FORO CUBANO Vol 6, No. 60 – TEMA: REFORMAS Y REVOLUCIONES
El Maleconazo y las reformas de los años 90
Por: Ángela Mariottiz y Demian Danielle García
Septiembre 2023
La revolución de 1959 trajo consigo todo un conjunto de transformaciones que buscaban posicionar los intereses del naciente Gobierno Revolucionario dentro de la agenda pública, algunos de estos primeros cambios fueron: la disolución del Congreso, la creación de la Policía Nacional Revolucionaria, la firma de la Ley Agraria de 1959, la creación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos y demás cambios que materializaban todos los compromisos que durante el proceso revolucionario habían propiciado no solo compromisos con el pueblo, sino también grandes expectativas de mejora. Poco menos de 40 años después se da la primera y una de las más grandes manifestaciones de la sociedad cubana en contra de ese joven gobierno castrista.
El Maleconazo en 1994 mostró, por un lado, la insatisfacción popular con el manejo estatal ante la crisis económica que se agudizó con la caída de la Unión Soviética, todas las expectativas frustradas al ver que efectivamente sí estaba sucediendo un cambio, pero radicalmente distinto al esperado; por otro lado, también resaltó aquellos indicios evidentes de la represión del sistema socialista hacia la población. Este artículo pretende hacer una recopilación del contexto político y social que llevó a este suceso histórico, como uno de los primeros levantamientos de la sociedad cubana en contra del régimen político desde su instauración, así como también mostrar cuáles fueron las medidas gubernamentales que dieron respuesta a las manifestaciones, para entender de qué manera las reformas post-manifestaciones coincidieron o no con el malestar popular.
¿Qué pasaba antes del Maleconazo?
Migración desde Cuba y El Mariel
Como consecuencia de la alta politización e ideologización del conflicto entre Estados Unidos y Cuba, la migración jugó un papel fundamental en la concepción política que se tenía de la Revolución, así mismo fue un factor que se usó, por un lado, por parte de Estados Unidos como una herramienta para desestabilizar el régimen y propagandizar la inviabilidad de su aparato político-económico, y por otro lado, Fidel Castro lo usó para desprestigiar aquellas personas migrantes y mostrar que los que se iban eran “escorias” de la sociedad cubana.
La ola migratoria tuvo tres flujos: 1959-1962, el “Puente aéreo” (1965-1973) y el Mariel (1980); en los primeros años hubo una concentración de cubanos que pertenecían a altos estratos socioeconómicos y estaban en contra del régimen, mientras que en esta última ola la migración se centró en sectores inferiores y marginales de la sociedad cubana que saldrían del país en busca del cumplimiento de aquella situación socioeconómica que enfrentaban buscaban en el sueño americano una mejor calidad de vida, de los cuales no muchos tuvieron suerte. Frente a este fenómeno en Estados Unidos se tomaron medidas para la recepción de cubanos, entre ellas un acuerdo migratorio en 1984 que prometía dar visas temporales a cubanos que habían migrado, así como la ratificación de la Ley de Ajuste Cubano de 1966 que permitía ajustar el status legal de los migrantes, además se crea el programa Éxodo, a cargo de la Fundación Nacional Cubano-Americana entre 1988 y 1993 para el traslado hacia los Estados Unidos de cubanos en terceros países (Rodríguez Chávez, 1997).
La última ola en específico, denominada el Éxodo del Mariel fue a partir del 15 de abril de 1980, día en que se anunciaba que el régimen organizaría un éxodo controlado en el puerto de Mariel hacia Florida, a partir de ello se estima que más de cien mil cubanos salieron de la isla. Si bien fue una oportunidad para que las población cubana que sufría necesidades en la isla saliera a tener mayores oportunidades, también fue una jugada de Fidel Casto para desacreditar a los opositores de la revolución, ya que todas las personas que emprendían su viaje fuera de Cuba por este medio eran criminalizadas y tratadas de “escorias”; fueron fundamentales tres estrategias específicas: 1) actos de repudio hacia los migrantes organizados desde los centros de trabajo, 2) sacar a delincuentes, personas con antecedentes penales y personas recluidas en hospitales mentales, y 3) convocar a aquellos que denotaran actitudes “antisociales” como no tener trabajo o ser homosexual (Hernández, 2020; Hernández-Lorenzo, 2021).
Frente a la primera estrategia, los actos de repudio consistieron en insultos y etiquetas entre ellas homosexuales, apáticos, extranjerizantes, diversionistas, entre otros; y oleadas de personas que lanzaban huevos y tomates a los migrantes, acusaciones hechas desde las mismas familias y vecinos que reconocían sus casas y las pintaban de rojo con mensajes (Hernández-Lorenzo, 2021). Además, en el momento de salir enfrentaron violencias por parte del gobierno como cuenta el testimonio de Juan, uno de los migrantes que ahora está establecido en Nueva York, “Más bayonetas y órdenes precisas, todas gritadas, de no salir. Un poco de comida para mantener la vida, mientras esperábamos que nos llamaran: ‘Tú, aquel y el otro’ para partir” (Hernández, 2020). Si bien Estados Unidos recibió a los cubanos con brazos abiertos, también enfrentaron discriminación y rechazo, fueron criminalizados por ser diferentes, además existía un estigma que venía desde las mismas declaraciones del gobierno cubano, y la palabra “marielito” se usaba para describir de manera despectiva a aquellos que llegaron a Florida.
El periodo especial
En la década de los 90, Cuba estuvo bajo una crisis económica después de la disolución de la Unión Soviética en 1989, lo que generaba hambre e incertidumbre en la población. En agosto de 1990, Fidel Castro anuncia que el país entró en un “periodo especial en tiempos de paz”, como resultado del cese del comercio y relaciones con la URSS, aquello implicó una gran pérdida en términos de ayuda financiera, importaciones y subsidios para las exportaciones cubanas. La isla no solo dependía cultural y políticamente de la Unión Soviética, sino que la crisis y la interdependencia provocada por un 72% en intercambio comercial dejaba una dificultad en varios campos de la economía, especialmente en el suministro de petróleo del cual importaba hasta un 98% (Brooks, 2019).
Aquel déficit se evidencia con la reducción del 34.8% del PIB, la importación de mercancías cayó en un 75.6% y la exportación en un 78.9%, también hubo un aumento del déficit fiscal de 7.3% a 33.5%, debido a que el gobierno mantuvo el mismo nivel de gasto en servicios sociales, a pesar de las pérdidas de las empresas estatales (Perez-Lopez, 2003), de las cuales el 69% no eran rentables (Hernández Morales, 2002). Por otro lado en cuanto a los principales productos agrícolas, hubo una disminución notable en la producción de papel (89%), cemento (72 %), acero (69 %), cerveza (61 %), cereales (61 %), leche (57 %) y pesca (51 %); asimismo la producción de caña de azúcar (agricultura) cayó 43% y de azúcar (industria) un 44% (Perez-Lopez, 2003).
Todo ello conllevó a una serie de apagones en la isla, hubo desempleo, desabastecimiento de medicamentos y largas hambrunas que llevaron a una desnutrición generalizada en la población, así como problemas de salud ligados a esta. La respuesta del gobierno ante la crisis fue una serie de reformas que se reconocieron como “reestructuración económica”, entre las reformas más significativas estuvo la Reforma Constitucional que se hizo en el año 1992 y la aprobación de un nuevo código fiscal en 1994. En estas dos se integró un sistema que motivó la inversión extranjera, liberó un poco la propiedad privada y se crearon nuevos mercados; también en cuanto a lo político-administrativo se le dio relevancia a los gobiernos e instituciones locales vinculándolas a la economía de cada región, lo que permitió seguir manteniendo el poderío del régimen a pesar de disminuir la intervención estatal en la economía. Se incluyó una política de dolarización en la que se legalizó la posesión y uso de moneda extranjera para que los ciudadanos cubanos que tenían familiares en las afueras recibieran remesas en dólares y así reducir el desequilibrio de la balanza de pagos, cuestión que después del Maleconazo se consolidaría en una reforma monetaria. Además, se levantaron ciertas restricciones frente al empleo por cuenta propia y se crearon las cooperativas agrícolas, las cuales eran una fragmentación de las grandes granjas estatales en Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) (Hernández Morales, 2002; Perez-Lopez, 2003)
Frente a la situación se empezó a cuestionar aún más al régimen y su aparato político-económico, aquello junto a un descontento general llevaron al estallido social conocido como Maleconazo.
¿Qué fue el Maleconazo?
El 5 de agosto de 1994 se había registrado el robo de cuatro embarcaciones por parte de cubanos que querían salir del país, no obstante, las autoridades cubanas las interceptaron, por lo que los involucrados que se encontraban en el puerto de La Habana se desplazaron hacia el Malecón. Días antes empezó a rondar un rumor de que la emisora Radio Martí había anunciado que en aquel lugar iba a llegar una serie de botes de Estados Unidos para aquellos que quieran salir de la isla, por lo que ese día hubo una movilización muy grande hacia el Malecón; este rumor terminó siendo falso, el descontento social y la frustración de los cubanos llevaron al estallido social (Evora, 2019; Jara, 2021).
Las personas iniciaron a salir a las calles con cantos y gritos en contra de la revolución: ¡Viva Cuba Libre!, ¡Libertad! y ¡Abajo Fidel!, las revueltas incluyeron acciones en contra de la policía, de establecimientos y saqueos, en especial se tiraron piedras en contra de lugares exclusivos para turistas como el Hotel Deauville, se estiman que 20 mil personas se reunieron en las calles ese día (Evora, 2019).Sin duda fue una situación no planeada que sorprendió tanto al gobierno como a los cubanos, por el deseo común de abandonar el país; además, tuvo una repercusión muy fuerte por el cubrimiento en medios que se dio, de hecho el director de la estación local de televisión Pedro Hernández envió un grupo de reporteros a realizar cubrimiento de las protestas (Torres, 2014).
Como respuesta la policía empezó a reprimir fuertemente los disturbios, incluso llegando a amenazar con armas de fuego a la población, “en las inmediaciones del Parque Maceo fueron vistos camiones militares con remolques que llevaban ametralladoras y agentes de las conocidas Avispas Negras, las tropas especiales de las Fuerzas Armadas” (Evora, 2019, párr. 27), resultando en alrededor de 370 arrestos y 30 heridos (incluyendo 11 policías) (Jara, 2021), de la misma manera hubo 34 personas juzgadas y condenadas en juicios rápidos, sin la oportunidad de defenderse o tener un abogado por cuenta propia, ya que estos eran dispuestos por el régimen (Guay, 1994). La respuesta de la población ante la represión fue de un mayor desconecto, ya que según la versión de uno de los manifestantes “El pueblo ha venido aquí por su propia cuenta, inofensivo, con las manos y con la boca nada más, y los están repeliendo con cabillas la gente del Blas Roca, y la policía está tirando tiros” (Evora, 2019, párr. 34); por lo que se realizó un comunicado en televisión en el que se informó que la policía no usaría armas de fuego, ya que se sabía que una acción por parte de ellos podría resultar en una situación aún más difícil de controlar (Evora, 2019).
Aquel 5 de agosto de 1994, las protestas terminaron con la llegada de la Brigada de respuesta Rápida y la Brigada de Choque, así lo afirmaron Ronaldo Nápoles, Boby Salamanca y Margarita Rojas, periodistas cubanos y testigos de las manifestaciones, en la edición especial de Martí Noticias acerca de ‘La verdad del Maleconazo’. Con el fin de apaciguar a la multitud. Fidel Castro fue al Malecón para hablar y debatir con algunos manifestantes (Díaz, 2023), además realizó un llamado a la confrontación para “derrotar a los apátridas”, y señaló a los Estados Unidos por causar desorden y promover la emigración ilegal a través del embargo. Con la llegada de Fidel Castro al lugar y la represión de la policía, tanto uniformada como de civil, las manifestaciones cesaron, para ese momento se registraron 370 arrestos y 30 heridos, 11 de ellos policías (Buitrago, 2021). Al día siguiente las autoridades organizaron una gran manifestación en apoyo al gobierno, dicho motín resultó en un aproximado de 100 heridos y 3 personas muertas (Guay, 1994).
Imagen 1. Postales de las protestas cubanasPostales de las protestas cubanas, retratadas por el fotógrafo Karel Poort
Fuente: Tomado de La Nación (2021), fotografías retratadas por el fotógrafo holandés Karel Poort
Imagen 2. El Maleconazo, en 1994.
Fuente: Tomado de La Nación (2021), fotografías retratadas por el fotógrafo holandés Karel Poort
Imagen 3. Los miembros del partido Comunista fueron convocados para realizar una contraprotesta.
Fuente: Tomado de La Nación (2021), fotografías retratadas por el fotógrafo holandés Karel Poort
Imagen 4. La llegada de Fidel Castro (centro) a las protestas.
Fuente: Tomado de La Nación (2021), fotografías retratadas por el fotógrafo holandés Karel Poort
¿Cómo fue el periodo Post-Maleconazo?
Luego de esto, el 7 de agosto Castro ordena a las tropas fronterizas no impedir las salidas ilegales de la isla; antes de aquel anuncio cualquiera que fuera capturado tratando de abandonar la isla debía enfrentar años en prisión (Cano, 2019). En consecuencia a todo lo anterior, más de 30.000 cubanos huyeron en balsas, generando lo que se conoció como “La crisis de los balseros cubanos”, una diáspora masiva que hasta entonces había sido recibida con una política de “puertas abiertas” por parte de Estados Unidos, situación que cambió dramáticamente desde el 19 de agosto en el que el Presidente Clinton ordena llevar a cabo una política de intercepción en alta mar, en la que se llevaban a los migrantes cubanos hacia la Base Naval en la bahía de Guantánamo. Tan solo entre agosto y septiembre de 1994 32,362 ciudadanos cubanos fueron interceptados y trasladados a la base en Guantánamo (Del Castillo, 2014).
Tras el Maleconazo, a finales de 1994, las autoridades cubanas adelantaron una Reforma Monetaria encaminada hacia la desdolarización de la economía cubana, de la mano con la introducción paulatina del peso convertible (CUC) lo que daría un mayor control efectivo de la circulación del dinero para el gobierno socialista (García Molina, 2005), también se autorizó la apertura de cuentas de ahorro en dólares estadounidenses por parte de la población con altas tasas de interés a nivel internacional, y se creó la red CADECA (Casa de Cambio) que cambiaba pesos por divisas a tasas cercanas a las del mercado negro, lo que facilitó el envío de remesas y el proceso para recibir la moneda extranjera. Más adelante en 1997 se crearon nuevas instituciones financieras, y se separaron las funciones de la banca central y de los bancos comerciales. En 1998 se constituyó el Comité de Política Monetaria para vigilar la estabilidad de la moneda en el mercado cambiario, lo que durante los próximos 7 años se mantuvo en 20 pesos cubanos por 1 dólar estadounidense.
Además de la Reforma Monetaria se aplicó lo que para algunos especialistas podría denominarse como la “quinta estrategia de desarrollo económico” (García Reyes & Garza Elizondo, 1997) pues consistía en impulsar la apertura comercial, promover inversiones extranjeras, intentar que ingresaran divisas y todo ello por medio de la promoción de áreas que traen recursos externos como el turismo, exportación y productos biotecnológicos. En 1996 la economía creció 7.8% lo que significó resultados positivos y un aparente triunfo para el gobierno castrista, mientras que bajo cuerda la situación social de los cubanos desde 1993 consistía en sobrevivir al hambre, la corrupción, la delincuencia y la prostitución ya que las ventajas de la economía abierta y las inversiones extranjeras eran destinadas a los sectores con mayor rentabilidad: turismo. El empobrecimiento de la población cubana se agudizó tras la disminución de la inversión social en áreas como salud o educación, la aparición de un nuevo régimen tributario fiscal, la concentración de riqueza en pocas manos de los miembros de la burocracia estatal y el congelamiento de salarios.
A principios de 1996 la Unión Europea suspende los acuerdos económicos con la isla, e inicia la entrada en vigor de la Ley Helms-Burton una agravación del embargo económico, lo que provocó un contexto de incertidumbre para los inversionistas extranjeros que habían generado avances relativos. Todas las modificaciones del gobierno cubano se dieron en dos etapas: la primera buscó cambiar de un modelo netamente centralizado y se unió ligeramente a las tendencias de economía abierta buscando inversión, y en una segunda etapa, se procuró la incorporación el país en el Banco Mundial y el FMI. Dicho intento de apertura se complicó por varios aspectos, entre ellos: la especialización de la isla en exportación de productos primarios, alta dependencia de combustibles, aislamiento de la isla, estructura altamente centralizada con pocas conexiones con empresas extranjeras. En paralelo con los cambios monetarios, también se realizaron modificaciones a la Constitución, en la que se pretendía aumentar los mecanismos de participación democrática. Sin embargo, durante las elecciones de 1993 y 1995 la ampliación democrática quedó solo en el papel, y se mantuvieron los mecanismos antiguos -no democráticos-.
Conclusiones:
Las reformas implementadas en Cuba tras las manifestaciones reflejaron una situación marcada por un descontento arraigado en la población cubana. La migración desde Cuba, en especial durante los eventos como el éxodo del Mariel, fue una manifestación tangible del malestar que prevalecía. La alta politización del conflicto con Estados Unidos y la ideologización de la Revolución cubana jugaron un papel fundamental en cómo la migración se percibía en el contexto político de la isla. Por un lado, el gobierno de Estados Unidos utilizó la migración como una herramienta para desestabilizar el régimen cubano, mientras que Fidel Castro la empleó para estigmatizar a quienes se iban, presentándolos como "cobardes y débiles". Esta situación exacerbó el malestar popular, ya que aquellos que buscaban mejorar sus condiciones de vida se encontraron con actos de repudio, persecuciones y estigmatización, lo que alimentó aún más la insatisfacción y el descontento en la sociedad cubana.
En cuanto a la crisis económica de la década de los 90, conocida como el "periodo especial," impulsó una serie de reformas económicas que, aunque introdujeron ciertos cambios, no solucionaron los problemas económicos que afectaban a la población. Por el contrario, la reducción drástica del PIB, la disminución de la importación y exportación de mercancías, así como la falta de inversión en sectores vitales como la salud y la educación, llevaron a situaciones de hambre, desempleo y desabastecimiento generalizado. De hecho, las reformas económicas que se implementaron ignoraban las demandas populares y dejaron a la luz una concentración de riqueza en manos de la burocracia estatal, lo que empeoró el descontento popular y a la creciente desigualdad económica. Además, la falta de democratización política y el mantenimiento de un control autoritario por parte del gobierno cubano a pesar de las promesas de participación democrática generaron un clima de insatisfacción constante en la sociedad, situación que hasta hoy en día se mantiene y que ha fijado un precedente para las protestas del 11J.
En ese sentido, todas estas reformas muy lejanas a dar alguna solución a las peticiones de los cubanos hicieron más fuertes los deseos de irse de la isla, y en consecuencia, la migración se convirtió en una vía de escape para aquellos que buscaban mejores oportunidades y condiciones de vida, aún si eso implicaba un alto costo social al ser señalados como opositores por huir del país. Por su parte, las reformas económicas, como la introducción del peso convertible (CUC) y la apertura al empleo por cuenta propia, se llevaron a cabo como “respuesta” a esta crisis, pero no lograron resolver completamente los problemas económicos de la población, más que todo porque iban encaminadas tan solo a un sector, que además era controlado por el mismo Estado, y que no generaba oportunidades para los ciudadanos sino una focalización de la inversión estatal que omitía la inversión social en otras áreas fundamentales, especialmente en contextos de crisis, lo que tan solo trajo más desigualdad económica. Básicamente las reformas intentaron abrir la economía cubana a la inversión extranjera y promover áreas como el turismo, pero no se tradujeron en una democratización política.
En resumen, las reformas económicas implementadas por el gobierno cubano no lograron dar respuesta a los reclamos de los ciudadanos, ya que los problemas económicos y políticos persistieron en gran medida, coexistiendo con un control autoritario que seguía rigiendo en la isla. Por lo que es posible establecer que las reformas y el Maleconazo representaron enfoques radicalmente opuestos en respuesta a la crisis. Por un lado, las reformas se concebían como una vía para salir de la crisis económica, con un énfasis en la revitalización económica -y estatal- a cualquier costo. Por otro lado, el Maleconazo surgió como una expresión de descontento que buscaba, ante todo, sobrevivir a la crisis sin sacrificar la dignidad humana.
En este proceso de lucha por la supervivencia, las políticas migratorias de Estados Unidos desempeñaron un papel trascendental al presentarse como una alternativa viable para los cubanos que ansiaban una vida mejor. Sin embargo, en el momento en que la política migratoria de Estados Unidos cambió, pasando de una postura de "puertas abiertas" a una política de intercepción en alta mar, dichos cambios tuvieron un profundo impacto en la población que buscaba huir de la crisis en Cuba, añadiendo una nueva capa de complejidad a un panorama ya de por sí tormentoso.
Referencias:
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Cano, T. P. (2019). Testimonios gráficos de la crisis migratoria de 1994: Narrativas de los cubanos detenidos en la Base Naval de Guantánamo. Foro Cubano-Divulgación, 2(15), Article 15. https://revistas.usergioarboleda.edu.co/index.php/fc_divul/article/view/1955
Del Castillo, S. (2014, septiembre 4). Una visión de la crisis de los balseros en el XX aniversario. Recordando la crisis de los balseros y sus consecuencias, 20 años después, Florida. https://cri.fiu.edu/research/commissioned-reports/crisis-de-los-balseros.pdf
Díaz, I. S. (2023, agosto 5). Los 10 datos más importantes sobre el Maleconazo. Hypermedia Magazine. https://hypermediamagazine.com/actualidad-noticias-prensa-sucesos-cuba/cuba-noticias-analisis-actualidad/los-10-datos-mas-importantes-sobre-el-maleconazo/
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