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FORO CUBANO Vol 5, No. 45 – TEMA: INSEGURIDAD ALIMENTARIA EN CUBA –

El resultado de las políticas agrícolas colectivistas: inseguridad alimentaria y abandono del campesino

Por: Fidel Gómez Güell [1]

Junio 2022

Vistas

Comenzando el segundo semestre del año 2022, en Cuba se acentúan los problemas de desabastecimiento y la merma de la calidad de los productos alimenticios por causa de las inclemencias del verano cálido y húmedo del país (Rodríguez, 2021), agravado por los constantes cortes de electricidad que afectan directamente la capacidad de refrigeración de almacenes, comercios minoristas y hogares.

 

A pesar de algunos intentos del gobierno de reactivar el aparato productivo agrario nacional, el fracaso de las políticas agrícolas (Diario de Cuba, 2021a) se hace patente todos los días en los mercados agropecuarios mixtos y los estatales, donde la escasez de productos es una enfermedad crónica a la que los consumidores, resignados, se han tenido que acostumbrar. La cadena logística que se extiende desde el campo a la ciudad ha sufrido graves distorsiones (Diario de Cuba, 2021b), producto del déficit de combustible y la falta de partes y piezas para el parque automotor, sumado a la imposibilidad de particulares y cooperativistas de importar vehículos desde el exterior.

 

El embargo económico de los Estados Unidos a Cuba, sigue siendo la coartada preferida de la narrativa oficialista para justificar esta situación, sin embargo, el estado no ha cesado de importar autos de alquiler para el turismo (Moreno, 2021). Producto de estas distorsiones en la logística y la ineptitud de las autoridades gubernamentales, no pocas toneladas de comida se han desperdiciado, al pie del surco (Diario de Cuba, 2021b), interrumpiendo el ciclo de aprovisionamiento y afectando directamente a campesinos, distribuidores y consumidores.

 

En una reciente visita realizada a la zona productiva agroindustrial de Covadonga, en el municipio cienfueguero de Aguada, tuvimos la oportunidad de recoger opiniones de campesinos particulares y cooperativistas, con quienes dialogamos sobre el estado general de la agricultura en la zona, los déficits y la escasez de insumos para trabajar.

 

Julio, pequeño agricultor, que siembra arroz, maíz, frijoles y algunos tipos de frutas, nos comentaba: “El problema es que no hay líquido [pesticida] no hay abono, el saco de urea está a mil pesos y nadie hace nada por nosotros. Los jefes hablan y hablan, pero nada se resuelve, al guajiro [1] lo han olvidado, pero le siguen exigiendo como si tuviera todas las condiciones para trabajar”.

 

Andrés, que vive a un kilómetro de la finca de Julio, en los márgenes del poblado, asegura con resignación que mientras no se cambien sustancialmente las políticas agropecuarias y se ofrezcan oportunidades para exportar productos e importar insumos y equipos, nada va a cambiar: “Yo no tengo dinero para pagarle 2000 pesos al día a un trabajador para que me ayude a guataquear el maíz, porque el mejor abono que hay es la guataca y cuando no hay otra opción hay que guataquear, aquí el alquiler de un tractor sale demasiado caro y la posibilidad de importar uno es prácticamente nula, he pensado en vender la finca e irme a la ciudad, pero vender también es un problema, el futuro no se ve bueno”.

 

A Diego lo que más le ha afectado son los precios de la electricidad que el gobierno unilateralmente fijó de un día para otro y ahora tiene una deuda que no puede pagar: “Debo a la empresa eléctrica casi 100 000 pesos, las bombas que tenemos para regar el arroz son viejas y son altas consumidoras de electricidad, hay que tener el sembrado iluminado en la noche para evitar los robos y hay otros gastos eléctricos que se suman, con esa tarifa que se puso sin contar con nadie, es impagable.” A pesar de que el gobierno rediseñó -luego de muchas denuncias- las tarifas eléctricas, hay deudas como la de Diego que han quedado pendiente y aún no se sabe de qué forma se van a solucionar.

 

Los campesinos locales con los que tuvimos la oportunidad de dialogar padecen los mismos problemas: escasez de insumos, insuficiencia de recursos económicos para la subcontratación, falta de maquinaria, iluminación, abonos, buenas semillas, plaguicidas, agua, exceso de la factura eléctrica, regulaciones excesivas y, sobre todo, la desidia total por parte de las autoridades agrarias del municipio y la provincia.

 

Constatamos visualmente que algunas parcelas de tierra en la zona se encuentran improductivas ante el abandono de los campesinos por falta de recursos para trabajar. A solo unos 50 kilómetros al este, en la ciudad cabecera de la provincia, se sienten los efectos de esta situación que no parece tener solución a corto ni medio plazo dentro del esquema de administración fijado por el centralismo colectivista en Cuba. No existen los incentivos suficientes para producir, la escasez de recursos es crónica y el margen de acción del campesinado para superar esa situación es muy estrecho. Las políticas nacionales parecen estar diseñadas para penalizar la producción agrícola y la creación de riqueza por parte del campesinado.

 

Ante el fracaso innegable del cooperativismo estatal, se sabe que la iniciativa privada resulta la única alternativa viable para sacar al campo de la inercia productiva en la que se encuentra desde hace muchos años, pero no se observan pasos concretos en esa dirección de parte de la administración política de la “continuidad y la resistencia”. La retórica de la casta dirigente, por un lado “insta” a la sustitución de importaciones y la producción para alcanzar la autosuficiencia alimentaria, y por otro, bloquea todo intento de resurgimiento de la empresa agrícola privada y mantiene al campesino bajo un yugo de regulaciones y prohibiciones que le hacen muy difícil su labor productiva (Diario de Cuba, 2022).

 

Por estas razones, actualmente en la ciudad de Cienfuegos un aguacate cuesta 60 pesos, una ristra de cebolla 2000 pesos, una piña de 50 a 80 pesos, la libra de plátano fruta, 30 pesos y un solo tomate entre 15 y veinte pesos. Teniendo en cuenta que el salario medio del país ronda los 3800 pesos cubanos, se puede entender porque es prácticamente imposible para el ciudadano medio mantener una dieta balanceada y saludable. La situación ha afectado especialmente a los más vulnerables, a aquellos que la revolución juró proteger, a los humildes y desposeídos. Adultos mayores, enfermos crónicos, madres solas, embarazadas, pensionados y personas de bajos ingresos, padecen más que nadie los rigores de la crisis provocada por las malas políticas agrarias del Partido Comunista y sus instituciones subsidiarias.

 

Aunque el oficialismo oculta los datos sobre cómo está afectando la escasez de alimentos a la nutrición de las personas en términos generales, como suele hacer en estos casos -recordemos la epidemia de la neuritis óptica en los 90-, podemos deducir que la escasez de proteínas y de productos agrícolas, indispensables para una nutrición integral, tendrá consecuencias muy negativas en el mediano y largo plazo. Dentro de los productos más demandados por las personas vulnerables están los lácteos y sus derivados. En estos momentos el “porrón” de 5 litros de leche cuesta entre 300 y 400 pesos, la libra de queso blanco criollo de 250 a 300 pesos, según el lugar, y la mantequilla, por ejemplo, solo se puede comprar en las tiendas en moneda libremente convertible, (MLC) a las que una ínfima minoría tiene acceso regular. Otro producto fundamental para la dieta del ciudadano cubano, que está estrechamente ligado a las políticas agropecuarias es el huevo, en estos momentos un cartón de 30 unidades cuesta 450 o 500 pesos cuando lo hay, solo lo venden los particulares en los grupos informales de la plataforma digital Revolico, muy esporádicamente.

 

En el ambiente de represión, resignación y miedo que existe entre la población, la inseguridad económica juega el doble papel de ser un elemento de presión para las autoridades estatales (que temen un nuevo estallido popular como el del pasado 11J) y un mecanismo de control de la población, que se sabe dependiente del Estado para poder acceder a los alimentos más indispensables y se encuentra a merced de las decisiones de la élite dirigente, que no da señales de apertura por ningún lado y mantiene su narrativa triunfalista de “resistencia y heroísmo” frente a los “ataques” de los Estados Unidos, país que desde hace varios años es uno de los principales socios comerciales de Cuba.

 

Por lo pronto, no se vislumbra la luz al final del túnel, mientras los rigores del verano insular sumado a los apagones comienzan a hacer estragos en los hogares cubanos. Los jugos naturales, batidos, helados, cocteles y frutas (tan demandados por la población), serán beneficio de unas pocas familias cubanas privilegiadas, que reciben dólares americanos o euros desde el extranjero, o pertenecen a la casta dirigente del partido y el gobierno revolucionarios. Los demás tendrán que lidiar como puedan con las inclemencias de los que Máximo Gómez llamó, sus tres mejores generales: Junio, Julio y Agosto, haciendo alusión a las penurias que estos meses calientes suponían para las tropas españolas en campaña que mantenían el régimen colonial en la Cuba del siglo XIX.

 

Los españoles se marcharon hace unos 120 años aproximadamente y las empresas estadounidenses fueron echadas del país hace más de 60. En las últimas seis décadas el Partido Comunista de Cuba, ha tomado todas las decisiones políticas y económicas de la nación sin oposición ni competencia, pero el vaso de leche del que hablaba Raúl Castro (Diario de las Américas, 2022) y la abundancia que el colectivismo les prometió a los “humildes” de Cuba desde la década de los sesenta, siguen siendo una cuenta pendiente del socialismo.

 

El fracaso del modelo colectivista se hace patente en todas las áreas de la economía, especialmente en la esfera alimentaria. El desabastecimiento, la inflación y la escasez golpean con fuerza a la familia cubana promedio, que depende de la “caridad” del gobierno, las donaciones y las ayudas desde el exterior para acceder a alimentos que hace solo cinco años se encontraban con regularidad en la red de abastecimiento nacional. La involución de la cadena de suministros es una muestra de la decadencia acelerada que vive el régimen, ningún economista serio apuesta ya en Cuba por el sistema socialista para desarrollar el país, después de 63 años intentándolo, es demasiado evidente que el socialismo solo genera igualdad en la pobreza. Sin embargo, la dirección política del país -a los que no les falta el pan ni el casabe-, anquilosada en su trinchera ideológica de guerra fría, arrecia la represión y la censura mediante códigos penales, leyes y regulaciones de corte estalinista y alienta al pueblo a resistir indefinidamente.   

 

Referencias

 

Diario de Cuba. (2021a) “El Gobierno reconoce el fracaso de sus políticas para la agricultura” Diario de Cuba. Disponible en: https://diariodecuba.com/economia/1618446240_30369.html

 

Diario de Cuba. (2021b) “Pese a la escasez, en Cuba se pudren toneladas de alimentos debido a la ineficiencia de Acopio”. Diario de Cuba. Disponible en: https://diariodecuba.com/cuba/1623764883_31930.html#:~:text=Uno%20de%20los%20principales%20responsables,recogidos%20ni%20distribuidos%20a%20tiempo.

 

Diario de Cuba. (2022) “Producir alimentos 'no parece ser una prioridad' en Cuba, dice el economista Pedro Monreal tras denuncias de un campesino” Diario de Cuba. Disponible en: https://diariodecuba.com/economia/1653303183_39682.html

 

Diario de las Américas. (2022) “¿Y el vaso de leche prometido por Raúl Castro?” Disponible en: https://www.diariolasamericas.com/america-latina/y-el-vaso-leche-prometido-raul-castro-n4243650

 

Moreno, G. (2021) “Régimen cubano compra 800 vehículos que solo usarán turistas con dólares”. Panam Post. Disponible en: https://panampost.com/gabriela-moreno/2021/10/15/regimen-cubano-800-vehiculos-turistas/

 

Rodríguez J.E. (2022) “Ventas en pesos cubanos por municipio: otro retorno al fracaso y la escasez”. Diario de Cuba. Disponible en: https://diariodecuba.com/cuba/1654085792_39892.html

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[1] Investigadora, Food Monitor Program

[2] Lenguaje coloquial: Campesino

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