FORO CUBANO Vol 3, No. 21 – TEMA: INDICADORES –
Hacer que los viejos cuenten: Algunos indicadores de bienestar sobre las personas mayores en Cuba
Por: Elaine Acosta González*
Junio 2020
Vistas
“Parece que Ives y yo somos “el matrimonio de abuelos invisibles”, o quizá en nuestra circunscripción los encargados tengan una bola de cristal donde pueden ver que estamos bien, porque hasta ahora nadie nos ha insertado en ningún plan para ancianos para poder quedarnos en casa. No cuento esto para agobiar con nuestras miserias humanas y estoy segura de que no somos un caso único. Solo lo comento para que conozcan que no es cierto que todos los viejos estamos atendidos y cuidados como dicen por el noticiero”.
Nilda Bouzo, 2020
Ives y Nilda (ésta última es la autora del fragmento que cito) conforman un matrimonio de personas mayores en Cuba, que viven solos y que padecen varias enfermedades crónicas. Ives tiene 85, es hipertenso, y Nilda 78, con una cardiopatía avanzada y otros padecimientos crónicos. Ella necesita de ayuda para desplazarse (camina con un bastón). El relato de Nilda le pone rostro y emoción a las innumerables –y poco anticipadas- implicancias sociales y de salud mental que la pandemia del Covid-19 está generando en Cuba, especialmente entre los grupos más vulnerables.
Nilda cuenta su malestar, siente que lo que ella está padeciendo diariamente con las largas y extenuantes colas para comprar alimentos, medicamentos o cualquier otro insumo básico no coincide con el relato que los medios oficialistas ofrecen sobre su país. Describe como “desamparo” la situación que experimentó cuando los militares que controlan la cola permitieron que, dada sus condiciones físicas, pudiera ingresar en condiciones preferenciales a realizar su compra. El llanto desconsolado no la libró de marcharse sin el ansiado alimento que su dieta de persona con padecimientos crónicos requiere. A partir de este relato, quisiera reflexionar sobre algunos indicadores de bienestar de las personas mayores en Cuba (maltrato, programas de apoyo y servicios de cuidados de larga duración), la disponibilidad de estadísticas y las posibilidades de monitoreo de las condiciones de vida de este grupo. Todo ello sin olvidar la magnitud, celeridad y complejidad del proceso de envejecimiento de la sociedad cubana, cuestión que hemos desarrollado en otras publicaciones.
El maltrato en el ámbito doméstico familiar y público/institucional
Las estadísticas oficiales en Cuba sobre maltrato hacia personas mayores son escasas, además de existir pocos estudios sobre el tema. La última Encuesta Nacional de Envejecimiento de la Población (2017) incorporó la temática y reportó que un 11 % de las personas mayores de 60 años en Cuba han sido víctimas de situaciones de maltrato por parte de sus convivientes o responsables de su cuidado, fundamentalmente por no tener en cuenta sus criterios (no haber formado parte de las decisiones tomadas en familia) y no haberles proporcionado las ayudas técnicas que requieren como espejuelos, bastones, muletas, etc.
Fuera del espacio residencial aumentan las situaciones de maltrato. Las personas mayores que han sido víctimas al menos de una situación de maltrato en la calle u otros lugares públicos alcanzan al 16.1 %. Las situaciones más experimentadas son la ‘atención inadecuada en lugares donde brindan servicios públicos’ que afectó al 80 % y los ‘comportamientos irrespetuosos, deshonrosos o insultantes’ (38.3 %). Otras situaciones como ‘rechazo’, ‘agresiones físicas o verbales, negación de ayuda’ e incluso experimentar ‘miedo a ser asaltado o agredido’ afecta en cada caso a alrededor de 1 de cada 5 de estas personas. Como vemos, la situación de maltrato experimentada por Nilda, aunque ella no la identifique como tal – “en ningún momento nos desatendieron ni nos trataron mal, al contrario, me explicaron que por ellos nos dejarían pasar”, ha empezado a “contar” para las estadísticas en la isla. No sabemos, sin embargo, cuánto habrá aumentado este tipo de situaciones durante los meses de confinamiento y cuánto se agravará en lo adelante si el desabastecimiento continúa.
Otro ámbito de maltrato que enfrentan las personas mayores en Cuba, aunque de menor incidencia (2.2 %), se refiere a los derechos de propiedad. Situaciones de fraude, engaño, presión o chantaje, apropiación indebida o negación para hacer uso de sus propiedades, finanzas, bienes, testamento, documentos jurídicos, etc., son cada vez más frecuentes en la sociedad cubana en la medida en que, por un lado, hay mayores necesidades de vivienda y, por otro, hay más personas mayores solas, vulnerables y desprotegidas. El bajo porcentaje, sin embargo, requiere ser considerado con cautela, puesto que puede haber un significativo subregistro de este tipo de situaciones de maltrato. Es una situación preocupante, pero poco visibilizada. Los escasos reportajes de la prensa sobre el tema han reconocido que algunas de las familias rechazan convivir con personas de la tercera edad, e incluso se han apoderado de la vivienda que les pertenecía, expulsándolos a la calle (IPS Cuba, 2020).
Los programas de asistencia a las personas mayores
Así como con las situaciones de maltrato, es difícil monitorear el impacto social y psicológico que esta crisis sanitaria está ocasionando en las personas mayores. Nilda reclama que en su municipio ni a ella ni a su esposo los han “insertado” en algún plan de atención para personas mayores que viven solas y que les permita quedarse en casa. ¿Cuántos habrá como ellos? Junto con el matrimonio de Nilda e Ives que, aunque viven solos, pueden prestarse alguna ayuda, en Cuba se registra un preocupante aumento de los hogares unipersonales de personas mayores (221 425 personas mayores que viven solas), con una edad promedio de 71 años y, en su mayoría, compuestos por mujeres. La gran mayoría de quienes viven solos cuentan con pocos ingresos, básicamente devenidos del trabajo o la jubilación, sin otra fuente de ingreso adicional. Cerca del 7 % tiene necesidades especiales y una menor cantidad requiere cuidado continuo.
Sabemos que el gobierno administra un Sistema de Atención a la Familia (SAF) mediante el cual 76 000 personas mayores de bajos ingresos reciben comida elaborada y a precios subsidiados. Sin embargo, su alcance, calidad e impacto son modestos. La propia Ministra de Trabajo y Seguridad Social declaró que el concepto de núcleo vulnerable –criterio para recibir la atención- ha tenido que ampliarse durante la pandemia y, por lo tanto, no estará asociado solamente a personas que tengan ingresos insuficientes. Se agregaron aquellos que no están en condiciones de trabajar ni tienen posibilidad de ayuda familiar. Si bien desconocemos la situación económica del matrimonio de Nilda e Ives, cabe preguntarse por qué no han sido beneficiados con este sistema.
La Ministra ha dicho que se incorporarían a madres con hijos con discapacidad severa, así como a ancianos que viven solos y personas con movilidad restringida que se encuentran encamados. En síntesis, de los 112 000 núcleos vulnerables beneficiados bajo este concepto por la Asistencia Social (Alonso et al, 2020), se aumentó la cifra bajo ese régimen a 606 945. El problema con estas medidas, en materia de grupos vulnerables, es si son suficientes y adecuadas para afrontar una situación como la actual, que amenaza con prolongarse en el tiempo. El SAF es un programa que debe reevaluarse a la luz de las nuevas necesidades sociales derivadas del envejecimiento poblacional, las crecientes desigualdades sociales, así como la escasa evaluación por parte de quienes lo reciben. Las demandas de mayor prioridad que aparecen en la encuesta ENEP (2017) son la atención sistemática del médico de familia, el acceso a recursos materiales como pañales desechables, materiales de curación, entre otros, y la disponibilidad de cuidadores contratados por el Estado.
Los servicios de cuidados
Otro ámbito de preocupación, del que tampoco existe mucha información, son los espacios institucionalizados donde se brindan servicios de atención y cuidados para personas mayores. Conviene recordar que dos de los mayores eventos de transmisión local de Coronavirus (14 y Medio, 2020), ocurridos hasta ahora en la isla, corresponden a centros de cuidado y atención a personas en situación de vulnerabilidad gestionados por el Estado. Uno de ellos se produjo en un Hogar de Ancianos en la provincia de Villa Clara, mientras que el segundo en un centro para personas sin hogar de La Habana.
Las cifras sobre las personas que se encuentran en “situación de calle” o “sin hogar” no han sido actualizadas desde el Censo de Población y Viviendas de 2012. Sin embargo, se sabe que una proporción significativa de ellos son personas mayores. Según el Censo, de las 1 108 personas que vivían en las calles, en su gran mayoría hombres, 467 tenían 60 años y más. Las cifras no indican la distribución de esas personas por provincias. A partir de 2015 se estableció un protocolo de actuación para la admisión, diagnóstico, atención y reinserción social de personas sin hogar en La Habana. El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social fue encargado de coordinar con otras instituciones las medidas para solucionar sus causas. Se crearon Centros de Protección Social para la Atención a las Personas con Conducta Deambulante en seis provincias del país, con carácter temporal. pues no existen condiciones para que funcionen como albergues permanentes (IPS Cuba, 2020). Sin embargo, se han presentado múltiples problemas con la estrategia de intervención. Muchas personas en dicha situación se resisten a ser trasladados. Una vez en el centro de protección también se han reportado innumerables dificultades de gestión y mala atención hacia dichas personas.
Por su parte, sobre los programas estatales de atención a las personas mayores existe poca información y prácticamente ninguna evaluación, al menos de carácter público. La oferta de cuidados proporcionada por el Estado para las personas mayores es entregada por el Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor, que es implementado por el Ministerio de Salud. La oferta está organizada en tres subprogramas: i) de Atención Comunitaria, ii) de Atención Institucional y iii) de Atención Hospitalaria, pero es muy difícil estimar la cobertura. Se sabe que el programa de Atención Institucional cuenta con 293 Casas de Abuelos para atención diurna y socialización, además de 155 Hogares de Ancianos gestionados por el Estado, que al 2018 albergaban a un total de 15 827 adultos mayores. Se ha producido una reducción del recurso humano y un deterioro significativo de las instalaciones del programa de Atención Comunitaria y el de Atención Hospitalaria. Los servicios de atención primaria también disminuyeron. Además de la insuficiente cobertura, se ha reportado un deterioro de los servicios de cuidado para personas mayores.
La comunidad y el tercer sector (fundamentalmente organizaciones religiosas y algunas ONG´s) han comenzado a ofrecer servicios a las personas mayores. A pesar de su creciente importancia, es difícil acceder a información respecto de la cobertura, alcance y contenidos de estos programas. Un reportaje periodístico revela que, en 2017, había once asilos (instituciones de larga estadía) bajo el cuidado de órdenes religiosas (Guillén, 2017). Uno de los programas más emblemáticos ofrecidos a personas mayores es el de Caritas Cuba (Borrero, 2017). En general, la valoración que existe es positiva, ya sea por sus adecuadas condiciones higiénicas o por la atención.
Volviendo a Nidia, nos preguntamos por qué existiendo en Cuba “un control de la población tan perfecto, tan riguroso, tan estricto, que se sabe quién vive en familia y quién no” ella y su esposo no han recibido los apoyos que requieren en una situación de tan extrema vulnerabilidad como la pandemia. Cabría preguntarse, además, por qué no contamos con estadísticas más actualizadas respecto de la situación de las personas mayores en la isla. Por qué tardamos más de 10 años entre una encuesta nacional sobre la situación de las personas mayores y otra, y nos demoramos casi 2 años entre la realización de la última encuesta y su publicación. El último informe de la encuesta sobre envejecimiento poblacional en Cuba ENEP-2017 reconoce la necesidad de actualizar y completar la base informativa sobre las características y evolución del proceso de envejecimiento de la población, que representa hoy día uno de los desafíos más importantes y complejos de la sociedad cubana. La carencia de datos, información y evaluación de los programas constituye no solo un problema para la investigación social en Cuba, sino para el diseño de las políticas y las estrategias de intervención. Se requiere con urgencia un catastro sobre las personas en “situación de calle”, con información para todas las provincias del país y el diseño de una política y plan de atención a este grupo. Se debería partir por nombrarles adecuadamente, descartando el término deambulantes y asumiendo aquellos que la literatura especializada y los organismos internacionales reconocen y recomiendan para la cuantificación e intervención sobre este tipo de población. Es justo y necesario hacer que las personas de la generación de Nilda e Ives cuenten y dejen de sentir que ya no pertenecen a este mundo.
Referencias
14 y Medio. (2020). “Con 58 enfermos un hogar social de La Habana dispara los casos de covid-19 en Cuba”. 14 y Medio. Disponible en: https://www.14ymedio.com/nacional/enfermos-Habana-dispara-covid-19-Cuba_0_2868313141.html
Alonso, R.; Figueredo, O.; Doimeadios, D.; Romeo, L.; García, D.; y Fariñas, L. (2020). “¿Qué medidas adopta Cuba para atender a personas y familias vulnerables ante la COVID–19?”. CubaDebate. Disponible en: http://www.cubadebate.cu/noticias/2020/04/21/que-medidas-adopta-cuba-para-atender-a-personas-y-familias-vulnerables-ante-la-covid-19/#.XwU6sihKjIX
Borrero, D. (2017). “La iglesia cubana asume más el cuidado de ancianos”. El Toque. Disponible en: https://eltoque.com/la-iglesia-cubana-asume-mas-el-cuidado-de-ancianos/
Bouzo, N. (2020). “El otro rostro de Cuba”. La joven Cuba. Disponible en: https://jovencuba.com/2020/07/06/rostro-cuba/
Guillén, B. (2017). “Solos y sin recursos, muchos ancianos piden ayuda a la Iglesia”. 14 y Medio. Disponible en: https://www.14ymedio.com/nacional/Solos-recursos-ancianos-ayuda-Iglesia_0_2210178966.html
IPS Cuba. (2020). “¿Personas sin hogar, mendigos o deambulantes en Cuba?”. IPS Cuba. Disponible en: https://www.ipscuba.net/espacios/por-su-propio-peso/camino-al-andar/personas-sin-hogar-mendigos-o-deambulantes-en-cuba/