FORO CUBANO Vol 6, No. 64 – TEMA: DIÁLOGOS SOBRE EL HAMBRE EN CUBA
La responsabilidad del Estado en el hambre de Cuba
Por: Food Monitor Program
Enero 2024
El hambre es un estado de malestar que afecta la salud y la actividad humana, y tiene relación con la pobreza, la dificultad para acceder a los alimentos y la ausencia de un consumo adecuado de estos. En el mundo existe como un problema grave y latente, especialmente en varios territorios de los países subdesarrollados, a pesar de que la producción de alimentos a nivel global supera la capacidad de consumo de los habitantes del planeta. Por tanto, se trata de una situación marcada por la desigualdad y la deficiencia o ausencia de mecanismos, instituciones y voluntad política que aseguren el derecho a alimentarse de todas las personas.
El hambre en Cuba se halla en un momento de agravamiento producto de la crisis nacional e internacional, el cual registra serios indicadores de escasez y empobrecimiento del poder adquisitivo de los salarios. A la par, el incremento del envejecimiento poblacional y el deterioro de los sistemas de educación y de salud exponen todavía más al hambre a grupos vulnerables de la sociedad. Por otro lado, en Cuba se advierte una gran presencia del "hambre oculta", fenómeno que refiere la falta de una alimentación adecuada y regular que influye negativamente en la salud de las personas, la cual ha estado latente por décadas en la isla y actualmente sufre un amplio ascenso (Cfr. Mapa del Hambre en Cuba, 2022-2023, por foodmonitorprogram.org).
Esta situación sensible está atravesada por diversas causas de índole interna y externa. Entre ellas, es particularmente relevante las consecuencias derivadas del sistema de producción de alimentos concebido luego de 1959. Ante el desafío de transformar profundamente el país y rehacer las relaciones económicas que sustentaran la justicia y el bienestar social, el Gobierno que devino tras el triunfo de la Revolución tomó una serie de medidas para reestructurar y modernizar la agricultura. Sin embargo, el contexto histórico-económico, la improvisación, el autoritarismo y los compromisos pactados con el campo socialista más tarde, darían al traste con el propósito de alcanzar una soberanía alimentaria envidiable a nivel mundial.
Como resultado, el campo cubano ha permanecido atrasado e improductivo en bastas regiones, se concentró la producción en determinados renglones que luego se abandonarían tras la crisis y la caída del campo socialista, comprometiendo aún más la economía y el acceso a los recursos necesarios para otras áreas de la producción. Hacia la actualidad Cuba importa la mayor parte de los alimentos que consume, y esto se ve más afectado por la oscilación de los precios del mercado internacional y las dificultades del país para acceder a ciertos mercados por efectos de su deuda externa y la falta de divisas. Además, la agricultura cubana sufre serias trabas burocráticas que frenan más su desarrollo, impidiendo que el campesino tome el protagonismo sobre el cultivo y su crecimiento. Por último, los datos revelados por el propio Estado acerca de las inversiones presupuestarias anuales indican que la inversión en áreas como agricultura y ciencia e innovación son muy inferiores —e incluso fueron reducidas— en base a otras que no poseen una incidencia directa sobre la solución del hambre.
De tal manera es claro que, por una parte, la estrategia histórica que se ha planteado el Estado para resolver el problema del hambre en Cuba ha sido insuficiente en cada etapa, si no contraproducente con fines a concebir un esquema soberano de la producción de alimentos; y por otra, la voluntad política se ve cuestionada, a pesar de aprobar una ley de soberanía y de los reiterados discursos del Gobierno, por el escaso valor que confiere a la inversión pública en este sector y por conservar la esencia de un sistema de producción que no ha logrado satisfacer la demanda de consumo adecuado. Sin dudas, estos elementos representan una causa importante en la existencia e incremento del hambre en la isla.