Cubana, activista por los Derechos Humanos y el impulso de la democracia en Cuba. Es Licenciada en Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid. Ha fundado y dirigido iniciativas como la Federación Española de Asociaciones Cubanas, además de crear el Observatorio Cubano de Derechos Humanos en Madrid en el año 2009 y la Red Femenina de Cuba. Su participación se ha extendido en consensos como el Espacio Abierto de la Sociedad Civil Cubana y la Mesa de Unidad de Acción Democrática.
Sergio: Bueno, estamos con Elena Larrinaga. Es un verdadero gusto estar acá con una persona que ha significado tanto para el exilio y que ha hecho tanto por aquellos cubanos que se encuentran dentro y fuera de la isla. Elena, bienvenida y muchísimas gracias por haber aceptado está invitación.
Elena: Hola Sergio, muchas gracias por la invitación. Siempre es tan importante para estos casos, de Cuba sobre todo.
Sergio: Perfecto. Bueno Elena, yo quisiera empezar preguntándote por el pasado, para conocer y entender mucho de lo que has hecho a lo largo de tu vida. En ese sentido, quisiera que nos volviéramos a tu niñez, ¿En qué momento saliste de Cuba y cómo fue ese proceso de salida de Cuba y esa relación con tus padres?
Elena: Pues mira Sergio, pertenezco a una familia católica conservadora normal. No sé si soy de derechas o de izquierdas, pero creo que soy una persona centrada en lo que es el respeto humano y la defensa de los derechos de los ciudadanos. Mi primer contacto con la revolución no fue exactamente cuando salí de Cuba, que para mí fue muy triste. La primera vez que me separaba de mis padres yo era una niña. Mami y papi se quedaron ahí, me fui con mis tíos. Fue un corte muy dramático, sobre todo porque en aquel momento nuestros padres no nos explicaron exactamente lo que estaba pasando, quizá no teníamos el entendimiento para saberlo y me fui con mis tíos a Washington. No era una ciudad muy bonita. Fría, separada de tu familia, y poco a poco por aquella casa empezaron a aparecer personas y personas que venían y se quedaban poco tiempo y seguían en un camino. Yo recuerdo todo aquello con una gran tristeza, y mi primer pensamiento fue cuando yo entendí que todas aquellas personas, incluidas nosotras, teníamos que irnos porque había un grupo de personas o un señor o un grupo de gente que no te quería si tu no pensabas lo mismo. No solo no te querían, si no te perseguían, te atacaban. Esa fue mi primera experiencia con el sufrimiento humano y yo pensaba, ¿Por qué tanta gente, tanta gente buena, por la voluntad de unos pocos tiene que pasar por esto?, porque allá había mucho sufrimiento. Hay que pensar que esto fue la década de los sesenta y que las comunicaciones eran muy difíciles. El dejar tu patria, a tu familia significaba una separación por años, como así fue. Era una pérdida del sentido de pertenencia terrible. Y ahora que papi salió un poco más tarde, mi madre también y bueno, hubo que empezar. Ya en aquel momento llegué a pensar que las cosas nunca iban a ser como eran, que nunca podríamos vivir en Cuba. Mi madre era una mujer de Cienfuegos, la típica señora cubana buena gente, sufrió muchísimo. De hecho, mis padres murieron muy jóvenes. Yo no me puedo quejar de lo que he vivido porque en mi casa siempre se mantuvo la alegría, siempre se mantuvo el espíritu de vivir. Esos valores cristianos que uno tiene, como de saber que la vida, como decían las monjas, es un baño de lágrimas y que uno tiene que tener una buena respuesta con lo que te pasa, yo me crie en eso, afortunadamente tuve esa suerte, unido a eso, a no hacer tragedias ni dolores que no se pueden soportar. También adquirí no solamente yo sino todos mis hermanos un concepto que hoy en día está un poco perdido, que es el conflicto del compromiso. Tú si puedes hacer unas cosas debes hacerlas y no debes olvidar tus compromisos y lo que crees que debes hacer. No puedes mirar a otros lados y eso se reforzó mucho cuando mi madre se murió, era una mujer joven y murió hablando de Cuba y hablando de sus amigas y hablando de su familia y de su país, cuando estaba un poco ya… y yo pensé, ¿Es qué quién dijo esto?, ¿Quién lo escribió?, ¿Nos vamos a quedar así, impasibles cuando esa generación se vaya marchando y no vamos a hacer nada?, no puede ser, esto así no puede ser. Tenemos un compromiso adquirido con esto y una responsabilidad, porque el poder vivir afuera que ha sido muy duro, pero que también ha sido muy positivo en el sentido de que nos ha dado muchas herramientas para poder entender lo que pasó, poder luchar contra esto, para poder liberar lo que al final es tu país. Eso es una cosa que se lleva en el corazón. El sentido de un país y un pueblo es como una gran familia, es unión familiar. Yo me eduque en una familia cristiana Sergio como te contaba el otro día. Mi padre era un hombre muy comprensivo, era muy democrático, por ejemplo yo me acuerdo cuando él salió y empezó a organizar a toda la familia que éramos muchos. No solamente la familia nuclear sino que eran primos, hermanos y teníamos que unir todo eso. Él mandó a sus tres hijas mayores que éramos mis hermanas y yo a un colegio a Europa, a estar tranquilas mientras él organizaba todo esto. Nosotras fuimos tristes claro, porque era un país nuevo, otro idioma nuevo, otra cosa nueva, ¿No? Todas estas cosas nos hicieron crecer, pero el sufrimiento estaba ahí y recuerdo que, como a los cuatro o cinco meses de estar ahí nos llamó a una conferencia y nos preguntó niñas, “¿Niñas qué tal están?”, y nosotras, “ay papi papi, estamos de lo más contentas”, y él dijo “Ah que bueno, me alegro, ¿y eso por qué están contentas?”, “Papi porque hemos conocido a unos niños cubanos como nosotros”, “Ay qué bueno, qué bueno, ¿Cómo se llaman?, “pues mira papi, Jorge, Roberto, Carlos y Fungencio Batista”. Papi, que no era un batistiano, no le gustó aquello, ya que lo consideraba responsable de muchas cosas, nada más que él contestó en su acento aquel cubano que tenía “ala vao”. Pasó el tiempo, vinimos a Madrid y nos fuimos a encontrar con estos muchachos porque ellos también se vinieron a vivir a España y hemos sido amigos de ellos toda la vida. O sea, mi padre entendió que los hijos de ese señor no tenían ninguna responsabilidad sobre lo que pasó, también eran una víctimas, tuvieron una vida difícil. A ver, nunca les faltó nada, pero tuvieron una vida muy difícil y yo lo comentaba el otro día con mis hermanas, que se murió uno de ellos y yo decía, “mira esta enseñanza ha sido una enseñanza muy buena. Una no puede encriptar su dolor ni trasladarlo equivocadamente a quien no se debe. Hay que limpiar y serenarse”. Otra cosa que me enseñó mi familia también, es que el monopolio del sufrimiento no lo tenía nadie. Nadie lo tiene, todos los seres humanos sufrimos en mayor y menor medida. El sufrimiento es una cosa que no se puede medir, es muy respetable, y tú siempre que veas a alguien, que juzgues alguna cuestión, tienes que pensar que aquella persona que es tu adversario político, fue probablemente porque la vida lo ha colocado en esa situación, o porque quiere serlo, o porque lleva lo suyo, no sé cómo explicarte. Este tema de Cuba yo consideró que todas las personas somos víctimas de un modelo caduco, decimonónico, equivocado, represivo, pero que las personas que incluso lo han apoyado más que…mi familia, y otras familias desde el principio vieron que aquello no iba a servir. Pues por lo menos hemos tenido esa recompensa, no sé cómo decírtelo, pero bueno por lo menos en eso acertamos, no nos equivocamos. Al fin nuestros hijos viven en países libres, personas educadas que tienen vidas plenas, ellas han sido ganando, ¿Qué hubiera sido de la vida de estos hijos nuestros si nos hubiéramos quedado allí?, ¿No? O sea, el sufrimiento primigenio pues digamos que ha quedado un poco digamos tamizado por el resultado de ahora, y yo por eso pienso mucho en la gente que está en Cuba, pienso mucho en la gente que apoyó la Revolución, pienso mucho en la traición que la Revolución les hizo, y en el sufrimiento interno que deben de tener. De pensar que entregaron toda su vida a una cosa que al final ha sido un grave error, que los ha llevado a una situación muy dura, muy dura. Yo creo que esto es lo que tiene nuestro pensamiento hacia dentro del país, hacia dentro de lo que pasa dentro. O sea, no mirar a todas esas personas como si fueran nuestra contraparte, son nuestros hermanos. Uno cuando tiene un hermano que apuesta por una cosa y se ha equivocado no lo remata, sino le dice “oye venga muchacho, vente pá ca a ver como solucionamos esto, ¿No?”. Eso es un poco la cuestión, que yo creo.
Sergio: Elena, una expresión muy común de las personas que salen de Cuba es que se dice que se fueron de Cuba, y esto se aplica muy bien para ti. Tú te fuiste de Cuba pero Cuba no se fue de ti. ¿Por qué pasó esto si saliste tan joven, ni siquiera tan joven tan niña, y de una u otra forma tampoco tuviste una afectación tan fuerte desde el punto de vista de haber tenido un apego completo hacia la isla?, ¿Qué fue lo que, o qué es lo que hace esta isla que genera un apego tan fuerte hacia todos los cubanos?
Elena: Pues mira, yo te voy a decir una cosa, digamos aquí se creó el centro cubano de España. Mi familia fue una de las socias fundadoras del centro como esos cubanos que había aquí, y nosotros hemos vivido indemnemente con ese sufrimiento. Solo con ese exilio, con esa angustia que le daba a las personas que salían sin nada. Yo recuerdo ir al aeropuerto de Barajas en Madrid ir a buscar a gente que incluso salía con los tacones en la mano, que se los rompían para ver que tenían dentro de los zapatos. Gente buenísima, y eso es una cosa que te marca. Nosotros hemos vivido toda la vida con esto, todavía tenemos a hijos de amigos, del papi, de la mami, que todavía, ¿Sabes lo que te quiero decir? Y eso te marca. Luego que, yo recuerdo muy bien a mi madre, la pobre un día que íbamos a una playa aquí, paramos a almorzar, y en la carta había huevos a la cubana, es una tontería, pero son cosas que te dejan como marcada; y nosotras las mayores dijimos, “ay que rico, huevos a la cubana”, y un hermano mío que era un poco más chiquito decía, “ay mira mami, huevos a la cubana, ¿No?, que no me gustan”, y mami se puso a llorar y dijo “mi hijo ya no es cubano” y se puso a llorar. O sea, ese sufrimiento de las personas que tu quieres, ese sufrimiento callado sin que te lo pasen, pero esa cantidad de cosas pequeñas, es lo que te hace decir, no se puede abandonar. Yo todavía por ejemplo voy los martes a almorzar a un restaurante con las personas que quedan de esa generación. El otro día estuve con Alberto Muller que queda de esa generación porque para nosotros ha sido parte de nuestra vida. Nos enseñaron a querer eso, nos enseñaron a querer a nuestro país, nos enseñaron a mirar de frente el problema y a quererlo, y bueno pues, son cosas que están en el corazón y que no se pueden, no se puede. Creo que es un poco la continuidad, lo que uno ha vivido, esa continuidad y yo que también es verdad que en aquella en que nosotros salimos había mucha incomprensión, y cuando hay mucha incomprensión la gente que lo sufre, se une mucho, ¿no? Y digamos que la pelea se ejerce con más intensidad porque tienes pocos apoyos. Es verdad que, en aquella época, el Castrismo era como un modelo a seguir. Fidel Castro era un personaje y bueno, cuando las cosas son difíciles te unes más y el sentimiento es más profundo. Yo también aprendí lo que es vivir con la incomprensión, quizá por eso estudié la carrera de Historia y me especialicé en Historia moderna, para entender las diferencias digamos entre los territorios, las circunstancias históricas como marcan a las personas, para tampoco ponerte en contra del mundo, ¿No? Lo fácil es que esta gente no tiene ideas, que es lo que le ha pasado, ellos cuál es el enemigo de los Sabatier. Tener un espectro más amplio, no quedarte encerrado en tu pequeño mundo, tu pequeño sufrimiento, sino entender las cosas. Lo que yo creo es que sí. Lo cual entender no significa aprobar, significa entender por qué ocurren las cosas porque yo creo que cuando uno entiende las cosas y hace a un lado el dolor es cuando puede leer con serenidad, combatir lo que uno quiere combatir de una manera un poquito más amable. Porque tu dolor que ha sido mucho, porque vemos sufrir a unos padres jóvenes tristes y digamos solos y es muy duro, y nosotros éramos unos hermanos pequeños cuando nos quedamos aquí, la más pequeña tenía nueve años y no fue fácil la verdad, no fue fácil, pero la serenidad y el abrir un poco y el entender las cosas te da como una serenidad para afrontar, ¿no?, y para no olvidar. Para mí la palabra olvidar, no olvidar, no me gusta mucho porque olvidar parece mucho, a veces como si te dejara un poco de rencor. Son dos conceptos tan robustos pero tan separados. Tú puedes no olvidar pero no sentir rencor hacia nada. Yo creo que ese es digamos lo que los cubanos tenemos que luchar, no ser rencorosos con el daño que nos han dirigido y pelear de una manera positiva.
Sergio: Elena, eh, ¿Cuándo tuviste conciencia de lo que pasaba en Cuba y de la razón por la que te habías ido de allí?, ¿Cuándo tuviste esa idea de que por primera vez eres consciente de esas razones que llevaron a tu familia a que primero te sacarán hacia Estados Unidos, luego entraras a este internado y luego se radicarán a España?
Elena: Pues mira, yo me di cuenta de eso cuando empezó la Operación Peter Pan. Yo creo que todas las familias en Cuba tienen un Peter Pan cerca. Cuando cerraron las fronteras, cuando los padres…porque en mi casa paso. Tuve unos primos que vinieron a nuestra casa, uno de ellos se murió, yo los veía como unos hermanos. Yo no entendí por qué unos padres preferían desprenderse de sus hijos, no desprenderse sino mandarlos fuera a vivir sin ellos, para liberarlos de ese sistema. Ahí fue cuando yo me di cuenta de la magnitud del problema, porque yo pensaba, pero, ¿Por qué nuestros primos tienen que vivir con nosotros y sus padres, que eran buenísima gente, prefieren que estén aquí con nosotros a que estén allí con ellos? Ahí es cuando me di cuenta que hay una cosa muy importante, y cuando estos señores vinieron yo me acuerdo que fui con mami a dejarlos en casa con sus padres que habían venido y cuando nos fuimos ellos llevaban viviendo un año o dos años con nosotros, y cuando nos fuimos mami me dijo “es que ya casi no conocen ni a su mamá”, y siempre tenemos recuerdos para mi pobre tía que es una persona tan buena gente, que quería tanto a sus hijos, que durante mucho tiempo de estar sin sus hijos, casi nuestra casa era su casa. Ella siempre fue una mujer que lo entendió a todo, y por supuesto sus hijos la querían muchísimo, pero al comienzo para ellos su casa era la nuestra, y es una cosa que yo cuando después lo entiendo cuando he sido madre. Qué generosidad, eso fue para mí un cuento que yo dije, oye esto es, aunque al final ya estaba con papi y con mami. Esto está pasando de castaño a oscuro. Cuando ya tenía entonces como doce años y ya había digamos que entre y luego toda mi vida viviendo en ese centro cubano, recibiendo a la gente, en fin que formó parte de nuestra vida, ¿no?
Sergio: Cuéntame un poco, ya cuando tienes esta noción, cuando creces, cuando ya le das incluso un contenido más claro a lo que estaba pasando en Cuba, ¿Cómo procesas eso y empiezas a desarrollar todos los proyectos que has desarrollado hasta la fecha?
Elena: Pues mira, porque el tiempo fue pasando, el tiempo fue pasando y todas las personas sobre las que recaía esa responsabilidad se fueron haciendo mayores, fueron aprendiendo facultades, se fueron muriendo y quedó nuestra generación entonces, ¿Qué vamos a hacer?, ¿Nos vamos a cruzar de brazos?, ¿Nos vamos a olvidar de esto?, olvidar era muy complicado. Y entonces pues nada, tomamos el relevo y empezamos digamos a pensar que había un poco, que íbamos a intentar actualizarnos. Habían pasado muchos años, casi treinta y pico de años ya y nos actualizamos y empezamos a colaborar todos juntos, qué podíamos hacer, y todavía en aquel momento no se podía. Hablábamos por teléfono, no conocíamos físicamente a la gente que había ahí dentro y decidimos que la gente más joven, y yo un poco a la cabeza, íbamos a empoderar a la sociedad civil cubana lo que podamos. En aquel momento funcionaba aún muy bien el centro cubano, y la fundación hispano cubana de la cual mi hermano fue parte, y entonces ya empezaron a llegar más exiliados a España que se quedaron. Entonces yo cree, en primer lugar, la Federación Española de Asociaciones Cubanas debido a que el centro cubano cayó. Ese espacio que había se perdió y se disgregó un poco la cuestión. Entonces creamos la Federación. Tuvo un gran impacto, incluso vinieron exiliados de Estados Unidos a formar parte de ella y fue una cosa muy importante que le dio mucho auge en aquel momento a la oposición cubana. Más adelante me pidieron que les presentará las damas de blanco y bueno, pase el nombre de las damas de blanco por el mundo entero. Después, cree e impulse el diario de Cuba. Tuve la suerte de conocer a las personas y bueno, le dimos el impulso y lo creamos porque hacía falta una libertad de información, hacía falta aprovechar las revoluciones tecnológicas que nos permitía. No fue fácil, pero ahí está el Diario de Cuba punteando maravillosamente bien. Después de aquellos, impulsé el Observatorio Cubano de Derechos Humanos porque había que exaltar las cuestiones que pasaban en Cuba. Porque me di cuenta que hasta aquí en Europa había una información muy sesgada, y si en España, no digo todo el mundo, pero había una cierta simpatía a la época de Franco un poco real hacia Cuba, hacia Fidel, y era una cuestión complicada. Entonces, se creó el observatorio como un grandísimo trabajo de recopilar datos, de informar, de ayudar dentro del país y luego después se decidió ir a un pasito más. Porque, cuando las cosas se hacen y ya están formadas se empieza a pensar en otras. Entonces, las mujeres empezaron como a moverse y dije bueno venga pues vamos, y entonces creamos la plataforma de la Red Femenina de Cuba, y entonces con esta plataforma la cuestión es, su primer objetivo fue, digamos hablar sobre la violencia de género en Cuba. Que en Cuba cada diez días muere una mujer. No hay estadísticas oficiales, el Gobierno no se ocupa ni quiere ocuparse de todo esto, pero luego después de eso seguimos más para adelante. Vamos a formar a las mujeres, a darles talleres sobre esto y lo otro, y luego finalmente vamos a denunciar la violencia institucional. Y bueno, en nuestra manera de comparar al Gobierno cubano con un maltratador, yo no soy político, yo soy un activista y yo siempre hago una comparación que la gente me dice “Elena pero es que dices unas cosas”, y no, es verdad, yo no sé si ustedes se han fijados cuando ven la televisión “ha ocurrido la muerte de una mujer a manos de su expareja”, y entonces preguntas a los vecinos y ellos dicen “qué cosa más extraña si este tipo era un tipo encantador, si cuando bajaba me decía buenos días, y le daba un caramelo a mi hijo”, y yo siempre comparo para que la gente entienda que el gobierno cubano es eso. El gobierno cubano da una cara cuando ve a los organismos internacionales de Derechos Humanos, nosotros somos las mujeres maltratadas que están dentro de casa. El gobierno no ha querido aceptar pero ha tenido que aceptar que existimos, que estamos ahí pero no ha querido hacernos caso, por lo menos ha tenido que aceptar que el problema está. La persecución que ha hecho contra las mujeres ha sido muy grande, pero las mujeres siguen firmes y han sido las actrices principales del 11J, porque cuando los jóvenes iban a sus casa a decir a su amá, “voy a salir a la calle”, pensaban que su madre les iba a decir no, no, no, pero las mujeres contestaron “salgan a pedir libertad, cosa que nosotros no hemos podido conseguir”. Eso el gobierno le tiene tanta cosa a las mujeres, ¿No?, pero una vez que las mujeres ya se han puesto en marcha pues pensamos, ahora lo que falta es institucionalizar a la oposición, crear una institución sólida porque, yo me he dado cuenta Sergio, cuando iba a los foros, a las reuniones, que siempre faltaba como ese elemento, ¿no?, ¿Pero la oposición dónde está?, no está sutano, megano, futano que es la oposición como la conocemos, pero bueno, ¿Dónde está? En épocas de pandemia que uno tenía más tiempo, porque estábamos todos encerrados en una casa, pues surgió la idea esta de crear un gran consejo para la transición democrática en Cuba. Se empezó hablar y la idea tenía un doble objetivo, el objetivo primero era crear el consejo pero la idea era que la comunidad internacional entendiera que en Cuba la oposición está capacitada para dirigir o formar parte de la vida política del país. Es un poco revertir la idea que el cubano ha utilizado con mala fe de decir que la oposición interna siempre responde a lo que decimos la gente de afuera, cosa que no es verdad, pero bueno, una mentira repetida muchas veces después se puede convertir en verdad. Entonces, se creó el consejo dentro del país con organizaciones con sede dentro del país, otra cosa son las organizaciones del exterior como organizaciones de apoyo, asesoría, pero dentro del país. Entonces se han unido más de 30 organizaciones que marcan un poco de todo el espectro, el espectro social. Vamos a decir, desde artistas hasta los opositores más conocidos que han sufrido cárcel o siguen en la cárcel como José Daniel. O sea un poco. No se le pregunta a nadie, ¿Usted qué ideología tiene?, porque digamos que el Consejo se basa en la multipolaridad, todo el mundo puede pensar lo que quiera pero nuestros ideales son los derechos humanos y la libertad para el país, entonces ahí, en ese amplio cambio, esa amplia carretera camina todo el mundo. Yo creo que hemos hecho del Consejo un gran trabajo central. Del Consejo mismo Sergio, es una transición hacia la democracia pacífica contando con todos los cubanos, inclusiva y para ello, creemos que la ruta de la libertad de Cuba pasa por una Ley de Amnistía general, ¿Y por qué?, primero porque nuestro problema más grande son todos estos presos que tenemos después del 11J que lo que queremos es que salgan libres y sin antecedentes penales y eso solo ocurre en una amnistía, y segundo, porque creemos que la amnistía es un procedimiento que se ha utilizado en muchos países y que favorece un poco la reconciliación nacional. Favorece un poco el entender que no tenemos que ser enemigos, a ver si abre un poco un camino hacia la libertad y la concordia. Porque todos somos cubanos, todos pertenecemos al país, pensemos lo que pensemos, y creo que tenemos que trabajar en ese país. Tenemos que trabajar en esa confrontación absurda impuesta desde las autoridades que dejan a unos cubanos en frente de otros para enfrentarlos y, como te decía antes, yo creo que todos los cubanos somos víctimas. O sea, incluso te diría que hasta los altos dignatarios del gobierno cubano actual son víctimas de un sistema inmovilista que, muchas veces muchos de ellos desean moverse en otra dirección pero tienen miedo. El miedo en Cuba es el manto que cubre todo. Todo el mundo tiene miedo a decir lo que no se debe de decir, y a plantear lo que no se debe de plantear, y yo creo que nos tenemos que marcar en un espacio macro. Por supuesto que habrá gente que cuando esto pase deberán dejar de lado, porque como dicen en España, se han pasado 40 pueblos y sus actuaciones, pero digamos que lo peligroso del asunto yo creo que es ese. Yo pienso mucho en mis padres, y pienso que eso es lo que les gustaría. Yo soy una hija de una familia con siete hermanos, y a nosotros nos enseñaron que siete hermanos somos muchos de diferentes maneras y que todos tenemos que entendernos, y que querernos porque una familia es muy difícil de construir al igual que un país, y que por eso todos tenemos que aportar, y todos tenemos que sacrificar algo. Yo soy hija de ese tipo de familia y mi concepto de país también.
Sergio: Elena, ¿Para dónde crees que vaya Cuba? Ciertamente ustedes le están apostando a una transición, por supuesto una transición pacífica, pero más allá de tu deseo, de lo que tú quieres, y viéndolo desde una perspectiva incluso más racional, ¿Para dónde crees que va Cuba?, y te lo digo desde la perspectiva de lo que tú misma has señalado. Ustedes están trabajando desde este Consejo para la transición sin que el mismo gobierno cubano eh, los esté mirando, los esté reconociendo, sino que casi incluso de espaldas a. ¿Para dónde crees que va Cuba?
Elena: Pues mira, Cuba de momento va a la deriva, de momento va a la deriva. Lo que pasa es que a mí que no haya ninguna señal tampoco me preocupa, porque yo viví la transición española de primera mano y todavía recuerdo cuando Franco se murió que el presidente de gobierno salió llorando en la televisión, “Franco ha muerto”, como si se acabará el mundo, ¿Sabes lo que te quiero decir? Allí no había ningún resquicio de absolutamente nada, y en unos meses de aquello, nadie lo esperaba, y el secretario general del movimiento que era Alfonso Suárez jefe de la transición, y que había sido el Director de la televisión española, se pintó las chaquetas y la camisa, y el rey había firmado los principios fundamentales del movimiento, ahí no había ninguna, ni por asomo había ninguna cuestión. Yo creo que cuando un país toma, tiene que hacer ese cambio, lo tiene que hacer muy en silencio. Tiene que ser muy abrupto, porque si no se encuentra con tantas dificultades para hacerlo, con tantas dificultades, porque hay que superar muchísimas dificultades. Es muy difícil, es fácil pero muy difícil. Hace falta voluntad política y valor para hacerlo, pero a mí que no haya señales buenas, tampoco las hubo aquí y sucedió. Que aparentemente parezca que va a pasar no. Que los datos sobre la situación social, la situación económica, el futuro de las inversiones, las cifras del turismo, en fin, el producto interior bruto. Lo que pasa es que todos esos indicadores nos llevan a la cuestión de que el colapso económico es el detonante. En la Unión Soviética fue el detonante la caída del muro, fue el detonante de muchos cambios políticos que ha habido. Y bueno, entre eso ahí nos barajamos entre la fe, entre la fe yo creo que hay que tener fe porque si no tienes fe y esperanza no luchas por las cosas que quieres, ¿No? ¿Qué va a pasar?, pues no lo sé. Yo estoy como dices tú, lo que me gustaría que pasara. De momento no veo nada, pero lo que sí veo es unos indicadores que hacen insostenible la situación, y me preocupa porque hay gente que me dice “Elena lo siguiente va a ser con palos y con piedras”. O sea, la gente no va a salir pacíficamente como en el 11J, lo siguiente va a ser muy duro. No me gustaría que se llegara a eso, no me gustaría que en Cuba pasará lo que ha pasado en otros países, como por ejemplo en Rumania. Me gustaría que todo el mundo abordara esto con responsabilidad, y por esto nuestro mensaje es claro y contundente. Aquí estamos para que todos juntos vayamos de la mano, porque cuando la situación es muy difícil, y cuando el árbol está caído, nos hace leña de él. Cuando una persona cae, hay que levantarla, levantar por el bien de todos. No por levantar a las personas que nos han llevado a este punto, sino levantar porque hay un país que está por encima de todo lo que hay. Y entonces seguiremos trabajando con mucha fe, con muchas esperanzas, y con muy poca certeza de que vaya a pasar así, o casi ninguna certeza. Pero, ¿Quién sabe?
Sergio: ¿Tú crees que, a propósito de esa analogía que haces, crees que Raúl Castro sea el Franco de Cuba?
Elena: Sí, yo creo que sí aquí la figura de Franco, yo me acuerdo que había gente que decía de Franco, que los veían en la televisión y decían “pero, ¿Cómo es posible que este viejito, que este viejito estuviera ahí colocado, sacando la manita? y que no se movía nadie”, pero bueno esto hacía parte del imaginario popular. O sea, tantos años que la gente como que no se atreve, no se atreve. Yo creo que el Franquismo volvió con Franco, y el Castrismo volvió con Castro, porque es la imagen viva, es lo que queda. Una vez que la gente desaparece, mira yo, tengo muchas amigas que se han separado ¿No?, matrimonios que se han separado y la mayor parte de ellos se separaron cuando se murió el papá o la mamá, y muchos aguantaron porque, ¿Sabes lo que quiero decir?, como que no quieren dar ese disgusto, como que no quieres no, todavía esa presencia ahí, marca mucho, ¿No? Yo creo que la imagen de Raúl por ahí dando vueltas marca. También pienso que, cuando Raúl se muera, pasará un poco como pasó aquí en España. Que el poder un poco se va como diluyendo, ¿No? Ya no hay una cabeza digamos que, tengo la épica como la tuvo Franco al haber ganado la guerra o como la tiene Raúl de haber hecho la Revolución. Esa épica acaba, y cuando acaba la fantasía viene la realidad, y yo creo que es eso para lo que tenemos que estar preparados.
Sergio: Ele, ¿Qué viene para Elena Larrinaga?, ¿Lo último que vas a hacer en tu vida por Cuba va a ser el Consejo para la transición?
Elena: Bueno, ojalá, ojalá que fuera lo último que tuviera que hacer. Para mí sería vamos un regalo, sería un regalo, y poder ir a Cuba y pasear y ver a mis amigos allí y ver lo que es un país que camina y que avanza. Ojala sea, ojalá sea lo último. Sería para mí, un regalo.
Sergio: Yo quisiera cerrar esta entrevista con una anécdota tuya. Una anécdota que quisieras contar que hasta la fecha, no hayas contado. Algo que tengas guardado en tu corazón y que te gustaría compartir y dejar como una suerte de mensaje de lo que podría representar esa trayectoria tan importante precisamente, desde el campo independiente en Cuba.
Elena: Pues mira, una tontería, una tontería que a mi madre le dio mucha risa, ¿No? Ahora vivimos en un mundo globalizado y yo me siento casi como una ciudadana del mundo. Cuando yo salía de Cuba e hicimos todo este peligro. Cuando llegué al aeropuerto de Barajas, que era una niña, dije “ay, aquí todo el mundo habla español, ¿No?”, y mami se quedó así y me dijo “pero, Elena”, y le digo, “Mami, que yo ya he aprendido que el mundo es muy grande, que hay muchas personas, que todo el mundo es bueno y malo. Que se puede aprender mucho de otras experiencias y de otras, y en definitiva, que quiero mucho a mi país pero me hice una antinacionalista. Quiero mi país, quiero que funcione, pero tenemos que tener la mente abierta. Y entender, y no refugiarnos en como yo quiero mucho a mi país, el resto no me sirve. Hay que aprender de todo, hay que vivir con la mente abierta y con un espíritu amplio hacia todo. Creo que es la mejor compañía para la vida.”
Sergio: Elena, muchísimas gracias por el espacio y por permitir esta entrevista y pues, la mejor de las suertes para ti, y para el Consejo para la Transición y que, ojala de verdad eso que tú auguras para Cuba permita una transición pacífica, un cambio positivo y sobretodo una mejoría en la calidad de vida para todos los cubanos y lo más importante, una reunificación familiar, una reconstrucción como país. Porque lo que se tiene en este momento es un montón de cubanos regados en el mundo con la añoranza de algún día poder volver a su país, y otro montón de cubanos dentro de Cuba añorando poder no terminar su vida sin volver a ver a sus familiares que, en muchas ocasiones, ni siquiera podrían volver a regresar. Entonces, la mejor de las suertes y por supuesto desde aquí, desde Programa Cuba, estaremos acompañando de la mejor manera tanto a ti como por supuesto a todos los cubanos de adentro y de afuera de Cuba.
Elena: Muchísimas gracias Sergio, a ti y te lo agradezco un montón la verdad porque, porque hablar y compartir las cosas parece que también te alivia el alma, ¿No? Gente que te escuche. Te lo agradezco mucho.
[1] Entrevista transcrita por Valentina Duarte Salazar