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FORO CUBANO Vol 6, No. 58  – TEMA: ENVEJECIMIENTO, BRECHA DIGITAL Y CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS MAYORES EN CUBA

Brecha digital y edadismo: la experiencia de las personas mayores que asisten a cursos de capacitación en uso de tecnología digital y redes sociales

Vistas

Por: Claudia María Bernal Mendoza

Julio 2023

Hace algún tiempo, cuando se hablaba de brecha digital, se hacía referencia a la falta de infraestructura tecnológica y de telecomunicaciones. Hoy en día, esa brecha digital se origina por razones más allá de las barreras materiales relacionadas con la tecnología. Resaltan temas relacionados con la ubicación geográfica del individuo, nivel educacional, participación política y la edad. Es esta última razón la que ha motivado este escrito.

Cuando se habla de límites, de impedimentos, se piensa en la edad; ya con esa edad no puede vestir de una manera, no puede realizar determinadas actividades, no aprende a la misma velocidad y un sinfín de afirmaciones que además nos tomamos muy en serio. Muchas veces están dirigidas específicamente al adulto mayor, y en la mayoría de los casos no han salido de su boca por primera vez, pero alguien lo dijo y fue como una sentencia. Si, además, entra al juego la tecnología y el uso que le dan las personas de la tercera edad, podemos encontrar muchísimas trabas a la hora de comprender y acompañar el estrechamiento de esa brecha digital.

Hace un par de semanas concluyó en el Centro Loyola Reina un curso intensivo sobre el manejo de redes sociales en la Tercera Edad. Alrededor de 24 adultos mayores acudían en la sesión de la mañana para entender y expandir el conocimiento que tenían de las redes sociales. Muchos de ellos participan de los cursos regulares que ofrece la institución sobre uso de telefonía móvil, y no perdieron esta oportunidad que el profesor Osmel les brindaba de aprender sobre Facebook, Instagram y YouTube.

La mayoría, alrededor del 70% rondan entre los 60 y 80 años, pero no falta en el aula alguno que roza los 90. Han comenzado a usar la tecnología móvil con más de 60 años, una tecnología que va a velocidad y ritmo diferente del que ellos marcan, pero que deben y quieren comprender para poder usarla. Atrás ha quedado el teléfono fijo, y las largas conversaciones, incluso la televisión ha quedado relegada. Es mucho más entretenido y económico ver cara a cara a familiares y amigos que se encuentran lejos; se acortan las distancias. Explorar recetas de cocina, investigar sobre temas específicos, escuchar esas canciones de cuando eran jóvenes e incluso ver algún video y todo eso en un pequeño dispositivo en la palma de su mano.

Facebook, WhatsApp y YouTube, son las redes sociales que más utilizan, aunque están explorando otras. Bárbara me dice: “Pinterest, me muero, eso lo uso mucho”, “Facebook, gracias a eso es que tengo el vínculo de nuevo con mis amigos de la carrera. Mantengo el vínculo y me ha salvado la vida el vínculo. No le puedo decir otra cosa porque yo no tengo ni familia. Fíjese. Para que tenga idea de la importancia que tiene eso para mí”. O Virginia que emocionada cuenta” Gracias a Facebook encontré a mi amiga, mi mejor amiga que hacía muchos años no sabía de ella, gracias a eso retomamos el vínculo”.

Ellos adecuan las redes a sus necesidades, “Para mí, YouTube, para lo que sirve es para oír canciones, que a mí me gusta mucho la música. Y entonces cada vez que quiero grabar algo voy a YouTube, si tiene otros campos ni lo sé... uso Vidmate, y con eso bajo, porque aprendí a bajar todo lo que me gusta y quiero conservar”. Y justo ahí Pablo Rolando me comenta que no sabe que sucede con un video que intenta descargar y no lo logra, “hay que ver que está pasando ahí porque el que lo subió, hizo algo para que no lo baje, voy a preguntarle al profesor”, porque cuando tienen una duda le preguntan a alguien cercano y la gran mayoría espera acudir al Centro para preguntarle al profesor. Amarilys nos cuenta: “Y con las redes sociales, que el profesor es muy entusiasta, él sabe llegar. Imagínate que el aula tiene 30 y picos y cada teléfono es distinto y tiene tanta pedagogía que nos hace llegar en cada teléfono como utilizamos las clases de redes sociales que nos ponen. Y es una maravilla, porque a veces en la casa hay personas que por ejemplo yo no tengo ese caso, pero sí oigo a mi compañera y dice yo tengo un teléfono, pero no puedo utilizarlo porque lo tiene mi nieto y él dice que yo no puedo aprender. ¿Cómo tú no puedes aprender? No, no. Nos limitan. Y entonces yo le digo si tú te incorporas a aprender nadie te puede limitar porque a cualquier edad tú puedes aprender”. Enfrentar este tipo de discriminación, aprender sobre el ciberacoso, las estafas en línea, encontrar una comunidad de apoyo además de obtener las herramientas necesarias para el manejo de las redes hace que acudan siempre a los cursos que se proponen.

Si hay algo a lo que le temen es a “meter mal el dedo y que se rompa”, como por arte de magia, el teléfono que tanto les ha costado tener, “Porque a veces nosotros no lo utilizamos, tenemos temor, porque se nos bloquea el teléfono, porque lo podemos romper y la economía no está muy buena para nosotros. Bueno, para casi todo el mundo. Uno a veces se limita a utilizar las redes sociales por temor a romper el querido equipo. Y entonces cuando venimos a estas clases del adulto mayor que son maravillosas, perdemos el miedo. Aquí en Loyola empecé el año pasado y fue maravilloso. Esto es lo mejor que me ha sucedido en la vida. Una de las cosas mejores que me ha sucedido en la vida”. Reitera una y otra vez Amarilys, que ya siente Loyola como su casa.

Y si creen que hay magia para que se rompa, una vez que van aprendiendo, saben que no es tan así y sí existe magia para dejarles ver cosas buenas, eso lo ha descubierto Joaquín “Las uso para ver lo que la gente escribe, me parece una cosa muy libre y muy democrática. Que yo puedo aceptar y que la gente puede escribir lo que quiere y poner lo que quiere y yo acepto lo que más me gusta. Y a veces pongo algo, como alguna foto o algo que hice, y me mandé con gente que no está aquí, que son familia o amigos míos. Y sigo otras personas que no las conozco, pero me gusta lo que dicen, lo que piensan e intercambiamos y me responden y yo no las conozco nunca, no les he visto la cara, pero esa magia me gusta”.

Hay algo muy importante que también han aprendido y tienen claro: las redes sociales envician. Eso lo han aprendido con el profe también. Todos muy disciplinados las usan con mesura, aunque siempre alguno confiesa “el trabajo que da despegarse del aparato”. Muchos viven solos o con su pareja. Y a veces encontrar el equilibrio para no excederse en el uso de las redes se les hace complejo. Me llama la atención que no usan el teléfono mientras comen, veo tantos jóvenes que hasta a esa hora andan conectados.

Los adultos mayores están aprendiendo, están explorando y estrechando la brecha digital que muchas veces impone la sociedad ante el desconocimiento de lo que es capaz de lograr una persona, aunque sea de la tercera edad; cuando se lo propone. Acortar distancias en el manejo de las redes sociales, ellos se lo han propuesto y lo van logrando.

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