FORO CUBANO Vol 6, No. 58 – TEMA: ENVEJECIMIENTO, BRECHA DIGITAL Y CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS MAYORES EN CUBA
El otoño de una utopía: paradojas de la integración racial en Cuba y su impacto en la calidad de vida del adulto mayor afrodescendiente
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Por: Fidel Gómez Güell
Julio 2023
Durante décadas, la propaganda revolucionaria cubana mediante sus diferentes medios de persuasión de la opinión pública ha construido una narrativa de inclusión e integración racial en Cuba, con el objetivo de representar a la Revolución como un fenómeno inclusivo y plural. Esta idea, sin embargo, ha sido sistemáticamente desmentida por la realidad social y política cubana, especialmente desde la década de los 90 y más acusadamente en los últimos años.
Desde los contenidos impartidos en el sistema educativo estatal, pasando por los relatos culturales, el discurso político y la propaganda gráfica en espacios públicos, la narrativa de la integración racial ha representado al sujeto afrodescendiente plenamente integrado a la sociedad colectivista y realizado como individuo autónomo, que ha sido vindicado por los valores sociales de la revolución. (Ver anexos 1, 2 y 3)
Sin embargo, la realidad de las poblaciones negras y mulatas en la Cuba contemporánea desmiente esta narrativa. Aunque escasean los estudios específicos sobre la situación social de estas comunidades en la actualidad, la observación etnográfica permite contrastar la situación actual con estas narrativas hegemónicas. Para poner en contexto histórico la problemática persistente del fracaso de la integración racial en Cuba, podemos referenciar a Laó-Montes y Pons (2021) cuando describían como la política social de la revolución desde los sesenta había optado por ideologizar el proceso de integración racial en el país, imprimiéndole connotaciones de lucha contra el capitalismo, el imperialismo y las sociedades de clases.
“A partir de septiembre de 1960, es notable que el discurso político se concentra en críticas a la sociedad racista estadounidense e incorpora el componente racial indígena para referirse a la descolonización en los países de América Latina, además de lo africano, para reivindicar las luchas anticolonialistas en África. Se avanza hacia la idea de que eliminar la desigualdad de clases, así como luchar contra el capitalismo y el imperialismo, es la única forma de eliminar el racismo. No obstante, continúa una intensa discusión dentro del campo intelectual, discursivo y cultural, que sin dudas impacta en la praxis política e ideológica, con sus consecuentes avances, tensiones y desafíos”.
Con estas ideas de fondo, emprendió el proceso político cubano, desde sus días iniciales, una campaña comunicacional e institucional para lograr la integración racial en Cuba, únicamente concebible (según el poder político) bajo las banderas del socialismo, el marxismo y la revolución. Como era de esperar, con el tiempo, fue siendo menos importante lograr los objetivos sociales de esta campaña y más urgente exponer resultados a la opinión pública nacional y extranjera que demostraran el triunfo de las ideas integradoras, logradas gracias a los presupuestos ideológicos del sistema totalitario. El problema del negro se convirtió también, (como todo lo demás) en un problema político-ideológico.
Más de sesenta años después, lo que se puede observar en las comunidades donde se asientan las mayorías afrodescendientes en Cuba, es un panorama desolador (Ver anexo 4). Altos índices de consumo de drogas, alcohol y tabaco. Marginalidad, violencia social y doméstica, una cantidad considerable de adultos mayores de raza negra en estado de vulnerabilidad y reportes habituales de brutalidad y violencia policial. En un trabajo de García (2023) el autor nos relata, mediante el testimonio de un sujeto afrodescendiente, una anécdota que corrobora lo que se plantea desde el título de dicho trabajo “La mala suerte del negro en Cuba”:
“Luego que termina la timba y los cueros dejan de sonar, comienza lo bueno. Trifulcas con armas blancas, sexo en cualquier recodo y orinarse en la calle, ebrios y sabrosos, después del festín. La acción policial es bienvenida. Lo reprobable es el método. Su modus operandi es abiertamente racista. Sentados en el furgón, una decena de negros, algunos esposados, esperan ser conducidos a la unidad policial.
“Siempre es lo mismo. Los negros somos el tiro al blanco. Aunque llevemos el carnet de identidad y no tengamos un expediente delictivo, cargan con nosotros. En la unidad nos meten en un calabozo apestoso y nos sueltan en la mañana. No sé qué pretenden con esas redadas. Tal parece que los delincuentes en Cuba sólo son los negros o mestizos”, señaló disgustado Moisés, estudiante de preuniversitario que en diversas ocasiones ha sufrido detenciones exprés.
Aunque la prensa oficial no publica estadísticas, Reinerio, guardia en la prisión de máxima seguridad Combinado del Este, en las afueras de La Habana, dice que “el 70 u 80% de los presos comunes son negros o mulatos”.
Resulta paradójico que en la ENCUESTA NACIONAL DE ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN ENEP-2017 no aparecen datos específicos sobre las poblaciones afrodescendientes envejecidas en el país, siendo esta una de las más afectadas por la actual crisis estructural que experimenta la sociedad cubana. La ausencia de datos públicos desagregados sobre estas poblaciones es un enigma que no tiene hasta el momento una respuesta institucional de parte del poder. Se sabe, sin embargo, que los negros y mulatos cubanos, son los que desempeñan las labores menos remuneradas y más físicas, constituyen el porciento mayor de la población penal y son objetos de estigmas y marginación social de diverso tipo al día de hoy.
Es imprescindible saber cómo influyen estos estigmas y prejuicios en contra del sujeto afrodescendiente, en la calidad de los cuidados y la atención a las poblaciones envejecidas en Cuba. Como es conocido, la investigación social independiente en el contexto totalitario cubano es una tarea arriesgada y en extremo difícil. Le corresponde a la academia institucionalizada generar datos suficientes, creíbles y contrastables sobre esta situación y al poder político levantar el embargo de información científica que tiene sobre la sociedad cubana, la cual debe ser libre y sistemáticamente examinada por investigadores e instituciones académicas de la sociedad civil independiente del oficialismo.
Los derechos y condiciones de vida de los adultos mayores en la sociedad cubana contemporánea no pueden ser estudiados tomando únicamente en cuenta las características sociodemográficas de este grupo poblacional como un conjunto homogéneo, pues existen variables transversales tales como raza, género, residencia en áreas urbanas y rurales y otras similares, las cuales deben ser exploradas de manera independiente por sus complejidades internas, elemento que no siempre es reconocido por la academia oficialista.
Existen notables diferencias entre una Casa de Abuelos, un comedor social del Sistema de Ayuda a la Familia (SAF) o un proyecto comunitario destinado a asistir a los adultos mayores en una comunidad predominantemente blanca, donde hay un mayor ingreso per cápita y mejor seguridad comunitaria, con respecto a instituciones o proyectos similares localizados en comunidades marginalizadas, donde la mayoría de la población es afrodescendiente, predominan las familias de bajos ingresos y se observan altos índices de pobreza y marginación social.
Por tanto, proponemos que se tomen en cuenta estas variables sociodemográficas a la hora de realizar estudios generales sobre poblaciones envejecidas en el país y se ofrezcan resultados desagregados, lo más actualizados posible, sobre las realidades de las comunidades afrodescendientes, especialmente de la porción envejecida del censo.
A partir de los datos obtenidos, es imperativo crear nuevas estrategias de integración racial tomando en cuenta las dinámicas sociales objetivas que ocurren hacia dentro de las comunidades afrodescendientes, sin paternalismos que dañen la dignidad del individuo, pero brindando oportunidades concretas de mejoramiento de la calidad de vida.
Proponemos un enfoque equilibrado entre la responsabilidad individual y familiar y la asistencia social, donde se prioricen aquellos casos de abandono o deterioro de las condiciones materiales de vida del adulto mayor, sin descuidar la esfera afectiva-emocional, lo cual ha sido un problema recurrente en los estudios realizados en los últimos años, en las diferentes poblaciones vulnerables de adultos mayores.
Por último, proponemos que se levante el embargo de información científica y conocimiento sobre nuestra realidad nacional que de manera forzada impone el poder político en Cuba, embargo que a nuestro juicio constituye uno de los primeros obstáculos para abordar concienzudamente las realidades del fracaso de la integración racial en Cuba y su impacto en la calidad de vida del adulto mayor.
Anexos:
1 Representación gráfica en el sistema educativo del sujeto afrodescendiente integrado a la sociedad. Ministerio de Educación. (2010) “¡A Leer! Primer grado”. Disponible en: https://www.mined.gob.cu/wp-content/teleclases/listos/+libros/01_primaria/1ro/1ro_a_leer.pdf
2 Fotograma de la emblemática serie cubana: En silencio ha tenido que ser
Arte Cubano. (2021) Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=k3V16v6xBKw&list=PLqww8_lt8lpk8LI_fGMGoytKHLHkOKhNy
3 Propaganda gráfica en espacios públicos. (Foto del archivo personal del autor)
4 Propaganda gráfica en espacios públicos. (Foto del archivo personal del autor)