FORO CUBANO Vol 6, No. 59 – TEMA: TESTIMONIOS DE LA CRISIS MIGRATORIA EN CUBA
Activismo desde el exilio:
Entrevista a Anamely Ramo
Vistas
Por: Ángela Mariottiz
Agosto 2023
Anamely Ramos es una activista cubana que actualmente reside en Estados Unidos. Estudió y trabajó en la Universidad ISA de Cuba por 12 años como profesora de arte y curadora, participó en una misión educativa en Angola. Fue miembro del Movimiento San Isidro, participó del acuartelamiento. Desde siempre fue crítica con todo lo que consideraba injusto. En 2021 sale de Cuba, por motivos profesionales. Y desde entonces no ha podido regresar a Cuba. Es uno de los casos más emblemáticos del exilio forzado en la isla, alejada de su familia, de su hijo y obligada a vivir fuera de su hogar. Actualmente es estudiante del posgrado de Antropología en la Universidad Iberoamericana de México.
Ángela: ¿Cuéntame un poco de ti, sé que eres curadora de arte y profesora y que trabajaste por más de doce años en Cuba en esta materia, ¿cómo fueron todos estos años como docente en cuba?
Anamely: Si bueno, yo fui profesora de la Universidad de Arte de Cuba 12 años exactamente. Desde que me gradué en el 2007 de Historia del Arte, trabajé en el ISA, después hice un máster en Procesos Culturales Cubanos, estando ahí mismo trabajando. Luego, cuando empezaron las desavenencias con el Ministerio de Cultura y otras autoridades así del país ellos me sacan del ISA en el 2019, yo apelé y demás, apelé al Órgano de Justicia Laboral y luego al Tribunal Provincial incluso, pero obviamente la seguridad del Estado estaba orquestando todo esto, y finalmente fui separada de la docencia. Paralelo a esto, hacía curaduría de arte como dijiste, con un grupo de amigos y generalmente las curadurías eran en lugares abandonados de la ciudad, es decir, nos gustaba eso de usar espacios no galerísticos para un poco también revitalizar desde el punto de vista social lo poco estético de esos lugares. También escribía para revistas locales dentro de Cuba, pero en algún momento también para revistas fuera de Cuba que tienen que ver con el mundo del periodismo independiente y también, bueno, revistas extranjeras. Luego de esto, de que me sacaran del ISA, fue que empecé a vincularme al Movimiento San Isidro, comencé a conocer a Luis Manuel Otero, a Maykel Castillo, y ahí comenzó mi labor como activista propiamente dicha, que está vigente, y es por eso que no me permiten regresar a Cuba, una vez que salgo. Inicialmente, yo salgo a estudiar, a un doctorado en Antropología en México que aún estoy haciendo. Y es por esto que cuando intento regresar no me permiten, eso ya fue en 2021.
Ángela: He leído un acerca de tu participación en una misión educativa en ANGOLA, podrías contarnos un poco más acerca de esta experiencia, ¿cómo funcionan las misiones y cómo pasaste de estar allí a pronunciarte en contra del régimen?
Anamely: Sí, yo fui a una misión, le llaman así en Cuba tanto para las misiones médicas, como las educativas, como en otros campos, es decir hay muchísimas. Algunas son muy mediáticas como las médicas, pero hay otras más invisibilizadas: construcción, control de plagas. Hay misiones en muchos lugares del mundo y en muchos campos, normalmente no se conocen, las personas piensan que son solo las misiones médicas. Yo formé parte de una entre el 2014 y 2016, en este caso se iba a fundar una Universidad de Arte en Angola, que para el momento no tenían instituto superior de arte allá. Y para eso se usó el modelo de la Universidad donde yo trabajaba en Cuba, del ISA. De hecho, la de Angola se llama bastante parecido: ISArtes, justamente porque se parece al modelo cubano. Yo fui llamada para participar en esta misión porque yo daba era Arte Africano, entonces a ellos les pareció afín a mi perfil. Aunque fueron profesores de todos lados y de todas las artes. Entonces fuimos a fundar esa universidad nueva.
Para mí fue una experiencia hermosa desde lo humano y desde un punto de vista fue como encontrarme en vivo con todo lo que yo estudiaba. Además de eso el trabajo con los estudiantes también fue muy enriquecedor para mí y son mis mejores recuerdos. Pero ¿cómo funcionan estos eventos? La relación entre quienes dirigen las misiones, cómo funcionan las brigadas, toda la carga política que implica, la manera en que se administran, la parte económica, muchas veces los que van solo reciben el 10% (o a veces menos) de lo que realmente el país de origen le da a Cuba. En el caso de las misiones en África, teníamos unos estatutos militares, éramos considerados como militares en tiempos de paz, porque la empresa que organiza las misiones es ANTEX que es una empresa militar. Imagino que por las relaciones que tiene Cuba con África, sobre todo con Angola, desde la guerra por ahí surge el convenio. Es más no es un secreto que en Cuba ahora mismo la economía está militarizada, es decir hay muchos campos donde los militares tienen un papel de autoridad. Entonces este es el asunto con las misiones, no es solo una forma de trabajo pseudo-esclavizado, es decir adaptado a las condiciones contemporáneas, sino que además no te dejan hacer muchas cosas que son absolutamente normales, que al ir a otro país o de intercambio son normales. Es absurdo que te prohíban cosas tales como: salir de la ciudad sin pedir autorización de la brigada dentro de Antex, por supuesto ni pensar salir del país. En mi caso un amigo me invitó a ir a Sudáfrica, no pude ir justamente porque no te permiten salir del país, es decir, tienen un régimen medio carcelario ahí. Porque además ellos todo el tiempo tienen miedo de que tu desertes de las misiones, están todo el tiempo vigilándote. Y para eso hay muchas personas que van dentro de las misiones, a cumplir simplemente esa función. A veces hasta para ir al mercado había que pedir permiso, una cosa absurda. Y, por supuesto muchas otras cosas, hasta era mal visto que las relaciones con los angolanos fueran demasiado estrechas, en este caso ir a las casas de ellos, ni pensar tener una relación sentimental con ellos. Todo eso estaba prohibido. Esto te lo explico no solo porque a nivel humano es atroz, sino porque incluso de manera profesional eso afecta el desempeño, como docentes no solo teníamos la responsabilidad de lidiar con estudiantes, de medir el aprendizaje y tal, sino a veces de preparar las clases que se daban, los programas. Entonces cómo tú haces un programa que sea efectivo cuando no conoces realmente cómo viven esas personas y sus dinámicas cotidianas, el tipo de arte que consumen o que hacen. Es decir, uno llega ahí y empieza a familiarizarse con todo eso, pero todo ese tipo de restricciones no dejan profundizar en todo eso: y todo eso es necesario para realizar un buen proceso. Lo otro sería llegar al aula y reproducir de manera automática los contenidos que impartes en cuba, que es un contenido programático distinto y eso es una cosa totalmente absurda.
De hecho, yo tuve unas cuantas divergencias con los que dirigían la brigada, y con quienes dirigían las carreras como tal. Porque cuando yo llegué me di cuenta de que las asignaturas que teníamos previstas para ellos: Historia del Arte, Arte Contemporáneo, no se adaptaban del todo a quienes entraban a la escuela. Como no tienen un sistema de arte constituido completo: desde niños hasta la educación superior, muchos de ellos llegaban sin ningún tipo de herramienta, no sabían prácticamente nada de historia del arte o de historia en sentido general. Uno empezaba a hablar de un estilo y terminaba dando una clase de geografía, historia, muchas cosas al mismo tiempo. Yo me di cuenta, de que hacía falta una clase introductoria que fuera una mezcla de apreciaciones de las artes con algunas herramientas de historia del arte. En fin, había que flexibilizar un poco el programa para adaptarse a lo que ellos son, porque es lo justo y lo lógico. Cree una asignatura nueva y empecé a impartirla, antes de empezar con la Historia del Arte como tal. Y eso no gustó, tuvimos varias reuniones, vino gente de la Habana, de la facultad, y de la misión a ver ese asunto y decidieron que la asignatura tenía que dejar de darse porque no estaba contemplada dentro del programa inicial y bueno, lo que pasó ahí es que yo dije que mientras yo estuviera ahí seguiría dando la asignatura y que cuando yo me fuera si ellos querían volver a lo anterior. Esa fue una de las divergencias, pero para nada la más grave. Hubo personas que tuvieron experiencias más amargas, de hecho, hubo gente que incluso murió dentro de la misión. Recuerdo el caso de una muchacha que fue a la playa con unos amigos (algunos angolanos), hubo un accidente, que son cosas que pueden pasar, ella murió. Y después de muerta estaba siendo castigada por las autoridades de la misión, y su caso fue expuesto como una indisciplina grave por haber ido a la playa, por eso es que me entero yo. Le retiraron el dinero, a su familia… en fin. Cosas que desde todos los puntos de vista son no solo violaciones sino atrocidades, estamos hablando ya de cosas crueles que no tienen cabida dentro del mundo contemporáneo y que se hacen habitualmente en esas misiones. No solo se hacen, sino que además usan esos casos como ejemplarizantes para los demás miembros de las brigadas. Recuerdo que en esos momentos yo me manifesté: “Realmente se están oyendo ustedes mismos, ¿qué es esto? Alguien que muere haciendo una labor encomiable en sí misma” lo que no es encomiable es la forma en que se está administrando el asunto. El país, en este caso Cuba utiliza todo esto más allá de la demagogia, para ganar dinero y para explotar a los profesionales que lleva allá y de alguna manera para las personas del país de destino: creo que es también una explotación para los angolanos, me refiero a la gente que recibe estos servicios.
Ángela: ¿Qué despertó en ti la iniciativa de pronunciarte en contra de las medidas del régimen cubano?
Anamely: Fueron muchas cosas, en muchos casos se da el mismo proceso, es como una acumulación, un desgaste y un día dices “ya no más”. En mi caso, varias cosas influyeron. Primero, cuando regresé de Angola ahí empezaron ya los problemas en el 2016, se estaba discutiendo un documento llamado “Los lineamientos del partido” algo así, que tenía que ver no solo con la dirección futura de la política del país, sino también sobre todo económica. Recuerdo que hubo una reunión en ISA para discutir esos lineamientos, que tenían que ser llevados a votación ante los estudiantes. Y bueno, fui como profesora y hablé del documento y las falacias que para mí representaba, a partir de ahí comenzaron los problemas conmigo en la universidad. Me mandaron a pedir caracterización del ministerio de Cultura, para ver qué influencia tenía sobre los estudiantes. Y desde ahí comenzó el monitoreo de la SE: primero, fue muy discreto, era el rector el que me citaba a su oficina para hablar conmigo, ver mis inquietudes, pero yo me daba cuenta de lo que estaba sucediendo. Y ya después fue más abierto, en la medida en que yo continué siendo crítica, escribiendo textos relacionados con la política cultural que estaba llevando el país. Dos años después, por ejemplo, con el decreto 348 en 2018, fui bastante crítica porque generaba contravenciones absurdas que contribuían a restringir más a los artistas y a los espacios culturales. Hubo una movilización bastante grande respecto a la implementación de este decreto, la comunidad artística se movilizó, yo formé parte de ese proceso, conformé un grupo llamado Sin 349, tuvimos reuniones con el Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, en fin. Pero eso no gustaba, por supuesto siendo yo una profesora, ellos veían que yo estaba ubicada dentro de la estructura social y cultural en un puesto con un público garantizado: una influencia evidente en los jóvenes, pero más que todo sobre los artistas, y eso no gustaba. Tú puedes criticar desde tu casa y hacerte de un público, pero si ya de por sí cunetas con un público y amplías esa esfera de influencia, para ellos eso era algo que no podían permitir. A partir de ahí, empezaron ellos a buscar la forma de sacarme de allí. Hasta 2019, que yo salí del país por 8 días, no afectaba para nada la docencia, yo había dejado todo eso cuadrado. Era un viaje que no tenía que ver con la institución, fue autogestionado. Al volver ellos inventaron que no había pedido todas las autorizaciones correspondientes para salir, me sancionaron por un artículo 306, un artículo que no se aplicaba a mi caso, que tiene que ver con las regulaciones automáticas aplicadas para algunos tipos de trabajos más que todo dentro de los cuadros políticos del Estado, algunas personas con puestos en proyectos de investigación, médicos, deportistas: “personas reguladas” a no salir del país por la labor que cumplen. Pero ahí no me encontraba yo, dentro de esas personas catalogadas. Tanto así que yo salí, y nadie nunca me dijo en la Aduana que necesitaba alguna autorización, como sí sucede con esas personas a las que les aplica el artículo. Simplemente ese fue el argumento, ni siquiera fue un problema disciplinario como tal, porque mis evaluaciones eran muy buenas dentro de la Universidad, no podían decir que era por cuestiones disciplinarias. A partir de todo lo que me sucede, todo lo que yo estaba viendo con la comunidad cultural, y luego cuando conozco a Luis Manuel y a Maykel, veo también lo que ellos estaban haciendo con sectores de la población más marginada empiezo a tener contacto con personas de la oposición, disidentes, a los cuales se les aplicaban métodos más violentos. Y entonces empezar a intentar procesar todo eso, veo más injusticias que antes no veía o veía parcialmente, y eso es lo que me lleva a pronunciarme de una manera más enfática, a empezar a salir a la calle a expresar mi preocupación por Luis Manuel y por Maykel que sí eran detenidos constantemente. Yo iba a las instituciones de policías, intentaba sacarlos de allí. Es un proceso también de solidaridad con otras personas que la pasan peor que tú, por hacer exactamente lo mismo que uno: criticar lo que está mal hecho, hablar de lo que no se dice en las noticias ni con lo que Cuba vende al mundo.
Ángela: ¿Cómo has utilizado el arte para manifestarte?
Anamely: Como tal no soy artista, soy más teórica, impartía materias con un carácter más histórico. Cómo se han movido las artes en el tiempo, desde que esas civilizaciones existieron. Soy crítica de arte, también escribo crónicas. Desde ahí he hecho este tipo de trabajos más creativos creo yo. Y bueno, la curaduría es vista en medio de un trabajo de creación, pues eres la responsable de organizar un espacio, un ambiente donde las obras confluyan. Para mí el arte tiene una función importante en todas las sociedades. Es lo que marca y desafía a los nuevos poderes, ya que cuenta las cosas desde la vivencia de la propia gente. Muestra a las personas que tienen un poder, por su talento. A veces la gente demora en descubrir estos talentos, pero cuando lo hacen es algo que nadie les puede quitar, aunque te repriman por eso siempre vas a tener un refugio en esa creación que realizas, es como tu espacio de autenticidad. Y esto lo logras manifestar, ahí tienes un poder que puedes utilizar y reinventarte cuando las situaciones son adversas. Esto sucede en cualquier tipo de sociedad, pero su valor es mayor en sociedades totalitarias, que se basan en la simulación en todo sentido y en la estandarización de las prácticas. El arte siempre se revela contra eso y trata de mostrar todo lo que la oficialidad no muestra. Y para mí ese es el poder del arte, eso mismo he intentado hacer yo desde mi trabajo, mostrar otros espacios no visibilizados, mostrar otros tipos de creaciones, como la realidad se manifiesta de una forma más rica a como lo muestra el Estado, y como el mismo Estado intenta callar, neutralizar o instrumentalizar esos otros poderes que existen en la sociedad y en el arte, en el emprendimiento, en la economía. Es un espacio que ellos quieren controlar, porque es un espacio al que no llegarían por si mismos. Por eso el arte es tan importante.
Ángela: En el momento en que la aerolínea American Airlines te comunica que no podías viajar hacia Cuba, ¿cuál fue tu primera reacción y qué hiciste en medio de la frustración que implica este impedimento?
Anamely: Bueno, realmente es una experiencia muy dura. Incluso cuando uno puede haberlo sospecharlo desde antes. Es decir, yo sabía cuando salí de Cuba y cuando empezaron a pasar los meses, sospechaba que alguna represalia tomarían en contra de mí. Yo sabía que los brazos de la dictadura son largos y que podían llegar a establecer mecanismos de represión para las personas que se van, sospechaba que algún tipo de represalia iban a tener, y que eso podía ser en efecto no dejarme regresar, pero no había pasado mucho con quienes aún tenían su residencia cubana, es una práctica que realizan mucho, pero sobre todo había sucedido con personas que tenían ya su residencia en otro lugares, que igual es una violación porque tu sigues siendo ciudadano cubano y no pueden negarte la entrada a tu país. Pero bueno, cuando tu tienes residencia en otro lugar al menos tu tienes un lugar en el cual estar en caso de que te prohíban la entrada, eso no sucedió conmigo. Yo no sabía bien si ellos se iban a atrever a dejarme suelta en un país, sin tener yo ningún tipo de papeles ni donde llegar y eso fue lo que ocurrió justamente. Yo intenté irme desde Estados Unidos, viajé de México a EEUU para un programa cultural y político, donde tenía presentaciones en varios lados, y para recoger un premio que era para Luis Manuel Otero, que para ese momento ya estaba preso. Mi idea era estar alrededor 2-3 meses en Estados Unidos, y luego viajar directamente a Cuba, por razones personales, de activismo y por trabajo de campo porque justamente mi trabajo de grado en el doctorado tiene que ver con Cuba y necesitaba ir a hacer ese trabajo de campo, después mi plan era regresar a México y así. Cuando me dicen que en efecto no se me va a permitir la entrada a mi país, fue una notificación que manda un teniente coronel cubano, es decir una vez más los militares controlando el asunto enviado a la aerolínea American Airlines, y me indican que como existe esa notificación no puedo abordar el avión y que Cuba no me puede aceptar. Mi primera reacción fue de indignación contra Cuba, contra la dictadura, porque ellos no tienen por qué, es decir, no se pueden normalizar prácticas que no son legítimas en el mundo contemporáneo. Prácticamente es un destierro al que te están condenando. E indignación con la misma aerolínea porque se estaban atribuyendo funciones que no les corresponden, es decir en una aerolínea te revisan los documentos de viaje como cliente para viajar, pero no tienen funciones migratorias. Y menos con una ciudadana y residente cubana, yo tenía una visa turística para Estados Unidos, no solo no es mi país, sino que no vivo allí. Tiene que haber un límite allí entre lo que puede hacer un régimen con sus ciudadanos, y una aerolínea. Yo sé que existen regulaciones internacionales que dicen que las aerolíneas deben regirse a la regulación de los países destinatarios, pero por lo general cuando esto sucede no sucede con ciudadanos de este mismo país, sucede con extranjeros porque es decisión del Estado recibirlos o no, pero no con los ciudadanos porque eso viola el artículo 13 de la Declaración de los DDHH: el derecho de toda persona a regresar a su casa, y por lo tanto ninguna regulación local debería estar por encima de ello. Además, yo no tengo ninguna causa abierta o proceso delictivo en cuba que justifiqué eso, e incluso si lo tuviera también están obligados a dejarme entrar al país, y si consideran que cometí un delito pues me juzgan dentro del país. Lo que uno siente es mucha indignación, también mucha impotencia porque ¿qué haces? Problemas prácticos que empiezan a acumularse y que se agregan como violaciones: ¿Dónde vives? ¿Dónde trabajar? Te arrojan a una situación de ilegalidad inminente cuando esa visa se venza, toda una crisis migratoria. La impunidad de Cuba no solo se queda en las fronteras, se extiende. Y esto pasa porque el mundo permite que esto suceda.
Ángela: ¿Cuáles han sido las principales complicaciones en materia legal que has tenido que afrontar tras la salida forzada de la isla? Y ¿Cómo ha sido todo el papeleo, los procesos para la actualización del pasaporte y la gestión de tu antigua vivienda?
Anamely: Cuando salí para México no hubo complicaciones, bueno era una salida temporal, todo quedó normal yo conservaba aún la residencia en Cuba. Hay una ley que dice que en menos de 24 meses se debe regresar a cuba o se pierde la residencia, era una razón de peso también para regresar, para no perder la residencia, según las propias leyes cubanas. Mi intención siempre fue volver, e incluso volver a México por mis compromisos profesionales con la Universidad. Nunca fue una salida definitiva, no tengo la intención de dejar Cuba. Mi casa está en Cuba. Cuando ya pasa todo esto de que no me dejan entrar fue terrible, me quedaban menos de 3 meses de la visa de turista en Estados Unidos. Mi primera reacción era quedarme de ilegal, es decir no hacer nada y ver qué iban a hacer conmigo. Pero tras las reuniones que tuve con el Departamento de Estado me di cuenta de que eso iba a ser perjudicial para mí. Porque con eso no iba a pasar nada, de hecho, es muy común que entren los cubanos al país y se queden de ilegales un buen tiempo, y por lo general no pasa mucho con eso, las personas están de irregulares meses, y así solo iba a diluir mi caso entre tantas personas cubanas y de otras partes que estaban como migrantes. Yo no quería eso, no quería acumular récords de ilegalidad, porque ahí entraría parte de responsabilidad mía. Lo que hice fue pedir extensión de la visa que tenía, que es un trámite legal acá, me la concedieron y eso me dio un margen de tiempo. Porque además al yo no tener una visa de re-entrada para Estados Unidos, mi visa era solo para una entrada, entonces si yo llegaba a Cuba, las autoridades no podían decirle a la aerolínea “regrésela” porque no tenía visa para entrar, de hecho, eso le dijeron las autoridades cubanas a la aerolínea, que si me dejaban subir en el avión hacia Cuba me devolverían. Por eso los de la aerolínea presionaron tanto, porque sabían que si yo llegaba a Cuba no iban a poder regresarme. Al año, cuando se iba a vencer la extensión de la visa y no podía pedir otra extensión más, yo viajé hasta Argentina para pedir otro tipo de visa: una visa diplomática porque no me hacían el cambio en Estados Unidos, tuve que viajar para eso en noviembre de 2022 y regreso a Estados Unidos, igual es una visa de una sola entrada. Ahora mismo yo no podría salir de Estados Unidos porque no podría volver a entrar y me quedaría sin país así en la nada. Pero ha sido muy difícil, además de todas las complicaciones que se le añaden a esto de no tener permiso de trabajo. Mi vida se ha hecho muy engorrosa, he vivido de favores de amigos, de las organizaciones, de las personas… porque no tengo cómo más. Por suerte el doctorado se ha mantenido, la universidad ha sido muy comprensiva hasta ahora. Eso es lo que me ha permitido mantenerme activa.
Ángela: Muchos cubanos y activistas te identifican como una de las caras más visibles Movimiento San Isidro, ¿cómo fue tu experiencia al frente del movimiento y qué tipo de consecuencias te trajo esa visibilidad dentro del espacio público?
Anamely: Yo no soy fundadora del movimiento, el movimiento se funda en 2018 a raíz de toda esta movida del decreto 349. Yo no estaba en ese momento, tan solo hasta finales del 2019 o principios de 2020 entré al movimiento, no recuerdo. Por mi cercanía con Luis Manuel, que es el coordinador general del movimiento, esa cercanía me permitió involucrarme en las acciones que hacían en Sn Isidro. Y en efecto por todo lo que ocurrió por las protestas, el acuartelamiento que fue la acción más visible cuando decidimos quedarnos en esa casa hasta que nos sacaron a la fuerza, y era en protesta por la carcelación injusta y la realización de un juicio sumario por un miembro del movimiento Denis Solis, exigiendo su liberación. Fue una acción no solo del movimiento, sino de otras personas que se incorporaron para apoyar la demanda de liberación de Denis. Lo que pasó a partir de ahí, por la mediatización del asunto hizo que más gente se sumara al movimiento incluso se viralizó el hashtag #todossomossanisidro por esta acción y por toda la labor del movimiento. Como todo movimiento social desborda los propios límites iniciales del movimiento como organización. La solidaridad de la gente hizo que eso se masificara, convirtiéndolo en un paradigma del activismo más reciente en Cuba. Para mi fue muy importante todo lo que ocurrió en ese periodo a pesar de las consecuencias que ha tenido, conocer a Luis, a Maykel a muchos que se unieron al movimiento. El acuartelamiento de San Isidro fue una de las experiencias principales para mí en mi vida y creo que lo será para siempre, me abrió los ojos a muchas realidades que no conocía, me hizo contactar con muchas personas que en ese momento solo eran contactos de redes sociales. Porque de alguna manera las redes sociales para los cubanos se han convertido en un foro alternativo de debate, de visibilidad que no existe de forma física en el país. Es muy interesante lo que ha ocurrido con la movilización alternativa. Luego cuando ya estaba acá, y me pasó todo aquello, que no pude regresar me sentí en un momento y espacio diferente del activismo cubano, y decidí salirme de esa nómina central y organizativa del movimiento, ahora mismo no formo parte directa del movimiento, pero sí de todo lo que se generó a nivel de solidaridad. Pero esa fe una decisión personal, porque sentí que necesitaba moverme hacia otro ámbito, esta violación de no poder ingresar es otro tipo de activismo. Sentí que tenía que hacer otras alianzas, decidí que tenía que empezar de nuevo. De alguna manera siempre voy a ser parte de San Isidro, en un sentido más amplio de lo que ha significado el movimiento.
Ángela: ¿Podrías contarnos un poco de tu experiencia en medio de las medidas de represión digital, cómo te afectaron los cortes de las líneas telefónicas, los apagones y cortes de internet?
Anamely: Es terrible porque quedas ciego, tienes que recurrir a otras formas de comunicación para saber qué es lo que está pasando. En los días estos cercanos al 11 de Julio, yo no estaba en Cuba en ese momento, fue mucho más grave porque fue una movilización masiva, y hubo un blockout casi de una semana. Yo diría que fue un acto genocida. Porque todos los familiares, activistas y amigos que están fuera simplemente dejaron de saber por días de las personas cuando se sabía que estaban siendo reprimidas en las calles, apresadas y todavía hay cientos de presos políticos todavía. Es absolutamente violatorio, y ha seguido ocurriendo. Lo que pasó con nosotros en el acuartelamiento fue como una especie de antecedente de esto, porque a nosotros también nos cortaban el internet todo el tiempo. A los activistas se lo han hecho, a los opositores también. Pero cuando nos sacan de San Isidro hubo un blockout también a nivel nacional por menos tiempo que en el 11 de julio, pero sí fue un antecedente porque mostró lo que ellos eran capaces de hacer cuando sabían que se les iban de las manos. Entonces ocurrió con nosotros una hora, 24 horas; ocurrió en el 11J; y sigue ocurriendo. Es más, cada vez que hay protestas o que ellos creen que se puede articular una manifestación a gran escala pues ellos hacen estos blockout, y mientras tanto cortan las líneas telefónicas y los servicios de internet a determinados grupos, personas, activistas, opositores por los tiempos que ellos quieran. Y bueno es terrible porque cuando tú no tienes como defenderte desde adentro del país, tienes un sistema judicial está plegado a la SE, las instituciones también, cuando la constitución no te respalda, es decir no puedes ir a quejarte a ningún lugar, sales a manifestar y te reprimen y tampoco te puedes comunicar con quienes están afuera para que al menos puedan decir lo que te está pasando, pues nada te quedas completamente solo y desamparado, sin posibilidad de movimiento ni de explicarte. Eso es lo que ellos buscan con los cortes de internet.
Ángela: Desde tu salida has continuado con tu activismo ¿Qué te motiva a realizar huelgas de hambre, o plantones en las naciones extranjeras? ¿Qué respuesta esperas de estos gobiernos donde has estado?
Anamely: Respuestas ha habido, justamente producto de la insistencia de las comunidades y de los activistas, de los medios de prensa independientes que se han mantenido. Es decir, hay muchas personas que están trabajando, que están poniendo parte de lo que son y de su vida en función de que se conozca lo que está pasando en Cuba y haya respuestas tanto de sectores específicos como de la comunidad internacional. Antes había mucho silencio alrededor de Cuba, ya desde hace una década para acá se ha reflejado lo que sucede en Cuba. A pesar de que ha habido respuestas, creo que son insuficientes, porque aún falta restaurar la democracia en Cuba cosa que, lamentablemente, no se va a poder conseguir solo con la acción de los cubanos y menos con los cubanos que están siendo reprimidos en Cuba. Es decir, hace falta el apoyo de la comunidad internacional en ese sentido, y debe haber respuestas mucho más enérgicas para que Cuba no siga teniendo impunidad, y para que las cosas que están sucediendo no sucedan. Te pongo un ejemplo, de lo hábil que ha sido el gobierno cubano en generar solidaridad y en usar el recurso de la soberanía para impedir que haya acciones dentro de Cuba que fiscalicen todo lo que ocurre y que de alguna manera exponga lo que ellos hacen allá dentro; a las cárceles cubanas no entra ningún organismo internacional desde el año 2003, han pasado casi 20 años y eso no ha ocurrido aún. Y se supone que los Estados no pueden permitir eso, Amnistía Internacional por ejemplo que entra a muchos países para fiscalizar temas de derechos humanos y acerca de las cárceles mismas, no ha podido hacerlo a pesar de que lo ha solicitad. Entonces si no hay más respuestas enérgicas de la comunidad internacional y de sectores específicos (cultural, académico) con respecto a lo que pasa en Cuba, entonces la situación en Cuba se va a mantener en el estancamiento en que está. Cuba es muy hábil consiguiendo esto, vendiendo la imagen de que está cambiando, que hay reformas y mientras todo eso se mantenga, la dictadura va a seguir ahí. Esa es la realidad, y por eso seguimos insistiendo. Sobre todo, insistiendo en que seguirá habiendo escenarios de violencia masiva en Cuba, no solo el 11, 12, 13 de julio, sino que va a seguir sucediendo y un día vamos a tener que lamentar pérdidas de vida humana a mucha más escala de lo que ya ha ocurrido. Y eso es lo que estamos intentando evitar.
Ángela: Hace poco compartiste en tus redes el reencuentro con tu hijo, ¿Cómo fue vivir tanto tiempo lejos de tu familia, por qué no podían reunirse?
Anamely: Sí, realmente fue algo muy lindo. Yo no veía a mi hijo desde noviembre, porque para esas fechas fui a Argentina a renovar mi visa, y ahí pude verlo. Él tuvo que salir de Cuba, también por todo lo que estaba pasando ya conmigo, por supuesto yo no lo iba a poner en riesgo. Con su papá que vivía en Argentina desde antes, es cubano, pero vivía allá, entonces decidimos que él saliera antes que yo de Cuba. Antes de ese noviembre que lo pude ver cuando fui a recoger la visa, yo no lo veía desde hace dos años. Nuestra separación, a pesar de estos reencuentros cortos, lleva ya 3 años… y bueno, es producto de toda esta situación. Al yo quedarme de la manera en que me he quedado acá en Estados Unidos, sin recursos, sin estabilidad a corto plazo, por eso él no puede estar conmigo. De hecho, vino acá, estuvo en las vacaciones y se fue hace tres días de acá. Es decir, no es un reencuentro definitivo, él solo vino a pasear, y tuvo que regresar a Argentina hasta que yo tenga algún tipo de estabilidad y entonces poder tenerlo nuevamente conmigo. Eso es muy doloroso, una situación que además se dilata en el tiempo. Es el costo más grande que yo he tenido que pagar, incluso mucho más que los costos a nivel de violencia física que ejercieron sobre mí mientras estuve en Cuba, incluso más grave que el hecho de no poder regresar a tu propio país, más grave que te corte las relaciones de vida: el reencuentro con tus familiares, con tus padres, tus hermanos, tíos… el reencuentro con tu propia identidad, el hecho de que tus amigos estén presos en Cuba; más grave que todo eso es el hecho de no poder estar con mi hijo, no vivir con él, no verlo crecer, no estar presente de manera directa en las cosas que pasan en su vida. Y es un vínculo que aunque no se rompe y se mantiene en la distancia, si tu no lo regeneras todo el tiempo te genera traumas. No solo para él, sino para mí como madre, porque es un vínculo casi sagrado en el que ningún Estado debería tener la prerrogativa de intervenir en ese vínculo. Curiosamente es una de las cosas que Cuba más vende al mundo, esa crítica a y Estados Unidos sobre la división familiar. Pero ¿quién mira la parte de Cuba en ese asunto? De lo que hace el Estado cubano con todo eso, esa es la parte que también creo que hay que visibilizar, y decir: “Bueno, los primeros que separaron a la familia cubana fueron ustedes”. Y desde los años 60, desde que la revolución triunfó, y lo siguen haciendo hoy en día y no tienen ningún tipo de escrúpulos para seguir haciéndolo. Mi caso, es uno de los ejemplos más fehacientes de ellos, pero no es el único, está el caso de Omara Ruiz Urquiola que tampoco la dejan regresar a Cuba y ella tiene a su mamá de más de 80 años en Cuba, ahí trabajando y sustentándose como puede y sustentando un espacio familiar que no se sabe si va a volver a ser pleno, porque ahora mismo esa señora está sola en Cuba y Omara no puede regresar, es una situación terrible, porque además es una paciente de cáncer, está enferma, y tampoco se le ha permitido regresar a Cuba. Entonces ¿hasta dónde el Estado cubano va a hacer este tipo de cosas y destruir la vida de las personas? Eso es algo que debería ser, a estas alturas, intolerable.
Ángela: ¿Qué le dirías a aquellos que aún temen alzar su voz, por todas las consecuencias que saben que podrían sufrir tal como te ha sucedido a ti?
Anamely: Es muy difícil decirle a otra persona lo que debe hacer, más aún si está en buna situación de peligro. Pero yo sí creo que, si uno normaliza la situación de represión y de silenciamiento que ha mantenido al régimen cubano por tanto tiempo, si uno contribuye a eso con su silencio entonces nunca saldremos de esta situación. Yo sé que el precio que se paga es muy alto, pero hay una parte ahí que ellos no te pueden quitar si tú hablas, si tú dices la verdad, si alzas tu voz contra la injusticia, es una especie de paz… de poder que tienes y que no pueden quitarte, aunque hagan lo que sea contigo. Entonces yo creo que eso las personas tienen que saberlo, es decir, yo creo que la libertad comienza con uno mismo y hay una parte de tu libertad que ellos no pueden quitarte. Hay una parte que pueden quitarte, pero hay otra que mantienes siempre y cuando mantengas tu voz en alza. Y eso da una satisfacción en medio de todas las desgracias, que es invaluable, que no se paga con nada y que es muy necesaria para uno seguir siendo humano. Yo creo que una persona que no es libre, que no se permite ser libre ni trasgredir ciertas cosas, que no se arriesga hasta cierto punto por conservar esa libertad pues pierde una parte de su humanidad. Eso es lo que yo le diría a esas personas, y por su puesto mi solidaridad con todos ellos que están sufriendo represión, que están incluso peor que yo, quienes están dentro de Cuba en las prisiones, a quienes no saben si mañana van a estar vivos o muertos, a las personas que están cruzando fronteras para huir de Cuba, que ha sido lo más mediático del éxodo cubano… no es tan voluntaria esa salida, a ellos nadie los obligó como a mí, pero salen también porque la situación en Cuba es intolerable. Es muy triste, porque a veces estos casos, como el mío de no-regreso, se diluyen dentro de los casos de todas esas personas que están huyendo (“si todos quieren salir porqué tú quieres regresar”) y no se dan cuenta que son dos caras de la misma moneda. Y lo que está debajo de todo es la violación sistemática a los derechos humanos, y de ahogamiento de la parte cívica, de los ciudadanos, del sustento digno, de no tener como comer ni como sobrevivir. Al final todo está causado por lo mismo: un régimen ilegítimo, desde el punto de vista político, pero también que no tiene solución práctica para la vida de las personas, ni posibilidades de futuro para los cubanos y que tampoco da participación real a los ciudadanos para reconstruir el país. Por eso es que la gente se va, por eso la gente hace activismo y por eso quieren regresar y no los dejan.
Ojalá esto en algún momento termine, realmente lo necesitamos.