FORO CUBANO Vol 6, No. 64 – TEMA: DIÁLOGOS SOBRE EL HAMBRE EN CUBA
Repaso de la crisis internacional y su impacto en Cuba
Por: Food Monitor Program
Enero 2024
Cuba está inmersa desde 2020 en la crisis socioeconómica más grande de los último 30 años. Las connotaciones sociales de esta crisis han derivado en las protestas antigubernamentales en julio de 2021 y una crisis migratoria de gran envergadura que ha provocado la salida de casi medio millón de cubanos en apenas dos años. Sin embargo, otra de las consecuencias de la crisis económica, y posiblemente la más crítica, es la situación de inseguridad alimentaria que atraviesa la población cubana en la actualidad.
En estos momentos, la mayor parte del país, pero sobre todo los sectores más vulnerables como niños, ancianos, embarazadas o enfermos, no tienen acceso a una alimentación de calidad. Como nunca antes en la historia reciente de Cuba, el pueblo se ha visto en su mayoría privado del acceso a una alimentación digna, que satisfaga sus necesidades básicas. Si bien la cultura culinaria cubana es rica en diversidad, lo cierto es que las familias de a pie, desde siempre, han sobrevivido con lo mínimo para no morir de hambre.
Dicho esto, hasta 2020, con la irrupción en el panorama mundial de la pandemia por la Covid-19, y la implementación de la desastrosa “Tarea Ordenamiento”, si bien nunca fue labor sencilla conseguir alimentos de calidad -ni de mucha variedad- era posible, en las distintas redes de abastecimiento estatal o informal, conseguir alimentos básicos como el pan, el arroz, el aceite, los huevos o el pollo. Entonces ¿qué pasó? ¿qué ha provocado esta crisis alimenticia en Cuba? ¿quién tiene la culpa? En este breve ensayo se intentará esclarecer estas interrogantes
Las causas de la crisis socioeconómica actual que vive Cuba y que ha derivado en el desabastecimiento general de productos básicos y alimenticios tiene un origen multifactorial. Esto quiere decir que no se debe a un hecho en específico, ni a una política o ley económica en particular. La actual crisis de inseguridad alimentaria en Cuba es el resultado de décadas de políticas económicas y productivas erróneas, de un sistema de distribución y comercio de los alimentos desfasado y ajeno a dinámicas lógicas de mercado, a voluntarismos de dirigentes incapaces, y a otro gran número de causas que son imposibles de reproducir en este texto, pero se expondrán al menos las más importantes. No obstante, la crisis actual también es hija de las mismas décadas de sanciones económico-financieras impuestas por el Gobierno de los Estados Unidos a Cuba, de problemas estructurales de la economía nacional que anteceden al triunfo de la Revolución Cubana en 1959, y al complejo contexto internacional que provocó la Pandemia por el Covid-19 y más recientemente la guerra entre Rusia -socio estratégico del Gobierno cubano- y Ucrania.
Este es un análisis complejo que, si no se hace desde un punto de partida lo más objetivo posible, se estará cayendo en una interpretación errónea de la crisis y sus causas. Se debe evitar a toda costa caer en las tentaciones de las tendencias políticas que lo mismo solo culpan al comunismo y el Gobierno de la miseria en Cuba, que por el otro extremo solo ven responsabilidades en los factores externos de la crisis, como las sanciones o la guerra. La verdad científica del por qué de la crisis se encuentra en el medio, y si se estudia con cuidado se llegará a la conclusión de que la crisis es resultado de la confluencia de todos estos factores. Se puede afirmar, por lo tanto, que la crisis alimentaria en Cuba tiene dos orígenes fundamentales: el interno y el externo. Luego estos dos macro factores contienen dentro suyo micro factores que en su conjunto explican la crisis. En última instancia, la inseguridad alimentaria en Cuba es resultado directo de la crisis económica que atraviesa el país. De ella se deriva el desabastecimiento, los altos precios por la inflación y devaluación del peso cubano, y la especulación de revendedores que en el mercado negro lucran con productos a sobreprecio.
En este sentido entonces, la crisis actual de la sociedad cubana es el cúmulo de décadas de mala planificación económica, basada en un sistema político económico obsoleto. Sin embargo, hay que reconocer también que las sanciones económicas que tiene impuesto el gobierno cubano le limitan desarrollarse de manera normal; sobre todo en el contexto de las relaciones comerciales con otros países, inversores, limitaciones para hacer transacciones con dólares y demás. Ahora bien, esto no significa que Cuba no comercie con terceros países, incluidos entre ellos los Estados Unidos. Tampoco impide la inversión extranjera en el país, ni otras operaciones de tipo económico-comercial. Justamente en la mala administración de estos recursos, y sobre todo en las propias trabas internas que frenan el desarrollo económico del país, reside la culpabilidad única y exclusiva de las autoridades cubanas. Sin contar la utilización de las sanciones económicas como justificación de sus limitaciones. Otros factores han influido en la actual crisis, y que no están directamente relacionados con Cuba. La pandemia por el COVID ha dejado secuelas económicas en todo el mundo, incluyendo las grandes potencias. Los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania han provocado una disminución de las importaciones de productos y combustibles.
La Tarea Ordenamiento forma parte de la responsabilidad gubernamental en la agudización de la crisis alimentaria, si bien este no es el causante. Y es que la ineptitud de los dirigentes encargados de diseñar y ejecutar estas reformas, no les permitió ver que era el peor momento posible para llevar a cabo unas reformas económicas de tamaña envergadura. Con la intención de unificar la circulación de monedas en el país, se terminó logrando justamente lo contrario al objetivo inicial que era fortalecer el peso cubano. En realidad, lo que lograron fue devaluar aún más, y poner a circular más tipos de divisas en el mercado informal, y la creación además de una divisa virtual como el MLC. Finalmente se ha desatado una inflación que no tiene techo aún.
Por otra parte, las Mypimes están en el centro del debate sobre los causantes de la inflación de la economía cubana, de un lado y de otro en el espectro político cubano. Hasta hace muy pocos años el monopolio de las empresas era estatal, y con las Mipymes se fortalece la propiedad y la empresa privada. Sin embargo, no es un sector ajeno a la polémica. Para muchos son abusadores por los grandes precios que tienen sus servicios, sin tener en cuenta que las Mipymes basan sus inversiones en dependencia del costo del dólar en el país. Dólar que no pueden acceder de manera normal porque es sabido que su obtención en las redes oficiales es casi imposible y limitado, por lo tanto, deben adquirirlos en el mercado informal, y los productos y servicios que ofrecen van a estar marcados por este problema. Por otra parte, hay quienes especulan que las Mipymes son utilizadas por el gobierno cubano, más bien por los dirigentes cubanos, para enriquecerse mediante negocios personales de sus familiares. También dicen que las autoridades de la Isla usan las propias Mipymes y al sector privado para romper algunas sanciones económicas y entrar determinados productos al país.
A modo de resumen, y sin intención de ser repetitivos, se puede llegar a la conclusión de que el contexto sociopolítico cubano es especialmente complejo, y que no podemos definir un origen claro de las causas de la inseguridad alimentaria en Cuba. Lo que sí podemos afirmar es que el Gobierno cubano tiene gran parte de la responsabilidad de esta, y que a menudo utiliza los factores externos de la crisis para evitar cualquier autocrítica.
También podemos identificar a quienes más sienten esta crisis alimentaria, que siempre son los sectores más vulnerables de la sociedad. Niños, ancianos, embarazadas y enfermos se ven privados de acceder a una dieta justa y balanceada. Lo peor de la actual situación es que el Estado cubano no muestra indicios de tomar las medidas económicas necesarias que impulsen la economía cubana y por ende alivie el desabastecimiento de productos básicos. Por el contrario, impulsa medidas que o bien son directamente inútiles para la crisis, o contribuyen directamente a empeorarla. En un atisbo de esperanza, como cubano espero que en poco tiempo se pueda revertir esta situación. Como científico social veo la salida del túnel bastante lejos, ya que sin un proceso de transformación profundo de la sociedad y del poder en Cuba, seguiremos sufriendo de esta crisis interminable y en su efecto, de inseguridad alimentaria.