FORO CUBANO Vol 4, No. 34 – TEMA: TRAYECTORIAS PROFESIONALES DE PERIODISTAS INDEPENDIENTES CUBANOS–
El ser humano no puede mantenerse todo el tiempo en la simulación
Por: Waldo Fernández Cuenca, entrevistado por Ted A. Henken
Julio 2021
Vistas
En un suceso descrito como inevitable, Waldo Fernández relata su encuentro con el periodismo independiente. Tras leer literatura prohibida y escuchar la voz de opositores, pudo develar esa Cuba que permanecía oculta a sus ojos y que lo llevó a alejarse del oficialismo
Waldo Fernández Cuenca (Santa Clara, 1985), viene de una familia de microbiólogos. A su madre le gustaba compartir sus opiniones políticas pero su padre lo detestaba, no obstante, la vocación que sentía Fernández por indagar sobre los problemas públicos fue algo innato y por suerte, sus padres le dieron la libertad para desarrollar esta vocación y hacer su propio camino.
Sus padres lo apoyaron cuando ocupó cargos en la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), actualmente lo respaldan en su labor de periodista independiente, frente a ello Fernández explica “A medida que fui creciendo y madurando (…) a medida que leí libros censurados, escuchaba diversas anécdotas de opositores y cubanos exiliados. Mi visión de Cuba cambió para siempre”.
Su primer trabajo después de graduarse de Periodismo en la Universidad de La Habana en 2011, fue en la emisora “Radio Reloj”, su labor diaria consistía en adaptar cables de agencias para dar información cada minuto. Rápidamente, Fernández reconoció que era un trabajo poco creativo y monótono, pero lo cumplía a cabalidad. Aunque no imaginaba en aquel entonces que iba a convertirse en periodista independiente, ya era un crítico del sistema en su pequeño círculo de amistades y sabía de antemano que de allí se iría a trabajar a un medio no-estatal en algún momento.
De esta manera, hacía estrictamente su trabajo sin motivación alguna hasta un día en el que todo cambió. En aquella ocasión publicó en “Diario de Cuba” una entrevista al escritor cubano residente en Nueva York, Vicente Echerri, quien fue en aquel momento un columnista de “El Nuevo Herald”. El hecho de que un periodista de un medio oficial hiciera ello, representó un escándalo en aquella emisora estatal alineada al régimen. Irónicamente, cuando hizo aquello, le faltaba solamente una semana de trabajo en la emisora. Lo expulsaron de inmediato, pero no lamentó el suceso. “Fue lo mejor que me pasó en aquel mes de septiembre de 2012”.
En aquel momento, Fernández aún tenía cierto temor en autorreconocerse como periodista independiente y optó por pedir trabajo en una revista no-estatal menos crítica con el régimen: “Palabra Nueva”, la cual pertenecía a la Iglesia Católica. Aunque desarrolló un vínculo cercano en aquel medio, con el tiempo encontró muy difícil mantenerse en esa línea moderada e indirecta porque lo que realmente deseaba era hacer trabajos más relevantes y críticos con el régimen, con un discurso más directo. De ahí que un buen día decidió terminar su vínculo laboral con “Palabra Nueva” e irse para “Diario de Cuba”, donde permanece hasta el día de hoy.
Fernández se especializa en artículos de corte histórico-periodístico. Ha colaborado con la revista “Espacio Laical” y en 2010 “Palabra Nueva” le reconoció con el “Premio Entrevista”. Además, en 2016 publicó un libro histórico sobre el cierre de la prensa libre en Cuba, el cual lleva por título: “La imposición del silencio. Cómo se clausuró la libertad de prensa en Cuba”[1], publicado por la editorial Hypermedia.
¿Cuál fue tu experiencia de los acontecimientos históricos en Cuba del día 11 de julio – manifestaciones antigubernamentales masivas y represión violenta policial seguidas por detenciones y condenas a los manifestantes – y durante los días y semanas después?
Mi experiencia es la de un pueblo que perdió el miedo y pide libertad, todas las insatisfacciones, anhelos, esperanzas y deseos de poder vivir en un país con más libertad y menos miedo se conjugaron ese 11 de julio en las calles de la Isla. El régimen se vio desbordado y mostró su verdadera cara al disparar a personas desarmadas y encarcelar a más de 500 personas a lo largo de toda Cuba. Para mí fue emocionante sumarme como un cubano más y a los gritos de ¡Libertad!, ¡Patria y Vida!, experimentar una sensación nunca antes sentida. Estuve en esas protestas más como ciudadano que como periodista.
¿Podrías describir tus orígenes familiares y sociales? ¿Qué trabajo o profesión practicaban tus padres y cuán “integrada” fue tu familia en el proceso revolucionario durante tu niñez? ¿Cuán “integrado/a” fuiste tu de joven/adolescente? ¿Cómo fueron tus experiencias educacionales hasta y durante el preuniversitario?
Mis padres fueron profesionales en el mundo de las ciencias biológicas, ambos estudiaron microbiología y se integraron al régimen desde su juventud. En mi casa quien siempre emitió opiniones políticas fue mi madre. Mi padre no le gusta mucho hablar de política, le tiene aversión, pero puedo decir que la vocación por los problemas públicos siempre fue algo innato en mi, mis padres no ejercieron gran influencia, pues siempre me han dado libertad para decidir.
Como todo joven, fui “integrado” y hasta ocupé cargos en la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), en ese momento era muy joven, me dejé llevar y acepté el statu quo, pero a medida que fui creciendo y madurando, a medida que leía libros censurados, escuchaba diversas anécdotas de opositores y cubanos exiliados, mi visión de Cuba cambió para siempre.
¿Cómo y porqué decidiste estudiar periodismo en la universidad? ¿Qué te atraía de la idea de ser periodista en un país como Cuba?
Siempre dije que, sino estudiaba economía, mi otra opción era periodismo y así fue. Al principio la inexperiencia e inocencia de la juventud te motiva a querer hacer trabajos que consideras relevantes o no hacen los demás. A medida que vas conociendo el universo de medios estatales en Cuba y sus dinámicas, en donde la censura es extrema, vas comprendiendo muchísimas cosas que tu inexperiencia no te permite. Me atraía la idea de ser un comunicador y de que con mi palabra o escritura pudiera cambiar el entorno. El mayor regocijo para un periodista es que lo lean.
¿Cuál fue tu primer puesto laboral como periodista en el sector oficial/estatal?
Mi primer trabajo como periodista ya graduado fue en la emisora “Radio Reloj”, lo curioso es que, para ese entonces, aunque no imaginaba convertirme en periodista independiente ya era un crítico del sistema en mi círculo de amistades y conocidos. La experiencia allí fue agridulce, como de antemano sabía que me iría a trabajar a un medio no estatal en algún momento, hacía estrictamente mi trabajo sin motivación alguna, el cual consistía en adaptar cables de agencias al estilo de dar informaciones cada un minuto.
¿Participaste en el fenómeno “blogger” ¿Cual fue el impacto de esta experiencia en ti?
En algún momento siendo estudiante, cree un blog con un amigo. Le pusimos “Luz Verde” y lo creamos en la plataforma Wordpress, aquella experiencia tan corta en el tiempo se apagó rápidamente cuando empezamos a publicar artículos muy críticos contra el régimen. Mi amigo fue sometido a presiones familiares, la conexión a Internet en aquella época era un lujo y lo actualizábamos muy poco, rápidamente tuvimos que abandonar el blog.
Aparte de “Palabra Nueva”, “Espacio Laical” y “Diario de Cuba”, ¿Fuiste periodista en otros medios no-oficiales durante tu trayectoria hacia el periodismo independiente?
No, fueron esos medios básicamente con los que me involucré. Aclarar que con “Espacio Laical” fueron colaboraciones esporádicas. Con “Palabra Nueva” forjé un vínculo más cercano porque colaboraba todos los meses.
¿Porqué escogiste “Palabra Nueva” para tu periodismo independiente inicial y no otro medio?
Esa revista la escogí casi por azar. En mi época de estudiante visitaba mucho la biblioteca de San Juan de Letrán de la orden de los dominicos ubicada en el Vedado. La visitaba constantemente por la comodidad que brindaba para estudiar, allí comencé a leer esa revista, en aquel momento me parecía la mejor opción para desvincularme de un medio estatal.
Pero el tiempo te demuestra que es muy difícil mantenerte en esa línea si deseas hacer trabajos de cierta relevancia y más críticos con el régimen, con un discurso más directo. De ahí que un buen día decidiera terminar mi vínculo laboral con “Palabra Nueva” e irme para “Diario de Cuba”.
En 2011, el escritor cubano Juan Orlando Pérez publicó una reflexión en su blog “Juan sin nada” titulado: “Profesión, periodista. Cubano. Perdón”. Dice que ser periodista en Cuba es la receta perfecta para una vida profesional de una “espesa insatisfacción” y “tremenda frustración”. Al mismo tiempo, describe los dos años que trabajó en “La Tribuna de La Habana” como los más felices de su carrera. ¿Cómo entiendes esta descripción contradictoria de Pérez?
Tal vez hasta la irrupción de Internet, un periodista en Cuba, obligado a trabajar para medios estatales por ser los únicos permitidos legalmente, si podía sentirse frustrado por las grandes limitaciones en su quehacer. En la actualidad ningún periodista podría afirmar eso con el universo tan amplio de medios independientes que existen en Internet y con los cuales puede colaborar.
Ahora los periodistas en Cuba deben enfrentar el temor a la represión que significa dar el salto al periodismo independiente, sin embargo, la posibilidad de serlo está allí con todas las consecuencias que eso lleva. Si un periodista en Cuba se siente frustrado en la actualidad es porque tiene temor de escribir en libertad, hoy como nunca antes existe la posibilidad de ser un poco más libre.
Cuba tiene una historia larga de censura y autocensura de la prensa (incluso antes del triunfo de la Revolución). ¿Profesionalmente has sufrido la censura? ¿Has tenido que ejercerla?
No creo que haya un periodista en Cuba que amando su profesión o deseando hacerla lo mejor posible, no haya sufrido en algún momento la censura, sobre todo en los medios estatales bajo el estricto control del Partido Comunista. La sufrí en mi época de estudiante cuando deseé publicar una entrevista con un académico cubano llamado Aurelio Alonso en “La Jiribilla”, también cuando en el periódico “Juventud Rebelde” quise publicar artículos de corte histórico y una entrevista con un doble agente de la Seguridad del Estado -esta última no fue publicada porque debía ser aprobada por el Ministerio del Interior-.
Recuerdo que, en ese momento le pregunté al aquel entonces subdirector de JR, Ricardo Ronquillo que si el MININT no aprobaba la entrevista ellos no la publicarían: evidentemente me dijo que no. Algunos de esos trabajos luego los pude publicar en “Palabra Nueva”.
¿Tu decisión de salir de los medios oficiales fue una decisión rápida o un proceso de concientización más largo?
Fue un proceso de concientización, mi manera de pensar me fue empujando al periodismo independiente. Aunque me expulsaron del trabajo, yo tenía toda la intención de irme de ese lugar, tal vez, yo solo aceleré un poco más ese proceso que era inevitable.
¿Cuáles fueron los costos y beneficios de esta decisión?
Los costos al principio fueron pocos porque yo no comparto la agenda mediática de los medios afines al gobierno, los beneficios han sido mucho más, escribir con más libertad, un mejor salario y viajes y talleres por varios países del mundo.
Mirando atrás a tu propio desarrollo profesional y orientación política a lo largo de los años ¿Cómo ha ido transformándose este desarrollo y esta orientación? ¿Porqué?
Se ha transformado y mucho, en “Palabra Nueva” no tenía exigencia como periodista por ser una revista de carácter mensual, además no tenía una visión de lo que era el periodismo. Sin embargo, en DDC, al ser un medio muy diferente desde todo punto de vista, siento que he madurado como periodista. Siempre me gustó “olfatear” la noticia, verla a partir de diferente perspectiva en donde otras personas -como no es de su interés- solo ven anécdotas para contar, esto lo he podido poner en práctica en “Diario de Cuba”, gracias a la exigencia de su editora principal Mirta Fernández[2], una gran periodista.
Dices arriba que no hubo un momento particular de ruptura o un despertar (aparte de lo que pasó después de la entrevista que hiciste a Echerri). Sin embargo, ¿Podrías dar algunos detalles sobre este “proceso de concientización” y cambio en tu “manera de pensar” que te fue “empujando al periodismo independiente”?
Cuando miro hacia atrás me doy cuenta de que mi encuentro con el periodismo independiente sería inevitable, pues el ser humano no puede mantenerse todo el tiempo en la simulación. Pensar de una manera y actuar de otra, es una disonancia perjudicial para tu desarrollo emocional: La libertad, aunque puede ser muy costosa, pienso que es gratificante. Después de leer mucha literatura prohibida, escuchar a muchos opositores y ver esa Cuba oculta para mi hasta ese momento, supe que mi encuentro con el periodismo independiente debía ser y fue inevitable.
¿Qué opinas de la prensa oficial? ¿Cómo podrías describírmela? ¿Es monolítica o tiene luces y sombras?
Aunque intenta no ser monolítica, su grisura es pasmosa, y todos los medios de alguna manera repiten las mismas frases hechas sobre determinados temas y figuras. Te la describiría como gris, con un tono propagandístico, con una nula autonomía, opaca y sin creatividad alguna.
¿Qué es lo que diferencia fundamentalmente al periodismo independiente del periodismo oficial? ¿Cómo comparas sus condiciones de trabajo? ¿Cómo comparas sus habilidades de apoyar o facilitar el periodismo?
La principal diferencia con la independiente es que esta última toca un universo de temas vedados para la prensa oficial, muestra una realidad más amplia y variada. En una sola palabra: tiene libertad de creación, porque sin eso todo lo demás muere lentamente.
Tu llevas varios años trabajando con “Diario de Cuba” como periodista independiente. ¿Porqué decidiste colaborar específicamente con DDC y cuáles factores económicos, profesionales y políticos guiaron esta decisión?
A “DDC” llegué, porque era un asiduo lector de la desaparecida revista “Encuentro de la Cultura Cubana”, así, seguí hasta donde pude el surgimiento de “Diario de Cuba”. Empecé a leer este último con asiduidad y decidí que me identificaba con su manera de entender Cuba, de soñarla, allí se reflejaban mis deseos sobre el país. De esta manera, empecé a colaborar con ellos, me recibieron muy bien y por eso continuo allí.
A tu juicio o en tu experiencia como periodista y como lector, ¿Cómo describirías el ecosistema o el espectro de los medios independientes cubanos? ¿Cómo se distinguen entre si y cuales son las características que los unen y cuales son las características que los diferencian o separan uno del otro?
Es un sistema de medios diverso, plural, incluso con publicaciones especializadas y que busca contar Cuba alejada de la propaganda y el triunfalismo de los medios estatales. En dependencia del lugar físico donde se hacen (dentro o fuera de Cuba) la manera de pensar de sus creadores y su esquema de financiamiento radican sus diferencias, hay un universo amplio de medios desde los más críticos con el régimen desde su concepción: “Diario de Cuba”, “Cubanet”, 14ymedio, hasta otros que han ido evolucionando como: “El Toque”, “Periodismo de Barrio” y “El Estornudo”, existen otros más, pero estos me parecen los de mayor relevancia.
¿Cuáles han sido los obstáculos más importantes de ser un periodista independiente estando en Cuba dado que la sede de “DDC” está afuera y el ejercicio de periodismo no-oficial es perseguido?
Son muchos los obstáculos, uno de los mayores es el acceso a las fuentes gubernamentales que no te dan información o las medidas de seguridad que debes tomar para que no incauten tus medios de trabajo -en caso de que estés en un trabajo periodístico riesgoso como una manifestación o algo similar-.
Eres periodista, pero ejercer el periodismo fuera de la oficialidad en Cuba te convierte en una suerte de “disidente” en los ojos del estado aún cuando esta no es tu intención ¿No? Para ti, ¿Cuál es la diferencia clave entre un periodista independiente y un disidente, opositor o activista? ¿Es posible ser ambas cosas al mismo tiempo?
Desde el surgimiento de grupos o personas disidentes al régimen, una de las pocas actividades que estos podían desarrollar era la denuncia de los problemas del país a través del periodismo, pero como tal estas personas no eran periodistas, porque no era su formación profesional.
La diferencia clave es que un periodista no tiene interés o no es su principal interés hacer campaña política o adherirse a determinado proyecto por encima de otros, sino escribir o narrar la realidad que lo rodea.
La mayoría de los periodistas en la actualidad no tienen ambiciones políticas mas allá de desear que en Cuba exista libertad de prensa y democracia. Pero una condición indispensable para ser periodista independiente es no estar de acuerdo con el régimen cubano, en lo que coincidimos totalmente con los disidentes y lo que hace que para los órganos represivos representemos lo mismo que cualquier disidente.
Como dices arriba, el periodismo independiente cubano siempre se ha nutrido del trabajo de periodistas autodidactas o “periodistas ciudadanos”. Para ti, ¿La distinción entre periodistas independientes “profesionales” (con títulos universitarios y experiencia en el sector oficial) y los autodidactas tiene relevancia o importancia?, si es así, ¿En qué sentido?
La relevancia que puede tener, proviene de la calidad del periodismo de uno y otro. Se aprecia mayor calidad en aquellos que tienen una formación a diferencia de los autodidactas, sin embargo, algunos de esos periodistas sin formación descuellan por su talento porque el periodismo es ante todo un oficio donde puedes superarte constantemente si te lo propones, aunque no lo hayas estudiado. La constancia de superación es lo que a veces les falta a los periodistas autodidactas, dado también por las hostiles condiciones en que desarrollan su trabajo.
Durante un tiempo se enfatizó el hecho de que algunos blogs y después medios independientes se hicieron “desde Cuba” mientras otros se hicieron “desde afuera”. ¿Para ti, todavía tiene importancia o significado o relevancia esta distinción dada la realidad cada vez más “trasnacional” del periodismo y de la nación cubana?
No, para mi eso no tiene importancia alguna mas allá de los riesgos que se corren adentro que no existen afuera del país. Es tal vez la mayor diferencia, pero que no demerita en nada el trabajo que realizan los de “afuera” precisamente porque en Cuba es muy difícil realizarlo.
¿Podrías describir algunas de las diferencias logísticas claves en ser periodista con “Palabra Nueva” y “Espacio Laical”, los dos medios con sedes dentro del país (por un lado) y ahora ser periodista con DDC con sede en España (por otro lado)? ¿Cómo es el modelo de periodismo dado que DDC es trasnacional y cuenta con reporteros en la isla?
“Palabra Nueva” y “Espacio Laical” son medios concebidos por la Iglesia Católica en la Isla, cuando colaboré con ellos eran medios mayormente en papel con poca presencia en Internet. Se nutren de colaboraciones fijas o esporádicas, mayormente de temas sociales o culturales que no sean abiertamente críticos con el régimen. Los límites de qué temas se pueden tocar y hasta dónde están muy claros en esos medios.
Estos medios no captan periodistas a diferencia de “Diario de Cuba”. Este último por ser un medio puramente digital y enfocado en mostrar el quehacer de la sociedad civil abiertamente crítica con el régimen, tiene más colaboradores dentro de Cuba. La dinámica de trabajo es más intensa y enriquecedora. Se aprende periodismo a medida que lo vas haciendo con “DDC”.
Como graduado de Periodismo, es probable que tengas amigos y colegas que siguen trabajando en el sector oficial mientras tu y muchos otros han optado por el sector independiente. En tu opinión, ¿Hay algo en particular que distingue los que se quedaron trabajando dentro de la oficialidad de los que se fueron?
Hay muchas diferencias entre unos y otros, los que deciden quedarse en la prensa estatal lo hacen por una mezcla de comodidad, facilismo y no enfrentar dificultades con el régimen. Me atrevería a decir que muy pocos lo hacen porque se identifiquen ideológicamente con ese medio. Pero hay variadas posiciones, como todo en la vida.
De la misma manera, debes tener muchos colegas periodistas independientes quienes se han ido del país mientras tu has optado por seguir practicando el periodismo desde adentro. En tu opinión, ¿Hay algo en particular que distingue los que se han ido de los que se quedaron trabajando dentro del país?
La distinción más relevante a mi modo de ver en el plano profesional tiene que ver con el contacto directo con muchas personas e historias que a uno le llegan y que en el caso de los que optaron por irse del país no pueden contar porque sencillamente no se enteran y han perdido esa vivencia diaria -el padecer en muchas ocasiones los mismos problemas-. Los que se han ido tienen una gran identificación emocional con su tierra, pero no vivencial, no del día a día y eso hace la diferencia con el que vive en la Isla y se dedica al reporterismo. Es ahí donde noto las mayores diferencias.
En todas partes del mundo el modelo de la financiación de los medios está en crisis. En Cuba, además hay un discurso oficial de que los medios y periodistas independientes son realmente “subversivos” y “mercenarios” porque cuentan con financiación alternativa. ¿Podrías hacer una valoración de esta controversia?
Si un tema es reiterativo en la narrativa oficial para intentar desacreditar nuestro trabajo es el tema del financiamiento. Un argumento totalmente absurdo porque ningún proyecto con fines de lucro o no puede sostenerse y mantenerse sin dinero. En Cuba está prohibido por ley la existencia legal de medios privados y también cualquier esquema que los financie, por tanto, es obvio que todo el financiamiento tiene que ser externo.
El régimen no admite otra posibilidad.
Nunca he ocultado que cobro por mi trabajo porque soy un profesional, como cualquier periodista en cualquier país. Cualquier debate en torno a ese tema me parece llover sobre lo mojado.
Existen fondos de entidades extranjeras (o gobiernos o fundaciones u otras entidades) que van dedicados a promover cambios sociales y políticos en Cuba (el llamado “cambio de régimen”), es decir, a promover la democracia, una prensa independiente, apoyar disidentes, etc. ¿Estos fondos y programas son legítimos? ¿Bajo cuales condiciones? ¿Por qué o por qué no?
Considero que son totalmente legítimos y necesarios todos esos programas, incluso considero que a veces son insuficientes, porque la carencia de recursos limita las posibilidades de muchos actores de la sociedad civil en Cuba. Así como muchas organizaciones les interesa promover la protección del medio ambiente o la lucha contra el cáncer, a otras les interesa promover democracia y medios de prensa críticos donde no los hay o son escasos, les interesa empoderar a determinados actores. Nada en este mundo está exento de intereses y todos, si son por vías pacíficas y apegadas al derecho internacional deben ser respetados.
Las Naciones Unidas han reconocido la legitimidad de las ONG a recibir cualquier tipo de financiamiento externo para poder ejecutar sus objetivos. Solo los autoritarismos ven como “injerencia”, “desestabilización” o cualquier otra justificación, a las ayudas externas para aquellos que se enfrentan con la palabra y las ideas de un poder despótico y totalitario hasta la médula como es el caso del régimen cubano.
Como periodista, ¿Cómo aseguras que tu contenido periodístico y los enfoques de tu reportaje sobre Cuba no están influenciados por los intereses de los patrocinadores del medio? -O sea, que la línea editorial del medio sea realmente independiente de los intereses de los que dan el financiamiento, y que la línea editorial del medio no dicte, determine o tenga demasiado influencia sobre tu cobertura como periodista individual-.
Todos los periodistas, aunque los patrocinadores no dicten ni una línea de su política editorial, deben respetar y acogerse a la línea editorial de ese medio de prensa si desean pertenecer a él o colaborar de manera sistemática. La cuestión fundamental es que existan diversidad de medios con diferentes visiones o agendas ideológicas y el periodista o comunicador decide con cual se siente más cómodo. Si ninguno de esos medios o las agendas mediáticas en disputa te satisface entonces el comunicador puede crear su propio medio, hacerse un blog, escribir en redes sociales.
¿Cuáles son tus experiencias de acoso, intimidación o detención e interrogatorio por parte de la seguridad del estado? ¿Has sido arrestado, molestado, amenazado o difamado? ¿Ha sido impedido o “regulado” tu movimiento dentro o fuera del país? ¿Bajo cual justificación legal?
Mis experiencias en ese sentido comenzaron en 2018. Recientemente escribí un trabajo para “Diario de Cuba” que resume un poco esas experiencias. Además de lo que allí dice me encuentro imposibilitado de salir del país desde 2019 hasta la fecha. Con ese artículo creo que respondo esta pregunta, se titula: “Mi único delito: ser periodista independiente en Cuba”.[3]
¿Hasta la fecha, cuál ha sido el impacto del auge del nuevo periodismo independiente digital en Cuba? ¿El periodismo independiente tiene futuro en la Isla? ¿Qué se debe cambiar para que tenga más o mejores posibilidades de existencia y éxito?
Si el periodismo independiente en Cuba no ha tenido un mayor impacto es debido a la precariedad tecnológica de muchos cubanos y el uso casi exclusivo de Internet para poder comunicarse son su familia y amistades. Pero considero que su impacto irá acrecentándose con el tiempo, a medida que vaya sucediendo lo inevitable, la expansión de Internet y su accesibilidad para muchas más personas. Pienso que el periodismo independiente no solo monopolizará el futuro de Cuba, sino que es un presente cada vez más palpable y en auge constante.
Tu libro “La imposición del silencio” narra la clausura de la prensa libre en Cuba entre 1959 y 1962. ¿Qué sabes de la historia del periodismo independiente cubano (desde los finales de los años 80 hasta la Primavera Negra de 2003) antes del actual movimiento digital? ¿Quiénes fueron los pioneros del periodismo independiente en Cuba? ¿Te identificas con esta historia como parte de tu propia historia profesional ahora que eres un periodista independiente también?
La historia del periodismo independiente cubano aún no se cuenta de manera holística. Éste comenzó en la década del 80 de manera muy precaria y casi en soledad por Indamiro Restano, en un ambiente de represión muy distinto al actual donde no existía Internet. La mayoría de los que comenzaron se exiliaron, algunos han fallecido y otros siguen en Cuba publicando en medios independientes. Las nuevas generaciones de periodistas independientes debemos en algún momento trabajar en recoger esa historia, de la que somos continuadores.
Si pudieras recomendarme algún artículo que has publicado que es representativo de tu trabajo periodístico a lo largo de tu carera, ¿cuál sería?
“El periodista espía de Raúl Castro cuenta su historia” en entrevista a José Antonio Torres Fernández.[4]
[1] Para más información visite: https://cubanosporelmundo.com/2016/01/18/hypermedia-publica-la-imposicion-del-silencio-del-periodista-waldo-fernandez-cuenca/
[2] Para conocer más visite: https://diariodecuba.com/cuba/1573480270_5147.html?__cf_chl_jschl_tk__=pmd_9f646562b885e14783ff88346ffbec463af6e83d-1628342240-0-gqNtZGzNAfijcnBszQb6
[3] Para más información visite: https://diariodecuba.com/derechos-humanos/1615629207_29528.html
[4] Visite: https://diariodecuba.com/cuba/1569323585_421.html