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FORO CUBANO Vol 7, No. 68 – TEMA:  Terrorismo de Estado en América Latina

Entrevista a Marta María Ramírez "Decidi que a Cuba le habia entregado otras cosas pero que no podría entregarle a Nina"

Por: Demian Danielle García Manrique
Agosto y septiembre de 2024

Marta María Ramírez es una activista feminista autónoma cubana que desde su exilio en España continúa luchando y pronunciándose abiertamente en contra del régimen patriarcal totalitario cubano. Su lucha se ha centrado en los acompañamientos que realiza a mujeres y personas LGBTIQ+ que son víctimas de la violencia machista, misógina, homofóbica y transfóbica de Estado. Además, desde su papel de madre, ha logrado visibilizar problemáticas frente a la maternidad deseada y la violencia obstétrica. En especial esta entrevista se hace con relación al fenómeno de migración en Cuba y desde su experiencia como persona exiliada y acompañante.

Pregunta 1. DDG: Sé que tienes toda una travesía en cuestión de activismo y periodismo en contra del régimen cubano y todo lo que hay detrás, me gustaría preguntarte ¿Qué significa para ti Cuba y cómo fue tu crecimiento en Cuba?

MMR: Ya me dieron ganas de llorar. Cuba es -y no es metafórico- un gran dolor. Si era dolorosa toda la experiencia, sobre todo la de acompañamiento a personas en su situación además de violencia machista de Estado, con todos los grados que eso lleva, es mucho más dolorosa desde el exilio. Te sientes mucho más impotente. Mis recursos están mucho más limitados, a pesar de que ahora tengo más conectividad de la que tenía cuando estaba en Cuba. Programa Cuba lo sabe, pasamos mucho trabajo para comunicarnos a través de Internet.

Yo creo que todos los exilios son políticos, absolutamente todos. Como creo que hay algo diferente en mi condición (que no soy la única, obviamente) de mujer migrante a los 47 años con hija pequeña, sin que haya sido ese mi plan de vida. Muchas personas en Cuba hoy nacieron con esa marca. Emigrar ha sido para nuestrx pueblo durante más de 6 décadas la posibilidad de vivir menos mal y sobre todo de poder expresarse con libertad, que yo creo que ambas cuestiones guardan una relación.

Considero que las personas deben escoger dónde vivir y que ese lugar dónde vivir debe ser un lugar amable, dónde se sientan menos en riesgo. Pero, la verdad es que los 47 años no son edades en las que uno toma esa decisión porque quiere experimentar nuevos horizontes, porque quiere hacer otras cosas, sobre todo viniendo de un contexto totalitario y en un mundo postpandémico en crisis. Entonces, todo esto implica para mí un duelo personal y un enorme reto.

Yo siento que con toda la precarización a la que nos ha sometido el régimen cubano y la represión, también la posición del exilio político termina siendo interpretada desde esa precarización como una manera de salvarnos: logramos salir y ya estamos bien. Sin embargo el exilio es duro. No comparable con la situación cubana, es muy difícil empezar de cero, más a estas edades y transversalizado por todo lo demás: ser mujer, o ser una persona LGBTIQ+, ser una persona afrodescendiente o madre y todo lo demás.

Pregunta 2. DDG: Eso lleva a mi segunda pregunta: ¿Por qué saliste de Cuba? ¿Qué fue lo que te obligó a salir de Cuba? y ¿cómo esta salida del país ha impactado en tu vida? especialmente sabiendo que tú tienes un hogar, que crías a una hija… ¿cómo esto ha impactado en esas dinámicas?

MMR: Yo toda la vida he regresado, incluso antes de las fechas previstas, antes de pasarme unos días más de vacaciones con amigxs a lxs que no he vuelto a ver. Mi salida de Cuba fue el 26 de julio de 2022 con la intención de regresar. Tenía una propuesta de colaboración que había postergado porque tenía otros compromisos de trabajo en Cuba y la concretamos. Acepté porque necesitaba descansar. Tomar distancia. Desde marzo de 2020 no salía de Cuba. Regresé con Nina corriendo antes de que cerraran las fronteras por COVID19. Y a partir de ahí, sumado al estrés de maternar sola en medio de una cuarentena rigurosa y hasta absurda impuesta por el Estado cubano, estuve sometida por mi activismo feminista (que es político), por mi profesión de periodista independiente a una presión brutal y mi trabajo en el Instituto Internacinal de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR). Sé que hubo personas que vivieron la represión en peores circunstancias. Pero a mí me tocó la retaguardia por estar maternando sola y no es una posición fácil ni bien valorada en un país que adora a los mártires y que necesita de gente en la calle.

Ya yo había estado con Nina, de ocho meses de nacida, en un interrogatorio y antes cuando tenía 7 meses de embarazo. Había recibido amenazas telefónicas contra nuestra integridad y otras a través de familiares sobre la patria potestad de hija. “Sabemos que tu hija es lo más importante y tienes que cuidar a tu hija”, fueron amenazas veladas que me dijeron represores.

Nuestro último interrogatorio fue el 24 de marzo de 2022. Lo recuerdo porque era mi cumpleaños 46. Fue en casa. Yo dentro con Nina en brazos y ellxs (eran tres, dos hombres y una mujer) fuera, en la acera. Me pidieron que lxs dejara entrar para hablar. Eran cerca de las 12 de la noche. Vinieron a obligarme a no participar de un conversatorio sobre violencia obstétrica, uno de los temas que puse en la agenda pública, con mi columna Martazos de OnCuba a partir de mi experiencia de embarazo y maternidad. Me pidieron disuadiera a las jóvenes universitarias que me habían invitado. Y me advirtieron de que si intentaba salir de casa sería detenida. Me presentaron a mi represor Ariel, el joven con mascarilla que de los 3 nunca abrió la boca. En realidad solo habló el jefe. Ni siquiera ella me respondió cuando le dije que ella debía apoyarme y asistir. A ellos también los invité. Es parte de mi lucha por partos respetados y maternidades y paternidades responsables.

Nina tenía entonces 3 años. Ya no era fácil recrear “La vida es bella”. Cuando me preguntó quiénes eran aquellxs extrañxs en nuestra puerta que me decían que no podía ir, le dije: son policías, hija. Como detectives, suavicé. Ella tomó partido por unxs amigxs a quienes robaron su motocicleta días antes. La policía política le mintió: nosotros encontraremos al ladrón. Yo no le miento a Nina. Así que le dije que ellos no estaban ahí por eso.   

En medio de todo esto, más la precarización de la vida, yo estaba con bastante agotamiento físico y mental. Pensé: me recupero, estoy acompañada por amigxs, puedo caminar con Nina con menos miedo, sin tener que mirar todo el tiempo a mis espaldas, sin temblar cuando suene el timbre de la puerta o sienta la sirena de una patrulla policial.

Durante los 6 meses que estuve fuera ocurrió un recrudecimiento de la represión al activismo político y, especialmente al activismo feminista, y al activismo LGBTIQ+: salidas forzosas, exilios forzosos, compañeros y compañeras que han sido filmados por la policía política en declaraciones que los inculpan por recibir “fondos enemigos” y obligados a salir de Cuba; de pronto empecé a ver ese panorama, la aprobación del Código penal que tanto habíamos protestado, un código penal medieval, no solo mantiene la pena de muerte sino además hay una criminalización que ya estaba pero que ahora blinda más al totalitarismo. Todo lo que yo soy está criminalizado.

En otras profesiones quizá sea más facil separar lo que haces de lo que eres. Pero en el periodismo independiente es difícil. Aunque solo quieras ser periodista, terminas tan criminalizado como un activista político, por obra y gracia del Estado totalitario. En mi caso, si en Cuba se pudiera hablar de alguna libertad, escogí en libertad ser ambas cosas. Y no me escondo. Es ético no esconderse. Ya sabemos que la objetividad es un cuento de camino y es más honesto dar la cara e intentar desde ahí contar una historia con la mayor cantidad de puntos de vista.

Todos, todos los mensajes que llegaron de amigxs, de personas desconocidas… decían: “Marta no vuelvas. Hazlo por Nina”. Me costó mucho trabajo tomar esa decisión. Finalmente decidí que a Cuba le había entregado y le seguiría entregando otras cosas. Pero no podría entregarle a Nina.

Nina ya había padecido los rigores por ser hija. Por ejemplo, yo no había logrado la cirugía que necesitaba en sus piernas, mientras lograba otras más complejas para niñxs desconocidxs. Y empecé a ver un patrón en esa imposibilidad. Ahora puedo garantizar mucho menos mi seguridad que durante un buen tiempo será la suya.

Tampoco quería dejarle a Nina la lección de que viene cualquier tipo y te dice no puedes ir a un conversatorio sobre violencia obstétrica y obedecerlo. De hecho ese día había decidido que si las muchachas hacían el conversatorio, yo iría,  iría con Nina porque no tenía con quién dejarla. Yo sabía que iría detenida. Pero qué le puedo legar a hija si le estoy diciendo que es su cuerpo, que es su territorio, que tiene que defender sus ideas con toda la vehemencia del mundo, sobre todo si piensa que está en lo correcto, que ser valiente no es no tener miedos sino enfrentarlos, no le puedo mostrar otra cosa. Ni todo el miedo del mundo. 

Espero que Nina entienda alguna vez y me perdone. Ella está haciendo un duelo importante también de una Cuba amable que me inventé con mucho esfuerzo y con la ayuda de amigxs. Lxs poco que te dejan los represores y el miedo.

Pregunta 3. DDG: ¿Cómo ha sido criar a Nina por fuera de Cuba? ¿Cómo le has inculcado los valores cubanos?

MMR: Nina lleva un año y pocos meses fuera de Cuba, es una sensación muy rara, porque es una niña muy anclada a su pasado, a sus amigxs. El otro día otro amigo me decía: “no, pero no puede ser que Nina todos los días te hable de Cuba”. Y sí ella todos los días habla de Cuba. Extraña a sus amigos, extraña el mar, extraña a su gente, extraña a su padre, extraña su vida.

Gran parte del agotamiento que tengo ha sido crear un mundo donde parecía que no pasaba nada malo alrededor de nosotras. Esa es su Cuba. Pero también a la vez, es una niña que por haber tenido que convivir conmigo durante todos los años de pandemia, en teletrabajo, oyendo cosas que no le correspondían, por mucho que trates de cuidarla tú no puedes siempre cuadrar las reuniones para horarios como este en los que ella está durmiendo; también escucha cosas y toma iniciativa.

A ella le gusta hacer manualidades, cosas que compartimos y hacemos juntas. Con los tubos del papel higiénico ella hace cosas y se los regala a sus amigos, o los deja en algún parque porque piensa que algún niño lo va a encontrar y poonerse feliz. El otro día me dijo: “ya sé qué vamos a hacer, vamos a acumular unos cuantos y voy a coger una parte para venderlos, una parte de ese dinero lo vamos a utilizar para comprar más materiales y la otra la vamos a mandar para los niños de Cuba”. Creo que la cito literalmente.

Es emocionante ver esta reacción en ella porque es una niña de solo cuatro añosy creo, además, que de cierta manera eso es la devolución de todas esas cosas que escucha, de esa necesidad de ayudar. Es el resumen de todas esas luchas que ha vivido desde que está en mi panza, pero fundamentalmente desde que está afuera de Cuba, no solo es el activismo de acompañamiento con recursos legales o para tratar de encontrar otros recursos, sino también ese de compartir en la precariedad desde nuestros privilegios que tenemos.

Hablamos de Cuba siempre. Mantenemos contacto. Y ella tiene recuerdos de su Cuba. Extraña sus libros, sus juguetes… también. Trajimos poco en la maleta. No solo por las limitaciones de aerolíneas sino porque esto no iba a ser un exilio. Recién llegaron libros cubanos, con historias de niñxs en Cuba. Cuando surge la conversación de cuándo podemos volver, le digo la verdad, que no lo sé, que haré lo posible para que podemos volver, porque yo también tengo muchas ganas, que extraño mucho y que ella será la primera en enterarse de que podemos subirnos a ese avión de vuelta a casa.

Yo no sé cocinar por ejemplo, aprendí a hacerlo cuando Nina empezó a comer, antes comía cosas poco elaboradas por las dinámicas que tenía profesionales, y no soy muy tradicional en la cocina. Así que no puedo hacer lo que muchas familias que conservan las tradiciones culinarias y parte de su cultura llega por la boca, sabores, olores de la cocina. Pero sí están las historias y la música.

En España nos confunden con argentinxs. Nadie nos dice que somos cubanas. Pero ella llega a los lugares y se presenta: “Soy cubana”.

DDG: Que lindo que ella siga esos proceso, seguramente cuando ella crezca va a ser muy fuerte y va a seguir con las dinámicas de activismo que tú llevas.

MMR: Ojalá le toque más fácil de lo que nos ha tocado a nosotras. Un mundo más justo del que nos ha tocado.

Pregunta 4. DDG: Teniendo en cuenta que has tenido una amplia trayectoria de activismo político en Cuba, en especial en relación con la violencia contra las mujeres, los sectores sociales LGBTIQ+, la maternidad deseada, entre otros ¿cuál fue el o los eventos (sucesos) que han motivado tu entrada al activismo y la necesidad de visibilizar estas problemáticas en el país?

MMR: Yo te diría que esto no fue una elección, no fue libre. Cuando era muy pequeña, más o menos de siete años, mi papá que es machista, pero es un hombre que se mantuvo en élites intelectuales, que viajó por todo el mundo y de pronto entendió que las mujeres que lo rodeaban, que eran feministas vivían un poco más de la manera en que él quería que yo viviera, entonces un día me dijo: “yo creo que tú deberías mirar para este lado, para que nunca tengas una bota ni un tacón encima”. Fue la primera vez que oí hablar del feminismo, y la verdad que eso fue lo que me hizo mirar esos referentes, hacia esas mujeres que tenía a mi alrededor y que se parecían más a lo que yo quería hacer que lo que mi mamá, que era una excelente profesional, pero que tenía toda la responsabilidad y toda la carga de cuidados dentro de la familia. Yo quería ser de otra manera y quería que el mundo fuera de otra forma. Aquellas mujeres se parecían más a mí o a esa idea que yo tenía de mí, del Mundo para mí.

Después fue un poco más de casualidad, quizá por esa visión y por querer el mundo de otra manera empezaron a llegar mis amigxs, conocidxs a pedirme recursos, a decirme “¿qué hago? Me está pasando esto. Estoy en problemas”.

Empecé a ver cosas que no me gustaban, cosas que tenían que ver con bullying homofóbico en las escuelas en las que estaba, violencias sexuales y empecé a protestar con los recursos que tenía, que eran muy pocos. Te estoy hablando de finales de los ochenta, inicios de los noventa en los que no hablaba nadie. No se habla como ahora sobre la homosexualidad, que aún estaba patologizada.

Yo ya estaba en la necesidad de buscar recursos porque había cosas a mi alrededor que no me gustaban y me parecían injustas y violentas, por eso quería recursos para poder acompañar a gente que lo necesitaba o que yo sintiera el deber de colaborar.

Sobre todo con el bullying homofóbico ni siquiera había un reconocimiento que se pudiera formar, en aquel momento no había acceso de información, entonces tuve que forjarme un camino en el cual mi familia me ayudó bastante, y todos esos referente, también con la familia que fui construyendo con amigxs, con gente más grande, con expertxs, con psicólogos, con gente que en Cuba estaba peleando por cosas como el cierre de los sanatorios para personas con VIH. Empecé a armarme otro mundo en el Patio de María, donde había información que estaba muy relacionada con la prevención del VIH, pero que de alguna manera estaba transversalizada con derechos humanos; a participar de otros mundos, de otras realidades, a buscar información desde una precariedad importante, porque en Cuba la Internet libre nunca existió (aunque ahora hay un poco más de acceso sigue siendo limitado por cara, mala y ultracontrolada por el gobierno). Empezó siendo una necesidad de responder pero con una respuesta inocente a la que le faltaban recursos. Hoy miro hacia atrá y me asusto, porque prácticamente estaba haciendo esto yo sola sin estructuras, sin otro tipo de espacios, pero en general fue así, de casualidad.

DDG: La cuestión con el internet me parece bastante difícil de tratar, no debe ser fácil el acceso a la información.

MMR: Ahora hay muchos sitios a los que tienes que acceder por VPN, que eso encarece el proceso porque consume más datos, y hace más difícil el acceso a la conexión malísima de por sí. Nos están diciendo que por las tardes es imposible conectarse con VPN y ya no unos cuantos activistas como cuando yo vivía ahí, sino todo el mundo.

Esta es información está bloqueada por una política absurda. Y no está en los medios oficialistas cubanos. Y ahí te estoy hablando en términos positivos, no de denuncias, sino de conceptos para que la gente pueda saber qué es lo que está viviendo y algún recurso para pedir ayuda; que es parte de lo que intentamos hacer.

Pregunta 5. DDG: ¿Cuáles son los retos que te has enfrentado como activista en estos temas especialmente, y qué barreras te ha puesto el gobierno cubano al momento de alzar tu voz? ¿te han realizado algún acto de repudio?

MMR: Lo primero es el acceso a la información, sobre todo por ser más vieja. El acceso a la información era mucho más difícil, el acceso a bibliografía que quizá tampoco tú en Colombia la puedas comprar pero está en las bibliotecas públicas, eso en Cuba no había. Tenemos bibliografía vieja y tocaba pedir a los amigos, es decir, en lugar de pedir medicamentos que necesitábamos, pedíamos libros. Hay un proceso de acceso al conocimiento, de acceso a la información, de maneras de devolver esa información que para mí fue un reto.

La otra es dónde publicar la información, esto lo empiezo a ver cuándo Zuckerberg crea Facebook. Al poco tiempo una amiga me manda un correo electrónico y me dice: “te metes aquí, te llega una notificación y tienes que aceptarla porque nos estamos volviendo locos porque no respondes a los emails, y aquí puedes poner una nota y te vemos todos los amigos, todos vamos a entrar y todos vamos a verte”. De pronto me doy cuenta que me empieza a seguir gente que está desde Cuba. Pues era gente como yo que ingresaba desde centros de trabajo.Vi una oportunidad. Es una época en la que el periodismo independiente no era lo que es ahora, o sea ahora hay cientos de publicaciones en Cuba, la última vez que yo revisé habían como cincuenta, en aquel momento. Además mis temas no estaban dentro de la agenda y fue una época en la que yo ya era lo suficientemente pesada como para no negociar. Una con el tiempo se va radicalizando. Piensa piensa que con quince años uno puede ser más radical pero a medida que vas cumpliendo años te vuelves más radical, y hablo de radicalización mas no de violencia, porque siempre se asocia con la violencia extrema. Estoy hablando de que una ya no quiere negociar en contra de ninguno de sus principios. Hay cosas que una ya no quiere nombrar de otra manera. Yo estaba en ese proceso que iba a mejores o peores (según desde donde se mire) y me fui a estudiar en la fundación de Nuevo Periodismo Gabriel García Márquez en una taller porque había personas que ya habían visto lo que yo ya había visto con cierto retraso desde Cuba. Y ahí es donde empiezo a hacer este activismo desde las redes sociales que me sorprende más todavía porque empecé a encontrarme ya no solo ver los perfiles de la gente que me seguía, si estaba en Cuba o no, también me empiezo a encontrar con gente en la calle, sobre todo jóvenes que me decían que me seguían. Me acuerdo de un muchacho en La Habana Vieja, que no sé quién era, y me dijo que me seguía, me dio las  “gracias”. Yo le dije “muchacho, no me sigas que yo no sé ni pa´ dónde voy”, o una madre que me escribió: “gracias a lo que he leído en tu Facebook, he ganado un hijo y ahora tengo dos, no he perdido uno”.

Ese tipo de cosas que te da una idea de cómo impcatas más allá de tu círculo de amigos y de complacencia. Muchas veces por la naturaleza del activismo cubano y su persecusión no se se restringe a un espacio de complacencia en el que le hablamos a personas que ya saben de lo que estamos hablando o que ya tienen cierta sensibilización y pocas veces nos metemos con la gente que de verdad no ha tenido otro tipo de información o que piensa de una manera totalmente distinta. Nos cuesta mucho también lidiar con esa gente porque no tenemos entrenamiento alguno y es que “el poder se reproduce”. No lo digo yo, lo dice Foucault, Hannah Arendt, y un montón de personas que han estudiado los efectos del totalitarismo y de los poderes totalitarios en los individuxs.

Yo creo que mi principal reto ha estado en entender cómo llegar a esas personas, en entender como tratar de dialogar con esas personas y no enojarme a pesar de la sensación de recibir a veces en ese feedback violencia, de sentirme agredida, al final y al cabo de intentar abrir un canal de diálogo.

Hace unos días, en X (antes mi querido Twitter) vi una publicación que decía algo así “No jodan, no hay feminicidios, eso no existe”. Yo escribía que ese es exactamente el mismo argumento que tiene el gobierno cubano, entendiendo que era una persona opositora política y una mujer: ¿no te da curiosidad? ¿no te parece que coincidir en un argumento con un Estado al que te opones, no te hace sospechar nada? ¿no te hace sospechar que Cuba sea de los únicos países que no tipifiquen el feminicidio de alguna manera en sus legislaciones en Latinoamérica, junto a Haití?

Esto pasó con el Código de las familias, que nos trataron como si fuéramos idiotas, como: “ustedes no saben que esto es un lavado de cara”. Pero, por favor, es que con la cara lavada se ven mejor las muecas. Lo que vamos a hacer es que vamos a garantizarle derechos a personas que no los tenían, que redundará en algún momento en una ciudadanía políticamente activa. La gente no va a salir a las calles a protestar por obra y gracia de que el exilio desde una mesa servida les diga que salgan a inmolarse. La gente va a salir en la medida en que recupere la capacidad cívica que ha perdido, no solo en la medida que pierde el miedo porque este va en incremento, porque las lecciones son brutales. Hay niños presos del 11J que ha tenido que reconocer el mismo poder que dijo que nosotras y sus familias mentíamos. Ha tenido que reconocerlo ante organizaciones internacionales. Hay, además, una situación de subregistro de lo que está pasando con las detenciones arbitrarias y detenciones políticas, casos como los de Brenda Díaz, ¿es la única persona trans y no binaria dentro de las cárceles de Cuba como resultado del 11J? Es imposible que lo sea, tienen que haber más. De hecho yo tuve acceso a dos personas más que estuvieron en las protestas y que estaban siendo procesadas, ninguna de las dos tenía redes de apoyo. Brenda es en ese sentido diferente porque tiene una madre, como deberían ser todas las familias del universo, como nos merecemos tener una familia. Mis respetos para ella porque no es la norma y mucho menos para personas trans y no binarias en Cuba.

Es imposible que solo sea ella, tenemos personas trans encarceladas bajo un artículo fascista, porque el “Estado peligroso” es una herencia del fascismo, del franquismo, de Mussolini, y existió hasta este último código penal pero se ha camuflajeado en el Código penal medieval que nos impusieron. No hay una persona trans, que yo sepa (soy una persona bien informada), que haya sido excarcelada, que haya estado en prisión bajo el “estado peligroso” y que haya sido excarcelada, o que su expediente de peligrosidad haya sido cerrado.

Nos tratan como si fuéramos tontos y como si en realidad no estuviéramos aportando de alguna manera también en que la sociedad cubana despierte de ese letargo cívico, de esa no participación. Yo lo decía la otra vez a alguien que un fenómeno como el de Amelia Calzadilla, una madre que alza su voz por una situación en particular, personal, se convierta en un referente para otras madres, para Cuba, no podría haber existido sin muchas de nosotras, no pudo haber existido sin Las Damas de Blanco, no podría haber existido sin Yoani Sánchez, sin Luz Escobar, sin Maria Matienzo, sin Tania Bruguera, sin otras tantas mujeres que dentro de Cuba incluso alzaron sus voces por décadas. No estoy quitando valor al exilio pero mujeres que dentro de Cuba han alzado sus voces, a pesar de la represión. Todas estas figuras que van surgiendo, hechos que parecen aislados, no lo son pese al tiempo que transcurra entre uno y otro. Como las protestas del 11J no hubieran existido sin el 11M, en el que la comunidad LGBTIQ+ salió a las calles cansadas porque les habían negado un artículo dentro de la Constitución y la posibilidad de expresarse en una conga organizada además por la oficialidad. No hubiera existido tampoco sin el Movimiento San Isidro, o sin las protestas invisibilizadas de los obreros portuarios, o sin el 27N.

Es todo un proceso de recuperación de un activismo político, de entender que este activismo político no se da sin las luchas feministas, sin el “Yo sí te creo” en Cuba, una organización que desde la clandestinidad ha sido hipercriminalizada pero que acompaña a mujeres víctimas de violencia machista; sin “Me too Cuba” que acaba de nacer prácticamente este año, y sin tantas experiencias de acompañamiento a la Red femenina de Cuba, sin las experiencias que se han vivido a partir de Programa Cuba; todo eso empieza a formar algo, a dejar un resultado que, a pesar de ser más lento de lo que quisiéramos, empiezan a cambiar y  ya estamos viendo esos cambios. No tengo manera de saber cuándo es el fin, pero estoy convencida de que está cada vez más cerca y que hemos sido nosotros parte de ese proceso, hemos sido también los protagonistas.

DDG: Sé que tienes un papel muy importante en este ejercicio, reiterando, ¿alguna vez el régimen cubano te ha hecho algún acto de repudio o te han puesto trabas en el ejercicio de tus derechos?

No he tenido actos de repudio pero sí he tenido interrogatorios con la policía política estando embarazada y con Nina de ocho meses, también he tenido detenciones arbitrarias en la casa con vigilancia policial, he tenido amenazas a mi integridad y a la de Nina que no sé de dónde vienen. Las feministas nos enfrentamos al machismo de Estado pero también al machismo generalizado de la sociedad cubana, aquella que no quiere ni siquiera poner este tema a debate. Lo estamos haciendo pero la verdad es que nos atacan de todas partes, desde la misma oposición política, desde el Estado, eso se lo he dicho directamente a la oposición política y es que me tratan exactamente igual que el Estado y eso deja que desear, además de que nosotras nunca hemos estado en el poder. El día en que estemos en el poder podremos ser escrutadas y responsabilizadas de todos los males que hayamos reproducido o producido. En estos momentos no hemos estado en el poder, ni siquiera tengo poder en mi casa ni sobre Nina, ella y yo tenemos una relación horizontal. Así que ni siquiera ahí tengo poder.

Algo bien interesante es que siempre nos mandan hombres para intimidarnos. Es tanta la impunidad que no se dan cuenta que hay una falta de protocolos. En principio nadie debería interrogarme o amenazarme o castigarme, pero si hay reglas que indican que yo debería ser interrogada por una mujer y eso nunca pasa, las personas que te mandan que es lo que en Cuba llaman ciberclarias para atacarte por el Internet, también son hombres. Hay una impunidad del machismo de Estado, lo cual lo he recalcado para que me manden una mujer, sabemos que estos perfiles son manejados por la policía política y al buscar figuras masculinas lo que hacen es hacer esa otra presión. Todo esto está macabramente pensado y no solo me pasa a mí.

Pregunta 6. DDG: Entrando en materia, uno de los fenómenos que se pueden visualizar en Cuba debido a las condiciones dentro de la isla tanto políticamente como en términos de calidad de vida ha sido la masiva emigración de cubanos hacia otros países ¿cómo este fenómeno ha afectado principalmente a las mujeres y personas LGBTIQ+ y por qué las dinámicas bajo las cuales estas poblaciones emigran son diferentes?

MMR: Ahora mismo hay un caso que es noticia en Cuba, de una madre que ha sido abandonada por su hijo en la selva del Darién, esta mujer sale con su hijo de Ecuador siguiendo la ruta para llegar a Estados Unidos. En el video sale que a ella la han abandonado cerca de un campamento de refugiados con la pierna fracturada. Recordaba que hace poco se viralizó en Facebook  que la antropóloga norteamericana Margaret Mead definía como el primer hallazgo civilizatorio haber encontrado un fémur roto y luego reparado.

A esto hemos llegado, a una despersonalización y deshumanización, la precarización nos ha convertido en bestias, y es verdaderamente lamentable; no es una coincidencia que sea una mujer y no es una coincidencia que sea una mujer mayor la abandonada. Hemos visto imágenes de mujeres que han muerto en la selva del Darién y que han sido tiradas ahí, mujeres racializadas o aquellas consideradas socialmente en sobrepeso. Hay una serie de variables que nos ponen en mayor riesgo, especialmente a la hora de emigrar. Las personas que se ven presionadas a salir por otras vías, porque no pueden subirse a un avión, suelen ser las que no tienen privilegios, las más pobres y con menos recursos o redes de apoyo.

Hace un mes recibimos la noticia de una amiga, una mujer trans cubana que había emigrado vía Rusia hace nos cuantos años y que fue víctima de un feminicidio en Atenas. Llevamos años alertando al gobierno cubano de que como consecuencia de la transfobia de Estado hay una vía de escape a Rusia, porque allá no se pide visado, por lo que muchas personas, especialmente mujeres trans, hacen esa ruta y allá se prostituyen en condiciones tremendas. Tengo amigas muertas bajo estas condiciones porque además muchas de ellas viven con VIH y no tienen atención médica ni redes de apoyo. Algunas logran capitalizarse y establecerse en otros lugares, como Anna. Ella se había podido establecer en Atenas, donde había conseguido trabajo en un cabaret y tenía cierto reconocimiento dentro de la comunidad LGBTIQ+ de Atenas, tanto es así que cuando la asesinan, hubo protestas y aunque no habían tantas personas LGBTIQ+ cubanas, sí habían mujeres trans cubanas que estaban entristecidas por la pérdida de su amiga y preocupadas por su propia suerte.

No es un secreto que son situaciones con otras vulnerabilidades porque son personas trans que salen de Cuba sin cambiar su documento, sales con un documento que tiene tu deadname y nada está acorde a tu identidad. Eres otra persona, eso en los lugares fronterizos donde no tienen resueltos estos temas porque también hay una transfobia de Estado, así como también hay machismo y misoginia; esto es otro riesgo y si le sumas que eres una persona afrodescendiente o que llegas a un país en el que se habla otro idioma sin redes de apoyo, sin comunidades fuertes, tienen más inconvenientes.

También tuvimos el caso de una muchacha trans que la familia da la alerta para que la encuentren en Alemania porque está en una situación de riesgo y querían repatriarla, eso fue bastante duro porque actuamos de la manera más rápida posible y la logramos localizar, pero cuando fuimos a ofrecerle asistencia ella estaba bastante lastimada, no creía en el sistema ni en nosotrxs. Tuvimos que parar porque nosotros acompañamos a la familia hasta cierto punto pero no podemos pedir repatriación sin que ella nos dijera que quería hacerlo.

Se debería ver la base de datos que ha hecho El Toque con la migración irregular, y a pesar de ello esto tan solo es la punta del iceberg, lo que se sabe es que las personas desaparecidas quedan en terreno de nadie. No hay protocolos de búsqueda efectivos de esas personas, a pesar de que estas personas, sin importar las condiciones en las que estén, tienen derecho a ser buscadas, y sus familias tienen derecho también a que su familiar desaparecido sea encontrado. No hace mucho España descubrió una red de trata de personas, donde había tráfico de personas cubanas con fines sexuales. La prensa no habla de niñas pero no lo descartamos. Esto coincide con que Cuba publicó el Informe de  trata y tráfico de personas de 2022, que es un subregistro descarado para minimizar el fenómeno, sigue diciendo que tiene muy poca incidencia en Cuba, sin embargo, es imposible que sea de esa manera, además de las formas en cómo se tipifican los delitos, especialmente de a quién se condena y a quién no. Hay una desprotección absoluta en la que la peor parte la llevan mujeres (incluyendo a mujeres trans y personas no binarias), niñes, y en general personas LGBTIQ+.

Pregunta 7. DDG: Frente a ello también quería preguntar alrededor de la situación de las mujeres trans en Cuba, pues se da cuenta que muchas veces las razones por las que emigran es por la labor que realizan, muchas de ellas entran en la prostitución por necesidad y porque encuentran un lugar más seguro en calidad de vida; no obstante, esto también genera una persecución desde el régimen cubano que las obliga a irse del país. ¿Desde tu experiencia en acompañamientos, has visto algún caso en el que las mujeres trans son criminalizadas por sus labores o bajo la ofensa a símbolos patrios y por ello deben salir de Cuba?

MMR: Totalmente, te diría que gran parte de la migración trans que conozco está relacionada con la criminalización. Para explicarte mejor, el “estado peligroso” es un recurso que también usó el fascismo, bajo el cual acusan a estas personas y las llevan al sistema de prisión, esto también fue utilizado en el fascismo no solo para perseguir personas judías sino también personas LGBTIQ+, a gitanxs, y a comunistas; para que te acusen ni siquiera tienes que delinquir.. Cuando un Estado criminaliza ese proceso sin tener pruebas de lo que haces, esto es un comportamiento completamente arbitrario en el que se trata de una medida de saneamiento mediante la cual se busca sacar a esta gente de su espectro; como dijo un jefe de policía en La Habana en el 2001 “en La Habana no hay personas trans”, y en efecto las desapareció, a la mayoría las dejó presas.

A este grupo se le debe muchas cosas y es algo que yo he dicho con Brenda, tienen que pedirles perdón, tienen que repararlxs a todxs, porque además no las quieren reconocer como luchadoras políticas pero han estado en la primera línea de combate contra el Estado cubano y se han enfrentado cuando muchos de nosotros nos estábamos limando las uñas, o teniendo los privilegios de ser personas cishetero, blancas...

Nosotros tenemos compañeras trans que a los ocho años ya han estado fuera de la escuela. Estamos hablando de un país donde hay dos pastores presos por no querer enviar a sus hijos a la escuela, porque es obligatoria la educación hasta la enseñanza secundaria. ¿Cómo entender que hayan compañeras trans que salieron de la escuela tan pequeñas y nadie hizo nada, ni siquiera los informantes de barrio o la Federación de mujeres del barrio, ni el jefe de sector, ni la escuela? Absolutamente nadie se ha interesado por ello. Tenemos personas que desde tan pequeñas han quedado en situación de calle y personas además que con 12 años salen de sus provincias hacia La Habana, una ciudad dura como toda capital de un país. Si es dura para mí en mis privilegios, con todo mi empoderamiento y mis recursos, imagina eso para una niña trans de 12 años sola en medio de una ciudad. Una niña que apenas sabe leer y escribir, ¿a merced de qué queda? ¿Qué le queda? ¿Prostituirse?

Yo no soy abolicionista porque para ello debo primero abolir el Estado y con éste al patriarcado. Tenemos que asumir que son personas que quedaron en una situación de desprotección desde edades tempranas y el único recurso de ganar un sustento que más o menos le permitiera pagarse un cuarto o una cama en una litera para dormir, y algo de comer, que no significa ni siquiera comer dos comidas al día, ha sido la prostitución.

Además hablamos de un asedio por identidad de género, porque a muchas de ellas ni siquiera las cogían en el acto de la prostitución, o muchas de ellas no se prostituían, sino que iban a sus shows de cabaret porque hacían transformismo.

Hoy mismo una organización cubana que se llama Les Apostedes, recordaba una redada que habían hecho en Cuba en una de las fiestas ilegales, en uno de los sitios LGBTIQ+, donde hubo encarcelamientos y fue bastante sonada porque estaba Pedro Almodóvar, Jean-Paul Gaultier y Vivi Andersen que habían decidido ir esa noche. Eso fue lo que le dio visibilidad, pero estas redadas eran muy frecuentes y nadie se enteraba, apenas se denunciaban. Llegaban a estos espacios ilegales, aunque todos sabían dónde eran las fiestas gays, se llevaban a todxs, imponían multas en aquella época de 30 pesos, que era una multa bastante alta.

Este era el panorama que hoy persiste de otras formas pese a los avances en temas de reconocimientos camuflado en el Código Penal reciente: un minority report que significa un acoso constante de las autoridades.

DDG: Hay muchos testimonios que dejan impactade porque la violencia que viven las personas trans no se visibiliza, no hay registros, no se habla al respecto; hay una necesidad de hacer este tipo de espacios porque según el Estado cubano, ellos protegen a las personas LGBTIQ+ y no existe la discriminación, pero ¿dónde queda todo lo demás?

MMR: Por ejemplo en el momento de la pandemia, me preguntaba: ¿dónde está la ayuda para las personas trans? En especial para las mujeres trans que se quedaron sin trabajo, esto significa que quedaron sin un techo y sin comida.

La iniciativa de la sociedad civil criminalizada llegó de la mano de Kiriam Gutiérrez y luego en una acción en la que se une con Mel Herrera.

Las personas trans y no binarias, las mujeres lesbianas y bisexuales, han sido las iniciadoras de la luchas que conocemos, mientras los hombres gay cis marchaban con corbata y sus, digamos, privilegios.

Stonewall revienta porque se hartan, porque una mujer trans racializada Silvia Rivera o la lesbiana Stormé DeLarverie dicen “se acabó”. Hoy lxs historiográfos se disputan quién fue la primera y quizá fueron las dos. Así hay muchas personas que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia del movimiento LGBTIQ+, mientras han sido determinantes.

Los cupos que el Estado cubano abrió -pocos, precarios, medicalizados, malos- para personas LGBTIQ+ son por presiones de mujeres trans, lesbianas y bisexuales que empiezan a organizarse a partir de realidades distintas pero que responden a la homofobia, transfobia y lesbofobia de Estado, a principio de los 2000. Y siento que ellas quedan relegadas en todas las luchas, de todos los derechos.

No se les reconoce lo que han hecho, aunque ya vemos nuevas voces. Vemos a activistas como Mel Herrera, una mujer trans que ha logrado estudiar y posicionarse, escribe y dirige un medio de comunicación; aunque lastimosamente estos medios son contados. Y, los existentes, no crean un espacio se discusión o debate dentro de la Nación sostenido, aunque eso comienza a querer cambiarse lentamente.

Yo creo que es una deuda que tenemos también en Cuba de reconocer qué es lo que han hecho esas personas, teniendo en cuenta que no tenían recursos, que no fueron a universidad alguna y no tenían redes de apoyo por fuera de las que ellas lograron construir con gente tan machacada como ellas, tanto por el Estado como por la sociedad. Debemos nombrarlo bien y construir esta historia, que es una reciente y aún así mal contada.

Pregunta 8. DDG: Dentro de la experiencia que has tenido apoyando a mujeres y personas LGBTIQ+ ¿crees que se pueda resaltar algún tipo de violencia en específico en los procesos migratorios, como la violencia sexual o la violencia vicaria?

MMR: Yo creo que habría que hablar de violencia sexual con grupos que tradicionalmente están en riesgo, yo te hago notar por ejemplo que con la plataforma Yo sí te creo en Cuba y feministas autónomas como yo, hemos hecho una alerta al Estado cubano sobre la migración irregular con el uso de redes de tráfico de personas, e, incluso, sobre el parole humanitario, que es una forma en la que la trata de personas con fines sexuales se puede camuflar. Ahí está la violencia sexual.

La trata y tráfico de personas con fines laborales. En el informe de 2022 recién publicado por el Minrex ni siquiera se menciona y no puedo creer que no haya denuncias. De hecho la ONG Prisoners Defenders tiene una estadística elevadísima de denuncias de violencia sexual en las misiones profesionales cubanas en otros países. Y no podría ser de otra manera. La propia ONG Prisoners Defenders tiene reportes de 1.111 médicos cubanxs en lo que son despojados de sus pasaportes y de hasta el 90% de sus salarios. Esta condición de esclavitud es ideal para la violencia machista y todas sus expresiones.

Otro tema es la violencia vicaria expresada en otras denominaciones de violencias machistas. Con la política de no dejar salir a los niños y niñas si no tienen el consentimiento de lxs dos progenitores, en un contexto en el que hay un aumento de las familias monoparentales, de un abandono de las figuras paternas y sus responsabilidades parentales, muchas veces las madres o quienes cumplen el rol de cuidados emigra sin poder hacerlo con hijxs.

Yo creo que estos puntos son fundamentales en el éxodo masivo que vivimos y a lo largo de todo nuestro éxodo. Pero habría que apuntar a todas: la económica, la psicológica y ejercida por grupos, individuos y los Estados implicados.

 

Pregunta 9. DDG: Ya para finalizar ¿qué piensas de que no exista una ley trans integral en Cuba y qué crees que la ausencia de esta ha provocado?

MMR: Imagínate tú que tengas que demostrar ante una comisión médica que tú eres, quién eres. Es absurdo, ni siquiera estoy poniendo alguna variable, simplemente es llegar a un grupo de médicos y decir que yo soy Marta María Ramírez y demostrarles lo que ellxs quieren ver porque está en un manual viejo. Para que tu comportamiento, que no daña a nadie, sea válido ellos tienen que avalarlo durante dos años, a pesar de que esos mismos médicos han dicho que no debería patologizarse lo que yo soy.

Bueno esto pasa con las personas trans y no binarias en Cuba. Tienen que vivir algo que se llama “experiencia de vida real”, algo monstruoso, durante dos años en las que deben ir a consultas con médicos, que se entiende que son personas con juicios, prejuicios y todo lo que lleva, deciden si tú eres merecedor de esa condición o no, y si esta condición te permite acceder a una cirugía o no te permite, también deciden a cuáles se te permite acceder. Es monstruoso.

Además esto pasa cuando ya eres adulto, pero ¿y las infancias? Si esto no se habla en los medios de comunicación, si esto no está en los programas educativos, si esto además no es de conocimiento de todo el personal médico y no está normado ¿qué pasa con esas infancias?, Al final terminará pasando lo mismo que pasó con mis amigas que lo vivieron hace más de 20 años, que quedarán en situación de calle, expuestas y sin enseñanza primaria, quedarán por fuera de la cadena para acceder a puestos de trabajo.

Cuando lees los libros médicos, ellos dicen que tu empiezas a construir tu identidad a partir de los siete años, sin embargo yo tengo la experiencia de compañeras, amigxs que desde los tres años ya estaban manifestando que su identidad no era la que le había asignado la sociedad. Entonces desde los tres años tienes que batallar con un sistema que te hace mierda porque te está diciendo que tú no eres quién eres. Es la barbarie. Además de que también con el contexto de precarización y crisis humanitaria sin precedentes, en el que el Estado ha abandonado sus responsabilidades, en este caso ha abandonado su deber de atender a las personas trans que no tendrían otra manera de acceder por el propio diseño patologizador de su existencia: no hay consultas, no hay hormonas y hay precarización en el mismo proceso, adicional a ello hay una falta de información completa. En Cuba tu preguntas cuál es la diferencia entre orientación sexual e identidad de género y nadie sabe, y a pesar de que saben más que antes esto sigue siendo insignificante.

La discriminación en las universidades que todavía se ve, las personas que logran combatir eso, con todo lo que eso conlleva porque no es un proceso feliz, logran combatir al sistema y logran posicionarse en un espacio como el universitario, pero al final no lo logran porque no pueden sobrevivir a más barbarie, incluso con el acompañamiento de instituciones estatales como el Cenesex que tampoco todo el mundo sabe que existe y que está en La Habana, no en cada municipio del país.

Yo tengo amigas que vivían en Las Tunas, que es en el oriente de Cuba, y con 12 o 16 años han tenido que movilizarse solas hasta La Habana para recibir esta atención médica, eso sin el apoyo de las familias.

El que haya una legislación implicaría que pudieran acceder a su derecho humano de decidir sobre su cuerpo, que además es una de las cosas que reclamamos las feministas. Por eso no entiendo a las feministas trans excluyentes, dónde las perdimos. Además sería la posibilidad, entendiendo que esta legislación tendría un componente mediático educativo, poder acceder a esos espacios porque las legislaciones no son solo para ahora, ni son solo para castigar y/o proteger ahora, también son legislaciones a futuro para que la sociedad comience a entender y a dar pasos hacia algo que yo visualizo en algo no punitivo pero que nos permita vivir en paz y en verdadero respeto de quiénes somos.

Alemania por ejemplo, ha acabado de aprobar ahora la posibilidad de que las personas puedan cambiar cada año su identidad y su nombre. Yo pienso que hasta esto es una locura, las personas deberían ser capaces de cambiar todos los días; hasta Nina lo sabe, ella tiene cuatro años y le pregunta a mis amigos cómo quieren que les llame, porque ella a pesar de que no entiende bien porque ve el mundo en términos binarios y viene de una familia cis, su mundo se construye alrededor de lo cis y lo binario porque incluso las personas trans a nuestro alrededor tienen una construcción alrededor de esto. Pero, por ejemplo, la otra vez nos encontramos con un amigo que es una persona queer y Nina le preguntó: “¿cómo te puedo llamar?” y él le dijo: ¿cómo me veo?” y ella le dijo: “es que te veo como niña pero tienes voz de niño”, es una niña de cuatro años que sabe que tiene que preguntar algo tan básico, mi amigo le dijo: “llámame como te sientas más cómoda Nina”, entonces hablamos y le expliqué sobre las personas queer, sobre las personas que no quieren estar ni en un lugar ni en otro porque no es necesario, ni para ella ni para nadie. Mi amigo se llama Nonardo y te lo juro que cuando nos fuimos de la única persona que se despidió fue de él y le dijo: “Yo me llamo Nina”, como reafirmándole que ella había entendido que él es Nonardo y punto, se acabó; ese es el futuro.

Yo creo que una legislación en la que puedes cambiar de identidad cada año y que parece muy avanzada también es una locura, uno solo debería ser Marta y punto, o Demian y punto, sin tantas cosas innecesarias a menos de que tú necesites un servicio específico, y uno puede decir: “tengo útero, menstrúo, tengo mamas desarrolladas o no, tengo ovarios...”, todo esto es para otro proceso, es para acceder a un servicio según tu anatomía, pero no para clasificarte todos los días de tu vida y que la sociedad te diga cómo puedes comportante frente a esta clasificación.

Ese tipo de legislaciones creo que no solo serían para las personas trans y no binarias, serían para nosotros, las personas que cumplimos con las “normas” de la cisheteronormatividad, también para hacernos mejores personas. Nuestro mandato es no dejar atrás a nadie, porque sería podernos cuidar, proteger, respetar. Esa ha sido la verdadera diferencia que tenemos con los animales, pero realmente la diferencia está en los cuidados. Nos hará mejores personas garantizar mejores derechos a esas personas, que además no nos quita ninguno a nosotrxs.

Yo tengo un amigo Juani Santos, que fue el primero en abrir el tema de la transexualidad en Cuba al escribir una carta a la Federación de Mujeres Cubanas diciendo: “ustedes han ayudado a todo el mundo, mandan médicos a todas partes del mundo y demás, ¿por qué no me ayudan a mí?”

Juani no sabía lo que le estaba pasando pero si sabía que no era la persona que decía en sus documentos de identidad, y tuvo en cierta medida para la época un apoyo por parte de su familia, no completo pero lo tuvo. Además habría logrado ganarse entre sus compañeros de trabajo un gran respeto. Juani es un gran amigo y una gran persona, a pesar de estar en una situación vulnerable, Juani le hizo una cama a Nina. Es una persona jubilada en Cuba con un montón de problemas de salud que aún así ayudó a mi hija, yo sé que es de los mejores seres humanos que conozco pero eso no te garantiza que no lo discriminen. Y eso me jode.

Juani logró tener respeto en los lugares en los que estuvo, y fue la persona que abrió este tema, también logró que la presidenta de la Federación de mujeres cubanas le dijera a los sexólogos que trabajaban en el grupo, que más adelante se convierte en Cenesex, les dijo que fueran a estudiar esto para ver qué es lo que está pasando; allí se abren aún más las relaciones con la Alemania socialista que ya tenía avances en este sentido.

Yo al final decía que no quiero este mundo para Nina, que va a ser difícil pero no quiero que ella pase por lo mismo, pero Juani me decía: “Es que Nina no va a pasar por esto. Nina no va a tener que cortar sus vestidos para que no se los pongan. No va a tener que cortar su ropa para que no se la pongan, porque tú vas a dejar que Nina se vista como quiera, asuma su identidad como quiera y la vas a acompañar”, lo cual es verdad.

Así terminé de entender que la responsabilidad recae en nosotrxs con nuestra descendencia directa y con lxs que vienen y estas legislaciones no solo sirven para solucionar lo presente sino también para preparar un camino para que seamos tan felices sin darle cuentas a nadie.

DDG: Muchas gracias por este espacio, siento que tiene un gran valor.

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