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TEMA: TEMA LIBRE

Entrevista a Reinaldo Escobar

Marzo 2020

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Entrevista transcrita por Valentina Herrera

Reinaldo Escobar, cubano y graduado en la carrera de periodismo de la Universidad de la Habana, con 50 años de experiencia en su profesión en Cuba, ha trabajado tanto desde el oficialismo como desde la independencia. Escobar se reunió con el investigador principal de Programa Cuba, Sergio Angel, y discutieron sobre su experiencia y vida en la isla, así como su percepción sobre demás aspectos de la Revolución.

S.A: Reinaldo, yo te quiero preguntar por el hecho que no te permitió viajar a Colombia. Cuéntanos un poco sobre esas razones que te impidieron salir del país.

R.E: Lo cierto es que a partir de que se hizo la ley migratoria nueva, en el año 2013, se abolió el “permiso de salida”, un documento al que le decían la “tarjeta blanca”. Ese permiso de salida implicaba todo un trámite anterior. A Yoani Sánchez, mi esposa hace 27 años le negaron el permiso de salida en 20 ocasiones. La primera fue en 2008 cuando le dieron el premio de periodismo "Ortega y Gasset", que lo daba el grupo Prisa, del periódico El País de España, y no le permitieron ir a buscarlo. De ahí en adelante, para todos los premios que ella se ganó le negaban el permiso para salir del país. Cuando se hizo la ley migratoria nueva, Yoani se presentó al aeropuerto con un boleto para viajar y pudo viajar.

Durante todo un tiempo no hubo dificultad para que la gente saliera del país. Incluso, personas incómodas y gente opositora pudieron viajar sin ningún problema, hasta que se empezó decirle a la persona "usted no puede viajar, usted está regulado". El término regulado no está en la ley, ellos los usan como un apoyo para explicar las cosas, pero no está en la ley. La ley migratoria tiene dos artículos, el artículo 23 y el artículo 25, cada uno como con 8 o 10 incisos, uno destinado para determinar bajo qué situación a una persona le pueden negar la entrega del pasaporte y el otro destinado para explicar cómo a una persona, con el pasaporte ya visado, le pueden negar el paso en la frontera. Cuando las personas en el aeropuerto han sido reguladas, allí en la ventanilla de migración nunca le dicen exactamente de qué se trata.

La Constitución establece que yo tengo derecho a viajar, a salir del territorio nacional, y se sobre entiende que eso está en riesgo acá, tengo que tener mucho cuidado. Para despojar a una persona de lo que se denomina como un derecho que te consagra la Constitución no se puede hacer por otro camino que no sea a través de un tribunal, es decir, una persona debe estar sometida a un proceso judicial, que como consecuencia se le retire el derecho constitucional. Claro, en ese tribunal la persona lleva un abogado, hay una construcción concreta, hay pruebas, como debe ser, ¿no? No, aquí no es así, aquí eres despojado de un derecho de manera administrativa, porque una entidad que no sabes cómo se llama, y que no explica cuáles son la razones que determinan que tú estás regulado.

S.A: Tú querías dictar un curso en Bogotá, ¿qué querías dictar?

R.E: Te confieso que dictar no me gusta porque termino en dictador, pero bueno, este curso estaba encaminado a dar una panorámica de cubanología, a las personas que estudian el tema de Cuba aquí les decimos cubanólogos.

S.A: Es una expresión despectiva, ¿no?

R.E: No, es un poco peyorativa, pero no es despectiva. Pero es cubanólogo el correcto semánticamente, una persona que estudia Cuba. A mis 73 años, que cumplo ahora el 10 de julio, en lo más que he pensado es en Cuba, lo que más he estudiado es Cuba, me he dedicado a coleccionar documentos y libros sobre Cuba, y me considero un conocedor. Una de las preguntas que más me interesa es, ¿cuándo comenzó esta historia?

La historia empieza con Batista. Si Batista no hubiera dado un golpe de Estado, que dio el 10 de marzo de 1952, no hubiera ocurrido una revolución anti-dictatorial y la historia hubiera sido otra. El país de hoy quizás sería un fracaso, quizás sería un éxito, de eso no se sabe nada.

S.A: Hay un apartado que tú querías trabajar en el curso, precisamente sobre Fidel, ¿qué opinas de esa figura?

R.E: Ya, hace unos años, escribí un artículo que, por cierto, ganó el premio de opinión de la SIP -un concurso de la sociedad interamericana de la prensa, que se titula “¿qué fue el fidelismo?”-, y, bueno, estuve tres meses escribiendo eso porque es un ejercicio importante de razonamiento, ¿no? La gente que habla del tema de Cuba usa dos términos, fidelista o castrista. Desde el punto de vista del lenguaje oficial, se usa fidelista de manera positiva. Y aquí, en Cuba, nadie dice castrista desde los medios oficiales, el término que utilizan es peyorativo, sobre todo por las connotaciones lingüísticas de castrado y de castrense. El nombre Fidel tiene otras connotaciones también, que es la fidelidad.

El fidelismo es la fe en Fidel, es la explicación de cómo un hombre logró hipnotizar a todo un pueblo, y cobrar un cheque en blanco, que fue firmado por la clase media, la clase alta, los obreros y los campesinos; que le permitió hacer lo que le dio la gana. A Fidel, yo lo defino con una frase: “esto lo vamos a hacer al precio que sea necesario”. Ahí está Fidel Castro, el voluntarismo, él tiene un concepto deportivo de la "película", digo, de la política, en el sentido de que no acepta la derrota, y que lo que él quiere es ganar, y que cuando lo pierde, dice: "hay que convertir el revés en victoria", y sigue ganando.

No hay un pensamiento de Fidel Castro que sea definible y categorizable a través de términos de politología o de ciencia, ni de filosofía, ¿por qué? Porque lo decía una cosa, que decía otra contraria, y él todo el tiempo se dedica, más bien, a la cosa práctica, y a establecer postulados que no tienen que ver con la teoría. Sus dos postulados políticos e ideológicos de mayor calado son un desastre, los dos más profundos son un desastre. Uno fue cuando, negando la esencia misma del marxismo, él decía que no se trataba de construir la conciencia con riqueza, sino que había que construir la riqueza con conciencia; eso lo dijo en el año 68 y fue un paradigma para todos los tiempos. Es decir, el hombre no puede pensar en filosofía y en política si no tiene la barriga llena primero. Bueno, no lo voy a explicar aquí, y eso es uno de los postulados que lo identifican a él, que ya hoy no se dice porque es una barbaridad decir eso.

S.A: ¿Cuál crees que es el testamento político de Fidel en Cuba?

R.E: A la pregunta ¿cuál es el testamento político de Fidel Castro? No se tiene otra cosa que decir sino su definición de revolución, y esta definición es una mezcla de consejos para empresarios y libros de autoayuda. Primero, define revolución como nunca mentir. Señores, si Lenin coge esa definición, lo desaprueba en cualquier examen. Mucha gente dice que Fidel fue un genio, yo creo, y en esto coincido con Yoani, para ser genial hay que tener sentido del humor y él no tenía sentido del humor. Fue una persona que siempre salió adelante en sus propósitos, pero eso se debe a lo mismo a que un caballo que corra siempre solo en la pista siempre gana su carrera, ¿no? Eso no tiene ninguna gracia, nunca tuvo un competidor.

 

S.A: ¿Qué opinas del socialismo en Cuba?, para ti, más allá de la cláusula de irrevocabilidad del socialismo de la constitución, ¿debería conservarse?

R.E: Una de las tareas más importantes de un historiador es establecer los ciclos de la historia, la periodización. El primer ciclo, que comienza en 1959 y concluye el 16 de abril de 1961, fue cuando Fidel Castro decretó el carácter socialista de la revolución. Atención, una cosa es decretar el carácter socialista de un partido, de un grupo o de un proceso, y otra es decretar el carácter socialista de un país. Es muy curioso cómo es posible que la transformación más grande que iba a tener Cuba en toda su historia -convertirse en socialista-, no fue motivo de un debate previo, no se sometió a la discusión de un parlamento, no fue discutida en un comité central. Fue algo dictado por una persona, no frente al pueblo, sino frente a un grupo de sus seguidores armados, eso no hay manera de rebatirlo.

En 1975 se realiza el primer congreso del partido comunista y en el 1976 se promulga la primera constitución socialista, ahí hay una etapa totalmente diferente a la anterior, y ahí empieza a hacerse el socialismo, modelo soviético, el llamado "socialismo real" y todos los dirigentes de este país tenían que estudiar los manuales de economía soviética. Fidel Castro tiene que aceptar las tutorías soviéticas de la dirección del país.

Así transcurrimos hasta Gorbachov, cuando empieza la perestroika, cuando empieza el derrumbe del campo socialista. Ya empiezan a decir que no, que no es posible, que hay que hacer otra cosa, y Fidel dice una frase muy importante, que es cuando empieza el llamado "periodo especial", que se define como un momento en el que tendremos que renunciar al cumplimiento de algunas leyes del socialismo para salvar las conquistas de la revolución. Es cuando empieza a abrirse el país a la inversión extranjera, es cuando empiezan a autorizarse los trabajos por cuenta propia y es cuando se dolariza la economía.

Aquí la regla de oro del socialismo, que es producir para satisfacer las necesidades siempre crecientes de la población, nunca se ha cumplido. La segunda regla, que es la de pagar según el trabajo, es decir, a cada quien según su trabajo, "a cada cual según su capacidad"; tampoco se ha cumplido nunca porque el salario no refleja el trabajo, "porque ellos incluyen dentro del trabajo las prestaciones sociales", que se obtienen de lo que no te pagan. En fin, el socialismo, como sistema de académico, no siempre ha estado en Cuba. La única zona que sí se "ha cumplido al pie de la letra es el tema de la dictadura, el tema del proletariado", que, como la definió el Che Guevara en un texto del año 65 que se llamaba “el hombre y el socialismo”, la dictadura también se ejerce sobre el proletariado.

S.A: ¿Cuántas personas crees que siguen el modelo de la revolución?

R.E: Bueno, como en Cuba no hay investigaciones sociales de carácter científico, todo es totalmente empírico. Por lo tanto, mi respuesta es empírica también. Yo me atrevería a decir que hay un 10% de la población cubana que respalda conscientemente este proceso, y que hay otro 10% de la población cubana que está convencido que esto hay que cambiarlo ahora mismo y hay un 80% que se inclina a los que estén en el poder, ese 80% hoy está aquí y mañana está acá, eso es lo que yo creo.

En el año 1959, cuando triunfa la revolución cubana, Fidel Castro contaba con 1 500 hombres sobre las armas, y quizás otros 500 que estaban en la lucha clandestina en todo el país. Al otro día, 1 de enero, ya todo el mundo era de la Revolución, todo el mundo andaba con un brazalete que decía "26 de julio", pero unas semanas antes del triunfo, cuando un revolucionario tocaba una puerta para que lo escondieran porque lo estaban persiguiendo de la dictadura de Batista, el dueño de la casa sacaba un billete de 5 pesos y le decía: "mira, llévatelo, yo aquí no te puedo tener. Yo tengo familia". Es decir, esto no es algo contra las masas, ¿no? Es que las masas son masas porque son eso, porque no son vanguardia, y todos los procesos sociales se desarrollan casi todos a partir de que una vanguardia lleva a rastras a las masas hacia un lugar, y hoy esas masas están obedeciendo, no siguiendo, obedeciendo ciega y ciegamente a los que están en el poder, porque la gente quiere viajar, quiere vivir, la gente quiere abrir un negocio y, si te portas mal, no lo puedes hacer, e irse es muy difícil.

 

S.A: Tú tienes un gran sentido del humor, ¿por qué Fidel no tenía el sentido del humor que tú sí tienes?

R.E: Él tiene un sentido del humor muy especial, un sentido del humor macabro. Por ejemplo, cuando él destituyó el Ministro de educación José LLamusa Gobel, al señor José Miguel Gobel, lo puso a dirigir una granja de cerdos, pasó un día, pasaron los años. Cuando le preguntaron, ¿por qué usted dejó de ser ministro de educación para ser director de una granja de cerdos? El tipo le contestó: "porque le tengo mucho odio a los intelectuales". ¿ve?, ese es un detalle de Fidel Castro, de cómo fue a hacerle eso. Hay dos hermanos que son "jimaguas", que están vinculados con el narcotráfico, y, no los fusila a los dos, fusila a uno nada más. Eso es su sentido del humor.

¿Sabes? Él era poco cubano, eso de relajarse así, no. Incluso su padre, el señor Ángel Castro, era un hombre que vino a Cuba como soldado de los españoles de la guerra de independencia. Entonces, él era un español, Fidel Casto fue un español, un hombre que se sentía español, por eso mantuvo relaciones con la dictadura de Franco en España, y cuando Franco muere, Cuba decreta 3 días de duelo.

Hay personas, volviendo al tema de satanizar a Fidel Castro, que sostienen, yo no creo eso, que él, todo lo que hacía, lo hacía porque le tenía odio al pueblo de Cuba, que él quería ver a la gente pasando hambre. En la misma línea, dicen que él hacia todo eso por teoría aquella de que, cuando la gente no tiene que comer, la gente no piensa en política y tiene que esforzarse en eso. En lo personal, yo no lo creo, yo creo que tenía la mejor intención de ser el rey soberano de un pueblo feliz, pero no le salía porque el modelo que él eligió no funcionaba, ese es mi punto.

S.A: Tú trabajas como periodista, ¿siempre te consideraste un periodista?, o, ¿cuándo empezaste a serlo?

R.E: Gracias por esta pregunta, en unos días, en dos semanas, voy a publicar un texto que se llama “La dura tarea de decir que no como periodista”; cumplo 50 años ejerciendo la profesión, en marzo de este año. Yo entré a la universidad de la Habana a estudiar la carrera de periodismo en el año 68, finales del 68 y principios del 69, y en el año 70, cuando se dio esa famosa zafra, a  todos los universitarios los mandaron a hacer una labor a fin a su carrera a los lugares donde estaba la cosecha. A los economistas los pusieron a sacar cuentas, a los artistas a hacer espectáculos y a los estudiantes de la escuela de periodismo nos enviaron a todas las provincias para reportar los logros de la cosecha azucarera. A finales de marzo, del año 1970, yo estaba en un lugar, en un municipio de la provincia que se llama Camagüey, una provincia azucarera. Ahí, yo me di cuenta, por mis propios cálculos, que no era posible llegar a los 10 millones de toneladas de azúcar. Esa fue la vez en que me porté mejor como periodista en negarme a decir una mentira que había que decir, por eso conmemoro mis 50 años en esos momentos. Sin ánimo de parecer héroe, eso me costó caro. Cuando terminé la carrera me la hicieron pagar, y hubo una depuración, donde algunos fueron expulsados de la carrera universitaria y otros fueron sancionados; yo fui sancionado a estar un año fuera, ejerciendo una labor agrícola, y después de ese año yo podía reincorporarme.

Luego, me enviaron a trabajar como periodista a un grupo de trabajadores agrícola, que en ese momento se llamaba "La columna juvenil del centenario". Allí me porté bien y me ubicaron en una revista que se llama "La revista Cuba internacional", que es una de esa publicaciones que se hacían en todos los países socialistas para demostrar que todo marcha sobre rieles de cristal. Ahí estuve casi 16 años. Cuando la perestroika, me aburrí de hacer ese tipo de periodismo y fui a trabajar al periódico "Juventud Rebelde". Al año y medio me botaron de ahí porque mis textos se volvían impublicables. Lo cierto es que yo me había aburrido de hacer lo que estaba haciendo, y había tomado la decisión de dejar la profesión. Yo estaba en esa decisión y un amigo, Julio, me dice "no, Reinaldo, en lugar de renunciar, "suicídate", ponte a trabajar en un periódico nacional y compórtate como un kamikaze, dilo todo a ver qué pasa; si lo puedes decir, ganaste, y si te botan, bueno, mejor que te boten a que tú te vayas primero". Y eso fue lo que hice, así fue como salí del periódico rebelde.

Salí de allí y una semana después, publiqué en The Guardian, un diario en inglés. El último artículo que yo presenté fue el que más molestó. Después fue que me encontré con Yoani, y entonces empezamos con el periodismo digital e hicimos la revista que se llama Consenso, que duró año y medio. Ahora tenemos "14ymedio", ya vamos a cumplir 6 años.

S.A: ¿Qué crees que está haciendo 14 y medio, en términos de lo que está sucediendo en este momento en Cuba?

R.E: Pudiéramos cumplir un rol importante si las personas tuvieran un mejor acceso a internet y si nuestro diario no estuviera bloqueado en internet. Nosotros podemos entrar a través de proxys, de un bpn. No obstante, hay que decir que lo que nosotros publicamos tiene unas repercusiones. Tenemos una repercusión en el Foro de Cuba. Los cubanos que están fuera de Cuba, en Venezuela nos leen mucho. En Cuba, hay muchas formas de enterarse de la cosas, que es a través de memes y frases, la gente copia de las cosas, las circulan y es una fórmula que hemos llevado a la gente.

Pero, bueno, la seguridad del Estado también nos lee. En el periódico Granma nos leen, y es importante que nos lean porque yo creo que la prensa independiente cubana ha obligado a la prensa oficial a cambiar muchas cosas. Para poner un ejemplo, el preso político Pedro Luis Boitel murió de una huelga de hambre en 1972. Eso se supo en Cuba en los años 80 a través de la estación de Radio Martí con sede en los Estados Unidos. Nadie sabía de eso, nadie se enteró nuca de que un un hombre, que había sido un líder estudiantil de la universidad, había muerto como preso político en una huelga de hambre. Pero, años después, cuando Orlando Zapata Tamayo, el último preso político que murió de una huelga de hambre, la gente lo supo porque nosotros lo publicamos y la prensa se vio obligada a hablar del asunto. Cada vez que hay una situación de esta naturaleza, la prensa alternativa lo dice, y ellos se ven obligados a hablar de eso tarde, siempre tarde, pero el cambio es importante antes, aquí no se decía nada.

S.A: ¿De qué te sientes orgulloso en tu vida?

R.E: Me siento orgulloso de mi hija, de mi hijo, de mis nietas, de mi mujer, que es una mujer genial fantástica. Y, de alguna manera, me siento satisfecho, ya que no orgulloso, de eso de "sin mirar hacia atrás y no decir nada", es decir, no tengo nada de qué arrepentirme. Escribí una novela que va a pasar mucho tiempo para que alguien la lea en Cuba, que fue premio iberoamericano de novelas en la editorial Verbum, en el año 2018. Como toda primera novela, es una novela autobiográfica. Ahí cuento 20 años de mi vida, desde que entré a la universidad a estudiar periodismo, hasta que me botan por autónomo. Se llama “La grieta” y es un negocio familiar, yo escribí la novela, Yoani escribió el prólogo, mi hija hizo la portada. Así que, ya es suficiente, ¿viste? Yo soy un hombre feliz, yo no tengo ganas de morirme, pero puedo morirme mañana con toda tranquilidad que creo que todo estuvo bien, no tengo esa sensación de que me morí sin haber hecho esto o lo otro.

S.A: Y, ¿de qué te arrepientes en tu vida?

R.E: Tengo unos arrepentimientos puntuales, pero eso es difícil de ver porque, como yo soy un discípulo de Fidel Castro, he convertido en victorias todos mis reveses. Y todas las veces que equivoqué de camino, encontré un mejor camino. Arrepentirme, quizás, de no haber salido del closet antes, del closet político, es decir, yo creo que estuve mucho tiempo haciéndole creer a los demás que yo era un hombre de la causa sin serlo. Pero, bueno, era mi manera de sobrevivir.

S.A: Gracias, Reinaldo. Yo me voy, pero lo sabía antes de irme, incluso antes de venir, que tenías un gran sentido del humor. Cuando estuvo Yoani en Colombia dijo que tenías que ir porque tu sentido del humor era único. Hay una cosa que a mí me apasiona desde muchos contextos, pero creo que hay una relación muy interesante entre el totalitarismo y la risa.

R.E: Sí, ahí está La Broma de Kundera, ¿no? Yo diría que el humor que en Cuba se tiene, es el sobreviviente más fuerte que tenemos nosotros, el humor visto desde dos ángulos, el humor visto como espectáculo, cultural, y el otro, el humor de la gente. Aquí todo lo que pasa se refleja inmediatamente en los chistes callejeros. Ahora, con las redes, están los memes, y de verdad que los memes que se producen en Cuba son simpatiquísimos y todos tienen una carga.

Yo creo que el humor nos salva y nos hunde, porque, por otra parte, el humor es una válvula de escape también. Y cuando la gente deja escapar su presión a través del humor no la canaliza de una manera más sistemática y eficiente.

S.A: Ciertamente.

R.E: Pero, entonces, ¿tú crees que tengo condiciones para darles una clase a tus alumnos?

S.A: Sí, se van a divertir. Seguramente, van a aprender más que en una clase abstracta.

R.E: Algún día será, yo creo que sí.

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