El hambre es un desafío persistente que afecta a millones de personas en todo el mundo, y Cuba no es una excepción. A pesar de los esfuerzos del gobierno cubano para garantizar el acceso a alimentos básicos, persisten preocupaciones sobre la situación del hambre en el país. En este ensayo, se explorarán algunas de las causas de esta situación, incluida la posible implicación del Estado Cubano en su origen y desarrollo.

 

Es importante reconocer que el hambre en Cuba es un fenómeno multifacético y complejo, y atribuirlo únicamente al estado cubano sería una simplificación excesiva. Sin embargo, se pueden identificar factores relacionados con las políticas y acciones gubernamentales que han contribuido a la situación actual. Uno de los factores clave es el sistema económico centralizado y planificado en Cuba. Durante décadas, el Estado Cubano ha tenido un control sustancial sobre la economía del país, lo que ha llevado a una falta de incentivos para la producción agrícola y a una ineficiencia en la distribución de alimentos. La falta de inversión en infraestructuras agrícolas, la falta de acceso a tecnología y la burocracia en el sistema de distribución han limitado la capacidad del país para garantizar una oferta adecuada de alimentos y una distribución equitativa.

 

Además, el estado cubano ha enfrentado desafíos en cuanto a la gestión de la economía y las políticas de importación y exportación. Las restricciones comerciales impuestas por otros países, como el embargo de Estados Unidos, han dificultado el acceso a alimentos y recursos necesarios para la producción agrícola en Cuba. Estas limitaciones han aumentado la dependencia de las importaciones, lo que a su vez ha dejado al país vulnerable a los cambios en los mercados internacionales y a las fluctuaciones de precios. Asimismo, algunas decisiones y políticas implementadas por el Estado Cubano han tenido un impacto negativo en la seguridad alimentaria.

 

La Tarea de Ordenamiento, por ejemplo, implementada en enero de 2021 para unificar el sistema monetario y cambiario, tuvo como consecuencia un aumento significativo de los precios de bienes y servicios, lo que afectó directamente el poder adquisitivo de la población y empeoró la situación de escasez. Es innegable que la situación del hambre en Cuba es un problema complejo que no puede atribuirse exclusivamente al estado cubano. Sin embargo, es importante reconocer que las políticas y acciones gubernamentales han desempeñado un papel en su origen y desarrollo. El sistema económico centralizado, la falta de inversión en infraestructuras agrícolas, las restricciones comerciales y algunas decisiones políticas han contribuido a la situación actual.

 

La pregunta crítica que surge entonces es: ¿Cómo puede el Estado Cubano abordar eficazmente estas causas y trabajar hacia una solución sostenible para la situación del hambre en Cuba? ¿Qué políticas y medidas pueden implementarse para mejorar la producción agrícola, fortalecer la distribución de alimentos y garantizar el acceso a una alimentación adecuada para todos los cubanos? Esta pregunta invita a una reflexión profunda sobre las acciones necesarias para abordar las causas subyacentes de la situación del hambre en Cuba y encontrar soluciones que promuevan la seguridad alimentaria y el bienestar de la población.