FORO CUBANO Vol 4, No. 35 – TEMA: REFLEXIONES DE LA GUERRA FRÍA–
La sovietización cubana y la inconsecuente lógica revolucionaria
Por: Caroll Cárdenas López
Agosto 2021
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La alineación de Cuba con ideas de corte socialista mantuvo a la isla bajo el yugo de la antigua Unión Soviética. Respecto a ello, la autora aborda la forma en que a partir de la Guerra Fría se fue gestando todo un proceso de sovietización en todos ámbitos de la vida cubana.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial el mundo se divide en dos grandes bloques: El Bloque del Este o bloque soviético, y el Bloque Occidental. Ambos querían llevar e imponer sus ideales al resto del mundo, y las disputas para lograrlo van configurando aquello que conocemos como la Guerra Fría. Es así como por parte del bloque de la Unión Soviética comienza un proceso de sovietización que se gesta en la Europa del Este, pero poco a poco también en distintas partes del mundo.
Detrás de aquellas “revoluciones sociales” por medio de las cuales los partidos comunistas iban llegando al poder, los soviéticos estuvieron siempre detrás con el presunto propósito de ayudarlos a liberarse del yugo opresor de sus gobiernos antecesores, pero con la verdadera intención de imponer el manto rojo de su poder, transformando a estos territorios en Estados satélite, que serían claves para el desarrollo de su estrategia geopolítica en el mundo. Entre estos países se encontró Cuba, que se convirtió en aquel bastión esencial para la Unión Soviética en el continente americano, lo que provocó cambios tanto en las dinámicas de la región como en el interior de la Isla.
Las relaciones diplomáticas entre ambos países se oficializaron en 1960 tras la firma de un préstamo de 100 millones de dólares, así como de un acuerdo azucarero y comercial. Desde ese momento Cuba informa a los gerentes de las refinerías de petróleo que tendrían que procesar el petróleo ruso comprado en virtud del acuerdo comercial cubano-soviético, demanda que fue rechazada por Estados Unidos y Reino Unido. De igual forma, los apoyos por parte de la Unión Soviética hacia la Isla comenzaron a ser más fuertes, lo cual se vio reflejado en las constantes amenazas con cohetes si Estados Unidos intervenía militarmente en Cuba (Fagen, 1978). Posteriormente, el 16 de abril de 1961, tras lo sucedido en la Bahía de Cochinos, en su discurso Castro proclama el carácter socialista de la Revolución cubana, y en 1962 ocurre la crisis de los misiles que pone en tensión todo el escenario regional e internacional. No obstante, es hacia los setenta cuando la sovietización en Cuba toma mayor fuerza.
A inicios de la década de 1970 los funcionarios cubanos apoyaban cada vez más las posiciones soviéticas en los foros internacionales. Por ejemplo, en 1973 en Argelia, cuando algunos países del “tercer mundo” en la Cuarta Conferencia Cumbre de los Países No Alineados llamaron a la Unión Soviética imperialista, así como a Estados Unidos, Castro responde:
How can the Soviet Union be labeled imperialist? Where are its monopoly corporations? Where is its participation in the multinational companies? What factories, what mines, what oil fields does it own in the underdeveloped world? What worker is exploited in any country of Asia, Africa, or Latin America by Soviet capital? (Fagen, 1978, p.74).
De esta forma, el régimen cubano defendía su relación con los soviéticos como una asociación mutuamente beneficiosa. No obstante, durante este periodo el comercio cubano se concentró fuertemente en las economías soviéticas, lo cual no era tan bueno como se pintaba. Lo anterior debido a que la Unión Soviética tenía la capacidad de cortar el suministro a la Isla de petróleo, la mayoría de bienes de capital e intermedios, y aproximadamente todo el armamento; además su pérdida significaría el fin de la compra de casi la mitad del azúcar cubano a un precio tres veces superior al del mercado, así como del níquel y las presiones que podría ejercer sobre países de la COMECON para que cesaran sus relaciones económicas con Cuba (Reynolds, 2012). Es así como difieren las posturas oficialistas a la realidad donde la relación política y económica de la Cuba revolucionaria con el bloque soviético era equivalente a la dependencia de la Cuba prerrevolucionaria con los Estados Unidos.
En el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) en 1975, se establecen acuerdos con normas institucionales inspiradas en las prácticas socialistas conocidas. Como consecuencia, un año después se adopta un Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SPDE), el cual en su núcleo duro partía de los principios de la práctica económica de los países socialistas, especialmente de la Unión Soviética, lo cual fue interpretado por muchos como la señal de que La Habada comenzaría a depender de los imperativos de la planificación central soviética (Reynolds, 2012; Vázquez, 2008). Aunado a esto, en el preámbulo de la Constitución de 1976, se hablaba de apoyarse “en el internacionalismo proletario, en la amistad fraternal y la cooperación de la Unión Soviética y otros países socialistas y en la solidaridad de los trabajadores y pueblos de América Latina y el mundo”, lo cual para Richard R. Fagen (1978) hacia difícil imaginar una identificación más estrecha entre dos países que dicha consagración constitucional.
De este modo, la Cuba revolucionaria instituye un sistema económico y político como el soviético en el ámbito interno, y sirve como uno de sus representantes en el ámbito internacional. Así, el proceso de sovietización en la Isla, tal como en los países del Este, estuvo marcado por el adoctrinamiento de la sociedad con fundamento en los principios del marxismo-leninismo; la lucha contra la iglesia; el control de la educación, la vida intelectual y el deporte; la vigilancia de la prensa; y la constante propaganda por parte del gobierno. Esto se vio reflejado en el control total de casi todas las áreas de la sociedad cubana, reprimiendo todo aquello que no se adecuara a lo estipulado por la Revolución y fuese contraria a ella.
Rafael García-Toledo (2020) relata la manera en cómo esto permeó el ajedrez en Cuba. El autor expresa que recuerda que los primeros rusos que llegaron a Cuba después de la llegada al poder de la Revolución fueron estudiantes acompañados con un gran número de otros universitarios de Iberoamérica, todos miembros de los partidos comunistas de sus países. Gran parte de ellos eran nietos de los comunistas españoles que se movieron para Rusia cuando se estableció el régimen de Franco, por lo que hablaban una mezcla entre el castellano arcaico y el aprendido allí con unas cubanizaciones soviéticas.
Los soviéticos llegaron pensando que los cubanos eran personas primitivas, de manera que quedaron asombrados cuando vieron que el ballet y el ajedrez, que eran dos de las más emblemáticas muestras de la civilización soviética, tuvieran el auge que tenían en Cuba. El ajedrez había llegado hace mucho tiempo atrás con la colonización española, y hasta los primeros años del régimen castrista aún disfrutaba de cierto grado de libertad y autonomía. No obstante, con el paso del tiempo esto cambiaría y tal como sucedía en el ajedrez soviético, el cubano quedo totalmente supeditado y al servicio del partido único. Lo paradójico de esta historia es que mientras en la actualidad en Rusia ya es relativamente libre, quienes lo practican en la Isla aún no se pueden desligar de los aspectos ideológicos y políticos para hacerlo (García-Toledo, 2020).
En el ámbito cultural comenzaron a enfrentarse grupos con distintas interpretaciones de cómo debía desenvolverse la creación intelectual en la Cuba revolucionaria, lo cual se relacionó directamente con las posturas comunistas e influencias soviéticas. En los sesenta comenzó a gestarse la amenaza del dirigismo cultural al estilo soviético y la imposición del realismo socialista especialmente con el nombramiento de comunistas en los cargos culturales. Dos grupos principales comienzan a formarse: los Intelectuales Comunistas Revolucionarios, quienes defendían el canon soviético de la cultura; y los escritores revolucionarios no comunistas que pretendían consolidar la libertad creativa de los primeros dos años de la Revolución. Sin embargo, en los setenta el equilibrio entre estos dos grupos se rompe y todo se envuelve en el hegemónico estilo soviético de la cultura (Alburquerque, 2017).
Si bien en 1961, en su libro Palabras a los intelectuales Fidel había advertido que “dentro de la revolución, todo; contra la revolución, nada”, es en el lapso entre 1971 y 1976 que se comienza a regular fuertemente qué está adentro y qué debe ser eliminado. De esta manera, comienza la sovietización de la cultura y las letras cubanas, época a la que Ambrosio Fornet llama “Quinquenio gris”, haciendo alusión a la pobre creatividad por causa de las barreras que el poder político impuso a los artistas al limitar sus derechos a lo que el gobierno considerase correcto y ajustado a los valores revolucionarios, y reforzar los ideales del Hombre Nuevo revolucionario (Alburquerque F., 2017; Ángel & Castro, 2019; Castro & Muñoz, 2020).
Es así como comenzaron a presentarse ciertas rupturas en la sociedad cubana, como el quiebre de la relación cercana de muchos intelectuales con la Revolución Cubana, como fue el conocido “Caso Padilla”. Asimismo, aun poniendo en peligro su vida, muchos cubanos empiezan a salir de la Isla en busca de un mejor destino en otros lugares. Lo anterior se evidencia en la huida por medio de balsas a través del mar en las costas, así como en las deserciones de los cubanos en las contiendas deportivas internacionales[1], las misiones médicas, educativas y militares.
Con todo lo anterior se puede concluir que, distinto a lo argumentado por parte del gobierno cubano y sus defensores, con la llegada de la Revolución al poder Cuba no logra liberarse del yugo imperialista. Aunque se rompe con la dependencia estadounidense, no comienza a tener una autonomía propia, sino que se somete al yugo de otro imperio que es el soviético, lo que demuestra la inconsecuencia de la lógica revolucionaria. Así, a través de esta nueva dependencia, el régimen revolucionario comienza a replicar e instituir el estilo soviético en su política y economía interna, así como en todos los ámbitos de la sociedad y cultura. Si bien con la disolución de la Unión Soviética dicha sovietización se detiene, muchos de los aspectos que cambiaron como consecuencia de esta siguen presentes, lo cual tal como se ve en las calles y estructuras de La Habana. Es como si el tiempo jamás pasara.
Referencias
Alburquerque F., G. (2017). IV. La sovietización de la cultura cubana en la década de los setenta. En La Trinchera Letrada: Intelectuales latinoamericanos y Guerra Fría (pp. 81-100). Ariadna Ediciones. http://books.openedition.org/ariadnaediciones/238
Ángel, S., & Castro, S. (2019). De las Umap a los «supervisores-inspectores»: El control de las artes y la cultura en Cuba. En Cuba pos-Castro ¿espejismo o realidad?: Miradas diversas sobre una sociedad en transición (pp. 183-201). Universidad Sergio Arboleda. https://repository.usergioarboleda.edu.co/handle/11232/1231
Castro, S., & Muñoz, L. (2020). Sobre el patronazgo cultural y la censura a artistas en Cuba. En Cuba en breve: Datos y relatos de una revolución desencantada. Universidad Sergio Arboleda. https://repository.usergioarboleda.edu.co/handle/11232/1644
Fagen, R. R. (1978). Cuba and the Soviet Union. The Wilson Quarterly (1976-), 2(1), 69-78.
García-Toledo, R. (2020, julio 22). Bacallao, Pantoja y la sovietización del ajedrez en Cuba. Radio Televisión Martí. https://www.radiotelevisionmarti.com/amp/bacallao-pantoja-y-la-sovietizaci%C3%B3n-del-ajedrez-en-cuba/269131.html
Reynolds, L. (2012, marzo 19). The sovietization of Cuba. Cold War. https://coldwarstudies.com/2012/03/19/the-sovietization-of-cuba/
Vázquez, J. A. D. (2008). Cuba: Gestión y dirección de la economía (1959-2008). Economía y Desarrollo, 143(1), 165-189.
[1] Para profundizar sobre este tema revisar el Capítulo 4: “La deserción deportiva como puerta de salida hacia un futuro mejor” del libro “Cuba en breve: datos y relatos de una Revolución desencantada” que encuentra disponible en: https://repository.usergioarboleda.edu.co/handle/11232/1644