TEMA: COVID-19
Apuntes de una pandemia: el COVID-19 y la materialización de un riesgo global
Por: Silvia E. Fontana*
Abril 2020
Vistas
*Docente e investigadora de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba, Argentina. silvia.fontana@ucc.edu.ar
La teoría de la sociedad del riesgo global sostiene que las sociedades modernas están conformadas por nuevos tipos de riesgos, que sus cimientos se ven sacudidos por la anticipación global de catástrofes globales (Beck, 2011, p. 23)
Introducción
Ulrich Beck ha planteado que vivimos en la “sociedad del riesgo”, la que define como aquella “fase de desarrollo de la sociedad moderna en la que a través de la dinámica de cambio (de) la producción de riesgos políticos, ecológicos e individuales escapa, cada vez en mayor proporción, a las instituciones de control y protección de la mentada sociedad industrial” (Beck, 1996, p. 201).
Es en este contexto donde el COVID-19, o coronavirus, está siendo una dura prueba no solo para los sistemas de salud de los países afectados por la pandemia, sino también frente a las consecuencias económicas, sociales y políticas que se deberán afrontar en el corto plazo. Ante esta realidad, los gobiernos fueron tomando una serie de decisiones que ante el mundo se mostraron diversas. El mundo ha reaccionado de manera heterogénea.
El COVID-19 puso al descubierto la falta de planificación por parte de los gobiernos, y su consecuente reactividad, frente a la posibilidad de un riesgo que en este caso tomó relevancia global. Riesgo al que hoy como humanidad estamos expuestos y deja ver las vulnerabilidades existentes en la sociedad.
Así es que, una vez declarada la pandemia, se inició un proceso de reconfiguración en el que los gobiernos debieron comenzar a buscar respuestas a través del trabajo articulado con especialistas en la materia y la participación de la sociedad civil para la formulación de acciones.
El objetivo del artículo es reconocer las acciones y medidas de gobierno adoptadas para hacer frente al COVID-19, desde la perspectiva de la gestión del riesgo de desastres.
El contexto de la pandemia
En este contexto de emergencia global, el mundo se encuentra en estado de consternación donde el presente es tan incierto como el futuro próximo, y frente a lo cual los gobiernos han implementado respuestas diversas con el objetivo principal y primario de aplanar las curvas de contagio. La protección de la salud nos ha puesto como sujetos activos en la lucha contra el COVID-19 en coordinación con las medidas de los gobiernos, es decir, son importantes tanto las responsabilidades individuales como las colectivas.
El coronavirus está así visibilizando la relevancia de trabajar coordinadamente entre todos los actores de la sociedad, con el fin de encontrar la mejor opción para transitar la pandemia. Ya el Marco de Sendai (2015) convocaba a este trabajo articulado, teniendo en cuenta el enfoque del riesgo, pero los gobiernos no aceptaron en su momento de manera integral el reto que ello significaba.
Diversos marcos internacionales a partir de la década de 1990 han tenido el objetivo que los gobiernos incorporen el riesgo en sus agendas. Se entiende por riesgo a la “probabilidad de consecuencias perjudiciales o pérdidas esperadas (…) resultado de interacciones entre amenazas naturales o antropogénicas y condiciones de vulnerabilidad” (EIRD). Por lo que es posible afirmar que el desastre es un riesgo no manejado.
El COVID-19 hoy se muestra como la materialización de un riesgo asociado a un sinnúmero de factores de vulnerabilidad (sanitarios, económicos, sociales, ambientales, etc.) ya existentes. Por ello, más allá de una crisis sanitaria, expresión de una dimensión, el coronavirus nos ha expuesto a una crisis multidimensional.
Esta crisis genera incertidumbre, por lo cual los gobiernos han ido adoptando diversas medidas que permitan gestionar los escenarios actuales y los futuros. Inennarity plantea que “actualmente se va abriendo paso otra concepción que entiende la incertidumbre como algo que genera esa flexibilidad y capacidad de aprendizaje que resulta esencial para una sociedad de la innovación” (2011: 15).
Esta situación de pandemia llevó a los gobiernos a tomar medidas en tres grandes sectores:
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Salud: implementación de testeos; internación, seguimiento y aislamiento de casos; identificación de casos sospechosos; estrictas medidas de control; medidas ambientales; etc.
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Social: aislamiento y/o distanciamiento social, recomendaciones, cierre de aeropuertos, restricciones de movimientos, etc.
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Económico: interrupción de actividades productivas (salvo esenciales), medidas económicas, fiscales y monetarias particulares, apoyo a empresas y trabajadores, etc.
Estas acciones lo que si pusieron en evidencia es la falta de planificación de los gobiernos frente a potenciales desastres, en este caso una pandemia, y la improvisación de las medidas que se van adoptando frente a un futuro inmediato incierto.
Esta crisis multidimensional también generará impactos sobre los estados, ya que como se planteó una vez materializado como desastre (pandemia) impacta en todos los ámbitos de la vida. Y deberá pensarse que las consecuencias no solo serán a corto plazo, deberán analizarse también aquellas que presentarán a mediano y largo plazo como también las consecuencias coyunturales que surgirán.
Un impacto que generará el COVID-19 será en los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. Los compromisos asumidos por los gobiernos a partir de este instrumento se verán afectados y deberán ser revisado frente a las consecuencias económicas, políticas, sociales, ambientales, tecnológicas, etc. que deberemos enfrentar en todos los niveles.
Los marcos de acción internacionales (Marco de Sendai, Acuerdos sobre Cambio Climático, etc.) también se verán afectados frente a los compromisos asumidos por cada Estado oportunamente. Viene una etapa de redefinición de estos procesos que deberán ser repensados en el marco de las consecuencias que el COVD-19 traerá aparejado.
Este contexto dinámico supone una cantidad de interrogantes para los gobiernos y la sociedad que solo la cooperación entre los países nos llevará a encontrar la salida. Los retos por enfrentar son diversos y muchos, estamos afrontando retos tecnológicos, educativos, sociales, culturales, entre otros.
A modo de cierre: algunas certezas que nos deja el COVID-19
Somos testigos que la aparición del COVID-19 está generando múltiples reacciones y debates en torno a la gestión de una crisis (pandemia), la que no ha sido focalizada desde el enfoque de la gestión del riesgo de desastres.
A la fecha podemos ir extrayendo algunas certidumbres, no definitivas frente a un escenario de incertidumbre, que nos está dejando el COVID-19. Entre ellas:
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La vulnerabilidad nos atraviesa a todos. La crisis sanitaria que estamos transitando deja al descubierto que la vulnerabilidad va asociada a decisiones y no decisiones que nos interpela como sociedad. Esta idea que somos todos vulnerables no nos iguala, pero si nos hermana, y nos demuestra que todos somos parte de la misma humanidad.
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Estamos frente a la necesidad de un cambio de paradigma. El enfoque de la gestión del riesgo de desastres involucra una nueva mirada sobre la realidad, y una nueva manera de gobernar. El logro de una cultura de la prevención será el eje en el que se sustentará este proceso, como así también la materialización en el largo plazo este nuevo paradigma de gobierno llevará a la reducción de los riesgos a los que estamos expuestos.
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Ante crisis globales el Estado no se puede aislar. El Estado ha mostrado ser central en la definición de acciones a seguir frente a esta pandemia. Desde los gobiernos se definen las líneas estratégicas, como también son quienes coordinan las acciones tanto con los actores gubernamentales como con los actores del sector privado y de la sociedad civil. Ahora se encuentra ante el desafío inmediato de comenzar su reconfiguración frente a la necesidad de comenzar el proceso de rehabilitación. La pandemia es cuestión de salud pública. De ahora en más nuevos esquemas de gobierno comenzarán a surgir, y seguramente los riesgos empezarán a ser parte necesaria de las agendas de gobierno.
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Reconocer los aportes de la Ciencia. Se torna imperante la generación de un puente entre el mundo científico - académico y el mundo en el que se toman las decisiones. Asimismo, entender que si procuramos superar esta pandemia será necesario la experiencia y los conocimientos de una amplia gama de disciplinas, que van desde las ciencias sociales y las humanidades hasta las ciencias de la salud, las ciencias ambientales y las ciencias exactas.
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Los liderazgos políticos actuales bajo la lupa. Habrá hacia adelante una redefinición de los liderazgos políticos. El nuevo líder político post pandemia no puede desoír lo que el actual contexto está necesitando. En fin, las características del nuevo líder se irán redefiniendo con el tiempo que durará este contexto de crisis, que está mostrando que no será corto.
Referencias
Beck, U. (1996) “Teoría de la Sociedad del Riesgo”. En: Giddens, Anthony y otros. Las consecuencias perversas de la modernidad: Modernidad, contingencia y riesgo. Editorial Anthropos: Barcelona. Pp. 201 – 222.
Beck, U. (1998). “La sociedad del riesgo: hacia una nueva modernidad”. Paidós, Barcelona.
Beck, U. (2011). “Convivir con el riesgo global”. En: Innenarity, Daniel y Solana, Javier (2011). La humanidad amenazada: gobernar los riesgos globales. Editorial Paidós: España. Pp. 21 – 31.
Douglas, M. (1996). “La aceptabilidad del riesgo según las ciencias sociales”. Paidós, España.
EIRD. (s.f.). “Terminología: Términos principales relativos a la reducción del riesgo de desastres”. Disponible en: https://www.eird.org/esp/terminologia-esp.htm
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FONTANA, Silvia E. y MAURIZI, Valeria (edt.) (2014). “Comunicando el riesgo. Estrategias comunicativas frente a riesgos de desastres”. Editorial Biblos, Buenos Aires.
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INNERARITY, Daniel y SOLANA, Javier (2011). “La humanidad amenazada: gobernar los riesgos globales”. Editorial Paidós: España.
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OFICINA DE NACIONES UNIDAS PARA LA REDUCCIÓN DE DESASTRES - UNISDR (2015). Marco de Acción de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres.