top of page
Pronuncia mi nombre.jpg

FORO CUBANO Vol 6, No. 61  – TEMA:  CINE Y POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA

Verdad, justicia y reparación una reseña de “Pronuncia mi nombre”

Por: Ángela Mariottiz

Octubre 2023

En el V Festival Interuniversitario de Cine por la Democracia se proyectó un documental que superó las expectativas: "Pronuncia mi nombre". Este filme se adentra en la triste realidad de las madres de las víctimas de la guerra civil en El Salvador, desenterrando las historias de una guerra que muchos prefirieron olvidar, demostrando que aún persisten las heridas de un doloroso pasado. La singularidad de esta proyección radica en que, a diferencia de otros cortometrajes y películas presentadas durante el mismo festival que retrataron realidades de regímenes "antiguos" como el cubano o el venezolano, en el caso de El Salvador la violación de los derechos humanos es un capítulo reciente, y cada manifestación artística es evidencia de una crítica al gobierno de turno. "Pronuncia mi nombre" va más allá del entretenimiento, busca mostrar una realidad no contada detrás de una democracia (con aires de autoritarismo) para confrontar al espectador con la incómoda realidad que persiste en El Salvador. En cuanto a los detalles del documental, en aproximadamente 36 minutos se cuenta la historia de la lucha de las madres de personas desaparecidas, los retos de las organizaciones por la defensa de las víctimas y de los familiares del conflicto armado en el Salvador.  


La guerra civil de El Salvador se remonta desde 1979, año en el que los problemas de alimentación y descontento general llevaron a que aumentaran las demandas civiles con ánimos de que se transformaran las estructuras políticas y sociales del país. En paralelo con ello, las tensiones políticas, sociales y económicas representadas en la desigualdad económica y la represión política fueron los factores que precipitaron el surgimiento de los movimientos insurgentes que se pronunciaron ante la falta de reformas agrarias, y los cambios en general. El grupo opositor más importante fue el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), y derivado de este mismo el Ejército Revolucionario del Pueblo (EPR) era uno de los concentrados guerrilleros más activo. 


En cada enfrentamiento el incremento de la violencia se hacía evidente, hubo desplazamientos forzados, masacres, asesinatos, desaparecidos; a cada demanda de cambio las fuerzas armadas respondieron con represión. En palabras del fotógrafo Giuseppe “las violaciones a los derechos humanos antes y después del conflicto armado eran el pan de cada día para el pueblo salvadoreño” (Dezza, 2017). El conflicto dejó a una sociedad profundamente dividida, y las problemáticas que motivaron el levantamiento aún persisten. Ante la dimensión y la brutalidad de los enfrentamientos, la comunidad internacional se involucró para mediar la disputa. El acuerdo de paz fue auspiciado por Naciones Unidas en diciembre de 1991 y firmado en México. Con los Acuerdos de Paz de Chapultepec se dio la desmovilización de las guerrillas y de batallones especiales acusados por la violación sistemática de derechos humanos, se ordenó la depuración en las fuerzas armadas, se iniciaron procesos de integración a la vida civil de los exguerrilleros y así se continuó un curso hacia la restauración de la democracia. 


A pesar de la llegada de la democracia en El Salvador, de los esfuerzos internacionales, y de los acuerdos firmados, las secuelas de la guerra eran innegables. La impunidad, la desigualdad, la pobreza y la Ley de Amnistías hacían cada vez más difícil el proceso post-guerra. Otro de los efectos fue el crecimiento de las cifras de migrantes hacia varios países de la región que huían de la guerra, mayoritariamente hacia los Estados Unidos, quienes luego de la finalización de la guerra fueron deportados nuevamente hacia El Salvador, lo que condujo al fenómeno social de la agrupación de estos jóvenes en pandillas -o maras-. 


En esta última problemática se ha concentrado el presidente de turno, omitiendo las demandas de verdad, reparación y justicia de todas las víctimas de los desaparecidos durante la guerra civil, mientas pide “pasar la página” y “perdonar” todo lo ocurrido durante el conflicto (Kolectivo San Jacinto, 2021). Entretanto, buscó solucionar las problemáticas de seguridad que se derivaron de la llegada y conformación de las pandillas, aún si eso implicaba pasar por encima de algunos derechos humanos y de la misma constitución. En últimas, quien detenta el poder concentra todos los esfuerzos y recursos en combatir a las maras, pero le huye a la desclasificación de los documentos oficiales que contienen la verdad de todo lo sucedido… podría decirse que es una cuestión de legitimidad en fuego, pues toda su popularidad y carisma dependen directamente de sus resultados en materia de seguridad; mientras que las madres y las víctimas de la guerra civil son “cuento viejo”. 


Fue casi imposible no hallar similitudes entre la historia en El Salvador, las madres de los desaparecidos y la historia del conflicto armado colombiano. Un escenario complejo en el que, aunque también se creó una comisión para la verdad y la reparación, también hubo mecanismos de reinserción y representación política para los opositores, se firmaron Acuerdos de Paz, y muchas de las familias detrás de los miles de ‘falsos positivos’ quedaron con las manos vacías y con ninguna explicación. Aunque los contextos son históricamente distintos, es muy enriquecedor para un colombiano -y cualquier persona latinoamericana- ver el documental, pues demuestra que no solo es un fenómeno interno, sino que las complicaciones luego de una guerra interna dejan una marca grandísima en la población que vivió de cerca el conflicto. En ese sentido, es un símbolo de empatía lograr entender en otros la misma sensación de dolor y comprender sus peticiones. Ambos conflictos son la evidencia de lo necesario que son la verdad para el proceso de duelo, la justicia para los violadores de derechos y la restauración total .no solo de las vidas de los desmovilizados, sino también de la democracia como medio para que todas las partes sean escuchadas.. 


Por todo lo anterior, "Pronuncia mi nombre" es un documental indispensable para quienes estén interesados en temas relacionados con conflicto, paz, reconciliación y justicia. Así mismo también para quienes simpatizan con el bukelismo y para quienes han sido críticos, pues ambas posturas merecen escuchar a las víctimas y tomar cartas en el asunto. Este filme no solo revela los desafíos asociados con el establecimiento de un régimen democrático después de un conflicto y una profunda fragmentación social, como la desconfianza en las instituciones, el hiperpresidencialismo y una división de poder débil que no garantiza la protección de la dignidad humana, sino que también destaca el papel fundamental de la democracia en salvaguardar y asegurar los derechos humanos de toda la población.

Referencias: 


Dezza, G. (2017). Las poderosas imágenes de la sangrienta guerra civil que terminó hace 25 años en El Salvador. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-38613136
Kolectivo San Jacinto (2021). PRONUNCIA MI NOMBRE [documental]. https://www.youtube.com/watch?v=vUrg3VMJ1WY

bottom of page