social.

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La responsabilidad por el cuidado de las personas mayores debe ser compartida y distribuida equitativamente entre el Estado, la comunidad, las familias y toda la sociedad. Pero el Estado debe generar políticas que favorezcan el bienestar de la población mayor por medio de programas y servicios que garanticen la participación activa, la atención y los cuidados necesarios para que las personas mayores puedan tener una vejez digna, y, al mismo tiempo, fortalecer y apoyar las diferentes iniciativas comunitarias que buscan el bienestar de las personas mayores por medio de un marco normativo que les permita funcionar, conseguir financiamiento, acceder a capacitaciones y desarrollar alianzas que las fortalezcan.