FORO CUBANO Vol 4, No. 34 – TEMA: TRAYECTORIAS PROFESIONALES DE PERIODISTAS INDEPENDIENTES CUBANOS–
"Yo soy opositor político y hago periodismo"
Por: Boris González Arenas, entrevistado por Ted A. Henken
Julio 2021
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Licenciado en Historia, Boris González Arenas se ha desempeñado como periodista, investigador y defensor de derechos humanos. Atribuyéndole a su aproximación al periodismo una suerte de azar, en esta entrevista se recorre su trayectoria periodística y se presenta su mirada sobre las manifestaciones del 11 de julio en Cuba.
Boris González Arenas (La Habana, 1976) es un habanero de toda la vida habiendo vivido entre los barrios de Miramar, el municipio Cerro y el Vedado, donde reside actualmente con su esposa y dos hijos.
Desde que comenzó su colaboración con medios de prensa ha sido con Diario de Cuba con el que ha mantenido la mayor cercanía. Otros medios para los que ha escrito han sido 14ymedio, Tremenda Nota y, ocasionalmente, Hypermedia y Rialta. Ha publicado también para algunas revistas extranjeras como las brasileñas Época y Veja, la estadounidense Identidades y la cubana Voces cubanas.
Es licenciado en Historia por la Universidad de La Habana en el 2003 y graduado de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños en el 2005. Por tres años impartió historia de la filosofía en el Instituto Superior de Arte (ISA) y por cerca de cinco años fue Coordinador de la Cátedra de Humanidades de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños de donde había graduado.
Aunque González nunca ha trabajado en el periodismo oficial, sus inicios en la práctica de periodismo fueron con publicaciones aparecidas en el blog Octavo Cerco de Claudia Cadelo. Posteriormente abrió su propio blog Probidad y solo más tarde comenzó su colaboración asidua con Diario de Cuba.
Aunque está claro de que el periodismo, las organizaciones de la sociedad civil y la oposición política son cosas diferentes, enfatiza que su caso personal es distinto. “Yo soy opositor político y hago periodismo” aclara. “Yo quiero hacer política en mi país, desde ayudar a vecinos, en un órgano local, a reparar una acera o mejorar el servicio de recogida de basuras; hasta mejorar la condición carcelaria de mis compatriotas desde un órgano político nacional”.
Estudió historia en la Universidad de La Habana. Pero dice que habría estudiado historia en cualquier parte porque comenzó, por ejemplo, economía y la abandonó. La historia es para el algo que le viene muy fácil, no le cuesta ningún trabajo recrear la vida del pasado y basta una ojeada informada y es capaz – dice – de vestir, calzar y alimentar lo mismo a Napoleón que al más desconocido de sus artilleros.
Es de ahí que se derivan a la vez su pasión por la ciencia, la historia, y por el arte narrativo. Eso no lo sabía, sino que lo ha descubierto con la vida y, sin ninguna duda, ha jugado un papel esencial su labor como periodista, investigador y defensor de derechos humanos. Así que dice: “nunca me sedujo ser periodista, llegó a allí: o a aquí”.
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¿Cuál fue tu experiencia durante los acontecimientos históricos en Cuba del día 11 de julio – manifestaciones antigubernamentales masivas y represión violenta policial seguidas por detenciones y condenas a los manifestantes – y durante los días y semanas después?
Yo estaba en mi casa en el Vedado. Las manifestaciones las vimos en las redes sociales. En San Antonio de los Baños, por medio de las directas transmitidas por Yoan de la Cruz que fue arrestado quince días después. Empezaron a llegar los videos, la emoción fue tremenda, cada video era más estimulante que el anterior. Luego vino el discurso de Díaz-Canel, vil como tenía que ser, encubriendo el despliegue terrible, dispuesto a matar, con una respuesta popular a las protestas. Y luego el corte de internet. Yo tenía que llamar al extranjero los días siguientes para saber qué pasaba.
Fue una ocasión maravillosa que llevó a un nuevo nivel la jornada de movilizaciones que hemos tenido desde noviembre pasado. Primero en San Isidro en noviembre de 2020, cuando se realizó una huelga de hambre en solidaridad con Dennis Solís que había sido arbitrariamente apresado luego de la elección de Joe Biden en Estados Unidos, después frente al Ministerio de Cultura el 27 de noviembre, en Santiago de Cuba en marzo y abril de este año con una huelga de hambre colectiva movilizada por la UNPACU y José Daniel Ferrer (preso en este momento) contra un Estado que impide repartir comida y atender sanitariamente a desamparados; después de nuevo en San Isidro el 4 de abril, día de los niños, cuando el barrio coreó “Díaz Canel singao” estimulados por Maykel Osorbo y Luis Manuel Otero (ambos presos en este momento), consagrando el peor calificativo posible para la deriva degenerada de Fidel Castro. Este ha sido un año en que la libertad se ha apuntado victorias extraordinarias en todos los planos, desde el simbólico hasta el movilizativo.
Los días posteriores han sido de denuncias en la prensa independiente y las redes sociales, no solo de los crímenes del 11 de Julio, sino de la gravedad de la persecución posterior. El régimen cubano es un régimen genocida que no tiembla frente a la visión de balseros muriendo por miles en el estrecho de la Florida o ancianos que mueren sin asistencia médica en su casa por no tener azitromicina o medicamentos para la presión o el asma. A ese régimen no le tiembla la mano para reprimir y a eso se ha dedicado desde el 11 de julio.
Yoan de la Cruz, el joven de la primera directa en San Antonio de los Baños, fue detenido el 26 de julio, quince días después. Daniela Rojo, madre de dos niños, fue puesta en libertad bajo fianza el 3 de agosto luego de ser secuestrada el 11 de julio. Waldo Fernández Cuenca, periodista, fue detenido irregularmente en su vivienda el pasado 24 de julio, conducido a una estación policial y allí multado por su participación en las movilizaciones del 11 de julio. Por tanto, se impone monitorear a detenidos y puestos en libertad, entrevistarles, exaltar el testimonio del horror porque el 11 de Julio ha puesto al comunismo en nuestro país contra las cuerdas y se trata de no dejarlo levantar.
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No se puede llamar de “sorprendente” lo que pasó el 11 de julio, aunque no dejó de presentar alguna sorpresa. Cuba lleva años enfrentada a un retroceso de las iniciativas de reforma que llevó adelante Raúl Castro para consolidar su poder. Esas iniciativas de reforma tuvieron su mayor reconocimiento en el acercamiento diplomático entre el gobierno de Barack Obama y el dictador Raúl Castro. El 17 de diciembre de 2014, con el anuncio sorprendente del restablecimiento de relaciones diplomáticas, contrario a la lógica más elemental, se puso fin al llamado proceso de reformas y comenzó un acelerado retroceso que devolvió al país a la crisis económica y la falta de esperanzas que vivimos en las últimas décadas del gobierno de Fidel Castro. La COVID-19 agravó esa situación.
Las medidas del gobierno cubano para forzar el envío de dólares desde el extranjero se aproximan a lo que algunos incisos del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, en su artículo siete, define como Crimen de Lesa Humanidad.
En el 2019 creó un sistema de tiendas para comprar en las cuales había que tener tarjetas de pago a las que previamente se le debían depositar dólares y otras monedas extranjeras. El número de tiendas creció a costa de la red de tiendas en pesos cubanos que, disminuidas en número, fueron además desabastecidas para forzar la compra de productos en dólares.
Para obtener dólares es necesario asistir al mercado informal pues no hay oferta oficial. Pero para forzar más aún la asistencia a estos mercados, el castrismo topó los precios de los productos agropecuarios tradicionalmente vendidos libremente. Con ello propició el desabastecimiento de productos como carne de cerdo, vegetales y frutas. La Libreta de Abastecimiento, responsable por sesenta años de suministrar un muy reducido número de víveres subvencionados, perdió la subvención, y con eso condenó al hambre a una población que depende de ellos para subsistir, principalmente los que viven de un sueldo estatal, de una pensión o los desempleados. El gobierno incrementó los salarios y las pensiones, pero al hacerlo, ha dejado un número tremendo de pensionistas con un ingreso inferior al salario mínimo. Se bloqueó toda facilidad para importar alimentos, medicinas y productos de aseo y se persiguió el mercado negro.
El mercado agropecuario, la importación desde el extranjero y el mercado negro han sido por décadas nuestras fuentes de suministro, todo este sistema de oferta fue reducido para conducir a la población a las tiendas en dólares. Fue tan evidente la rapacidad que el conocido choteo cubano consagró la nueva situación con una broma que afirma que el Estado cubano actúa como un criminal que secuestra a los cubanos dentro de la isla y pide rescate por nosotros a nuestros familiares en el extranjero. Pocas situaciones tan perversas pueden ser comprobadas en país alguno.
¿Podrías describir tus origines familiares y sociales? ¿Qué trabajo o profesión practicaban tus padres?
Mi familia es lo que en una clasificación tradicional cubana se llama “clase media intelectual”, descendientes de una clase media que legó viviendas confortables en Miramar y Cerro. Tengo 45 años y no he sido de los que ha temido toda su vida que un techo le caiga en la cabeza (lo que no quiere decir que no haya enfrentado tales peligros de manera ocasional pues esas viviendas confortables han sufrido numerosos deterioros y reparaciones que siempre son parciales), tampoco de los que ha vivido sin agua potable y corriente, ni de los que tuvo que abandonar los estudios para mantener a la familia.
A esos privilegios le debes sumar que soy blanco, mi orientación sexual es heterosexual y mi ascendencia es, muy próxima, española. Así que, si bien siempre en mi familia hubo mucha sensibilidad por los problemas sociales, solo viví la discriminación como algo externo. Eso, hasta que me convertí en opositor al comunismo, en que he podido sentir, en carne propia, el ecosistema de sutilezas que suponen ser señalado por algo más que mi humanidad.
¿Podrías describirme tu trayectoria como periodista a través del tiempo? ¿Cuál fue el impacto de tu participación en el fenómeno “blogger” en ti durante tu trayectoria hacia el periodismo independiente?
Yo recuerdo cuando, no mucho después de la Primavera Negra (2003), que fue una ofensa a cada cubano, escuché hablar por primera vez de Yoani Sánchez. Eran unos familiares que habían sido diplomáticos y en el extranjero habían leído el blog Generación Y. Saber que existía aquello me encantó, como me encantó cuando supe que la oposición había presentado el Proyecto Varela. Luego llegué a Claudia Cadelo, que era la autora del blog Octavo Cerco y novia de Ciro, el cantante de Porno para Ricardo. En ese momento murió Orlando Zapata Tamayo y Guillermo Fariñas hizo su huelga de hambre más famosa, la que consiguió la libertad de un número enorme de presos políticos.
La emoción para mí fue mucha y escribí mi primer artículo sobre Fariñas que lo publicó Claudia en su blog. Claudia y yo fuimos muy buenos amigos y a través de ella conocí a varios blogueros como Orlando Luis Pardo Lazo y Lía Villares. Yo no participé en la Academia Blogger, pero gracias a Lía abrí mi blog personal Probidad y un buen día estaba en el portal de Voces cubanas. También iba a casa de Yoani y Reinaldo a la presentación de las revistas Voces, al menos en una de ellas publiqué un artículo. Quizás en dos, pero no recuerdo.
En una exposición en casa de Sandra Ceballos conocí a María Matienzo Puerto, entonces periodista de Diario de Cuba: por ella llegué al diario en el 2014. He escrito también en 14ymedio, Tremenda Nota e Hypermedia. Con Armando Chaguaceda publiqué como coautor de un artículo en Rialta. En Brasil tuve una muy rica experiencia de publicación de varios artículos en la revista Epoca. También publiqué en Veja. Las puertas de ambas revistas se abrieron gracias a amigos, muy buenos periodistas, e interesados en la realidad cubana. Últimamente he publicado en la revista colombiana Foro cubano.
El lector para el que yo he deseado escribir hasta el momento es el lector cubano, al que no hay que explicarle qué quiere decir “singao” ni “Tarea Ordenamiento”; y que se siente cómodo leyendo del castrismo sus desmanes, sin medias tintas ni ponderación, es al lector que lleva en sí el espíritu del 11 de Julio. Lo cual, por supuesto, no quiere decir que promuevo un periodismo grosero o superficial, pero cualquiera que conoce su oficio, sabe que tiene un público y que eso determina la forma de sus prácticas, desde un zapatero hasta un periodista.
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No tengo muy claro que mis primeras publicaciones en Octavo Cerco correspondan con mi “llegada” al periodismo, pues mis primeros artículos eran más aproximados a lo que suelen llamar “artículos de opinión”, subgénero en el que, si bien se concentra a periodistas en toda regla que deciden expresar valoraciones muy personales, también suele concentrarse a advenedizos que no se avienen a los criterios de ningún género propiamente periodístico en lo que escriben. Digamos que eso eran mis artículos iniciales.
En el presente he escrito crónicas, reportajes, artículos de opinión y noticias, además de artículos de investigación. Creo que lo que más disfruto, desde el punto de vista ético, es la entrevista. Aunque claro, los artículos que me gustan mucho los disfruto por eso, por sentirlos bien hechos. Pero la entrevista realiza mucho mi vena historiadora y antropológica. Dejar el testimonio de primera mano de personas relacionadas con algún evento histórico da un sentido de utilidad muy grande a lo que hago y realiza mi vocación de servicio.
Mirando atrás a tu propio desarrollo profesional y orientación política a lo largo de los años ¿cómo ha ido transformándose este desarrollo y esta orientación y por qué? ¿Hubo un momento de ruptura o despertar o fue más un proceso lento y largo de distanciamiento e independencia?
Desde mi primera manifestación pública como opositor y periodista me identifiqué resueltamente con la contrarrevolución y el anticastrismo. Por supuesto, sus variantes democráticas; no quiero retirar a la revolución ni al castrismo a cualquier precio. Si el castrismo hoy está agónico y ciego, no es por los últimos líderes opositores, ni por los que están por aparecer, imprescindibles y admirables, sino por la extraordinaria determinación de cubanas y cubanos muy valientes por muchos años y, después del 11 de julio, por la determinación de todo un pueblo. Hay que evitar caudillos, de última hora, o de historial admirable, y sentar al frente de la nación a líderes demócratas que, estoy seguro, son la argamasa de estos días, desde Luis Manuel Otero y Tania Bruguera, hasta Berta Soler y José Daniel Ferrer.
Martí fue sabio en eso, se lo dijo a Máximo Gómez en su famosa carta de 1884 en las siguientes palabras: “…es mi determinación de no contribuir en un ápice, por amor ciego a una idea en que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen de despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que ahora soporta, y más grave y difícil de desarraigar, porque vendría excusado por algunas virtudes, establecido por la idea encarada en él, y legitimado por el triunfo”.
No parece posible esa dictadura, pero ¿acaso parecía posible a los cubanos la tiranía de Fidel Castro el primero de enero de 1959?
Así que sí, hubo un cambio en estos años, porque cuando me manifesté por primera vez en contra del castrismo, creía que tenía que terminar sin más; ese era el producto de mi falta de cultura política diez años atrás, en ese tiempo aprendí que hay que demandar el cambio al mismo tiempo que las instituciones democráticas y su más contundente respeto. Más que líderes, Cuba necesita instituciones. Eso no lo sabía al principio.
¿Qué opinas de la prensa oficial? ¿Cómo podrías describírmela?
Tengo la peor opinión de los periodistas oficiales. Peor aún de los que despliegan algún talento. Por aquello de que “miserable e inteligente dos veces miserable”. El director de Juventud Rebelde, Yoerky Sánchez, por ejemplo, lo es una sola vez, porque es tonto. Enrique Milanés León o Alina Perera Robbio, quienes fungieron como enviados especiales en Venezuela en los años en que el giro totalitario se cobró más víctimas y ellos hacían artículos absolutamente desconectados de la horrible situación de aquel país, lo son dos veces, porque saben investigar y escribir.
No es decente ni ético estar en la prensa oficial hoy. Hago excepciones muy escasas. Aquellos que escriben consejos, los que trabajan con las quejas de la población, los que hacen artículos de divulgación histórica, y lo hacen sin caer en la grotesca parafernalia de exaltación de la dictadura. Creo que esa es la mejor descripción que te puedo hacer.
Que por estos días un “colega” de los periodistas oficiales, como Humberto López, aparezca en la televisión difamando compatriotas y usando información obtenida bajo coacción por órganos represivos, y no haya una voz del periodismo oficial activo pronunciándose en contra de eso, entierra la moral de todos ellos por los siglos de los siglos. Esa es mi descripción de los medios oficiales. Un espacio de seres sin moral ni dignidad raspando migajas.
¿Es monolítica o tiene luces y sombras?
No le veo luz alguna a la prensa oficial. Hay periodos en que la censura se relaja y salen reportajes y artículos extraordinarios, o sea, no es falta de talento, es talento sometido y oportunista.
Luego del ascenso al poder de Raúl Castro hubo una serie de artículos magníficos sobre la ineficacia estatal, la situación de vida de los campesinos y las consecuencias humanas del Decreto Ley 217 de 1997, que obliga a los cubanos de una provincia a llevar un permiso para circular en otra, de lo contrario son conducidos a prisiones hasta que se consigue un transporte para regresarlos a su provincia de residencia.
Estos son los que permanecen en mi memoria, pero tiene que haber habido más. Esa etapa fue breve y después de 2014 (ya esa etapa había terminado hacía mucho) se ha agravado la represión sobre los periodistas e investigadores independientes lo que, lógicamente, va acompañado de una total falta de escrúpulos en el periodismo oficial a la hora de narrar la actualidad, y desconocer lo que pasa con sus colegas y compatriotas.
Los periodistas de las noticias internacionales no escapan de este cuadro ominoso, nos privan de información esencial sobre eventos extranjeros, que delata su falta de escrúpulos y decencia. El lector cubano de la prensa oficial no conoce las acusaciones sobre Rusia por el bombardeo sistemático de los hospitales de Idlib, la naturaleza de los campos de confinamiento uigur en Xinjiang, la corrupción de la familia de José Eduardo Dos Santos, por el que muchos cubanos murieron para llevar y sostener en el poder, o los éxitos de la salud pública bajo los gobiernos de Bachelet y Piñera.
Al evaluar la realidad, las personas ajenas a la profesión tienden a creer que la realidad es algo que manipulan todos, pero no es así. Hay una diferencia entre imprimir a una noticia un rumbo derivado de las opiniones políticas, morales o ideológicas del escritor, y otra muy distinta es omitir a conciencia de manera sistemática la información que acusa la inhumanidad del aliado. Dar por sentado que lo primero, el rumbo derivado, justifica y autoriza lo segundo, la manipulación burda, es desconocer las obligaciones que tiene, como mínimo, el periodista; sino todas las profesiones.
Debes tener muchos colegas periodistas (independientes) quienes se han ido del país mientras tú has optado por seguir practicando el periodismo desde adentro. En tu opinión, ¿Hay algo en particular (profesional o políticamente) que distingue a los que se han ido de los que se quedaron trabajando dentro del país?
Soy muy orgulloso de mis amigos en el periodismo independiente y sí, son muchos. No creo que haya nada que nos distinga a los que se van de los que se quedan. Infortunadamente algunos que se van no pueden seguir haciendo periodismo, pero los que lo consiguen son de una tremenda utilidad porque el periodismo en Cuba es una actividad bajo asedio y en ello radican sus virtudes y sus defectos; en tanto el periodismo desde el extranjero tiene condiciones más sosegadas de realización y eso tiene también sus consecuencias positivas y negativas.
Sin embargo, yo soy un admirador de nuestra prensa y creo que lo positivo es infinitamente superior a lo negativo. Dentro de Cuba se consiguen ciertos acercamientos impensables desde el extranjero, en el taxi, hablando con el portero o con un médico que te expone la situación del hospital. La cotidianidad cubana es muy dura, y en esto no te habla quien se compara con un cubano en el exilio, sino consigo mismo cuando viaja al extranjero.
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En esto no te hablo de los calabozos, la confrontación con la policía, o el interrogatorio con esbirros que te acusan de mercenario y no saben la diferencia entre calle, calzada o camino; por no hablar de Parlamento y poder ejecutivo.
No hablo de eso, hablo de vivir en un país donde tus hijos viven añorando tomar un helado, donde los audífonos de la computadora se te deshacen en las manos por el deterioro, o donde el día de las madres, cuando le vas a poner flores en el cementerio con tu mejor ropa, tienes que correr detrás de una guagua y entrar por una ventana después de haber llorado recordando sus cariños al pie de su tumba. Es a eso a lo que me refiero y cualquier cubano o cubana lo entiende explicado a este nivel.
Hay que salir de Cuba para entender que aquí vivimos al acecho, pensando que el chofer, el que vende en el mercado o la que da los tickets de entrada te quiere hacer daño. Te hago una anécdota, viví tres meses en Alemania, allí debía esperar una guagua que era única en las afueras de la ciudad de Stuttgart para ir a la ciudad. Si esa guagua se iba tenía que esperar mucho por ella. Los días que era el último en la fila para montarme, temía, de manera instintiva, que el chofer arrancara, cerrar la puerta y me dejara afuera, algo que forma parte de tu vida cotidiana en este país. De nada valía que supiera mi razón que no lo iba a hacer, yo sentía ansiedad, me reprimía la acción normal en Cuba para evitar eso, que es pegarse a la persona que tienes delante y subir un pie a la guagua; así como agarrarse de la puerta, cuando ya estás cerca, para evitar que la guagua arranque y te deje.
Este cuento puede parecer gracioso, pero cualquier cubano tiene mil historias así. Incluso los que viven en el exilio pasan años y no se quitan la costumbre de estrujar el tubo de pasta de dientes hasta que no le queda nada o virar la botella de aceite para que suelte el último poquito.
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El o la periodista que se va, sin embargo, tiene todas las fuentes de información y comunicación a su alcance, puede ver la realidad de Cuba en una extensión que adentro no sospechamos y, por supuesto, ese mismo fuego que aviva, a los que vivimos dentro de Cuba, un cotidiano tan descorazonador, lo aviva en el extranjero la distancia y la indignación que da la mayor información.
Las consecuencias negativas que pueden presentarse, en ambos casos, se derivan de la vanidad, los que estamos dentro cuando caemos en la trampa de creernos mejores por estar perseguidos y los que están afuera por la complacencia que da el reconocimiento y la promoción. Pero te diría que son manifestaciones esporádicas en un universo de talento y eficiencia desbordados.
¿Qué es lo que diferencia fundamentalmente al periodismo independiente del periodismo oficial?
Entre el periodismo oficial, y los que hacemos periodismo, hay una diferencia fundamental, la de que nuestro periodismo expresa la libertad del autor y eso es visible con una mirada superficial al criterio que manejamos, digamos, respecto de la política de Donald Trump, que tantos debates suscitó en la sociedad civil y la oposición cubana. Podrás encontrar desde la admiración más decidida hasta el rechazo más firme. En el periodismo oficial no. Eso es lo que hace fundamental la diferencia, si a uno le llamas periodismo, al otro le tienes que rechazar ese calificativo.
¿Cómo comparas sus condiciones de trabajo? ¿Cómo comparas sus habilidades de apoyar o facilitar el periodismo?
Para comparar las condiciones de trabajo ayudarían una serie de categorías: 1. censura, 2. financiamiento, 3. represión, 4. movilidad y 5. libertad de acceso.
1. Censura: El periodista independiente sufre poca censura, me han dejado de publicar pocos artículos en los medios a los que los he mandado, y no puedo decir que sea por censura. Un amigo quiso hacer una crítica a la corrupción en una institución de la oposición y el medio le dijo que no la publicaría, mi opinión personal es que el medio hizo bien y que mi amigo periodista estaba siendo exagerado en su juicio. Que no había tal corrupción.
Los periodistas oficiales se quejan todo el tiempo de que no pueden publicar lo que escriben. Hay un artículo de la periodista Camila Escobar en El Toque (de la época en que periodistas oficiales podían permitirse, de manera extraordinaria, publicar en medios independientes que eran ligeramente tolerados), que habla de ese lamento, se llama “Gracias Pánfilo”.
2. Financiamiento: No conozco ningún periodista que viva holgadamente con lo que gana por su profesión y la mayoría viven en una situación de penuria considerable. Pero cualquiera que sea la magnitud de nuestros ingresos, son el resultado de gestiones internacionales de personas que, casi siempre, están en el extranjero.
Para los medios independientes es imposible acceder a ninguna estrategia de obtención de fondos en Cuba. Hablo, por supuesto, de periodismo con intereses políticos y cívicos, desconozco las publicaciones que en los últimos años han proliferado de promoción al sector privado. No hay ningún apoyo estatal al periodismo, que no sea el oficial, y tengo entendido que a cuentas de banco de algunas iniciativas como CubaPosible le fueron vaciados los fondos sin explicación alguna.
No creo que el periodista oficial viva holgadamente (a menos que sea un funcionario de los medios con las políticas de distribución de bienes y servicios que existen para ellos), pero tiene salario garantizado, seguridad social, jubilación y los beneficios que traiga el medio o la institución para la que trabaja, que en Cuba pueden ser fundamentales, como un vehículo, comida, vacaciones en hoteles a bajos precios o gratis.
3. Represión: La represión hace una gran diferencia. Los periodistas hemos sido golpeados, encerrados en calabozos, amenazados, nuestras familias han sido amenazadas, perturbadas. Se nos niega, de manera ocasional, asistencia de salud, educación, seguridad social, y se administra esa negación como otro modo de tortura y zozobra. Se amenaza con prisión o se nos encierra directamente con cualquier delito fabricado como fue el caso de Roberto de Jesús Quiñones Haces o Lázaro Yuri Valle Roca.
El periodista oficial no conoce esto y escribe como si no existiera.
4 & 5. Movilidad y acceso: Un periodista sin movilidad ni libertad de acceso tiene muy reducida su capacidad de trabajo. Las instituciones estatales no abren sus puertas al periodista, no existe la transparencia, y nuestro trabajo participa del arte de “cazar” la información por vías no formales. Hay muy pocas posibilidades de entrevistar a nadie de las instituciones del Estado.
El periodista oficial escribe por encargo, las instituciones se abren a ellos pero se sabe de antemano de qué irá lo que va a escribir. Las autoridades se sienten confiadas, la crítica a sus instituciones será abstracta en una narración general de encomio y aprobación. Solo habrá criticas puntuales para funcionarios de bajo rango. Nada que amenace las prácticas desleales ni la corrupción rampante.
Es una tragedia que estas palabras no consiguen transmitir. Los hospitales tienen cucarachas, sarna y carecen de antibióticos. No hay agua en los baños y a veces no hay ni baños. No hay camillas, no hay personal de asistencia. El personal de limpieza está conformado por presas y los médicos demandan de manera creciente regalos. No hay equipos de diagnósticos, y el robo deshace las pocas inversiones estatales con el fin de robar un disco duro o la pantalla de un tomógrafo. Los médicos han naturalizado la mentira y se les indica callar los tratamientos que existen a nivel internacional, pero que están ausentes en Cuba.
Las personas muchas veces pasamos años con tratamientos paliativos mediocres hasta que conocemos por un amigo especialista, alguien con una patología semejante en el extranjero, o un afortunado en Cuba, la existencia de medicinas que ponen fin a nuestras dolencias o las hacen imperceptibles. Desde un analgésico hasta un medicamento oncológico. No hay otra categoría para esto que “crimen de lesa humanidad”, y los periodistas oficiales son cómplices porque lo encubren.
A tu juicio o en tu experiencia como periodista y como lector, ¿Cómo describirías el ecosistema o el espectro de los medios independientes cubanos? ¿Cómo se distinguen entre si y cuáles son las características que los unen y cuáles son las características que los diferencian o separan uno del otro?
Los hay más concentrados en la noticia, otros en la investigación, de actualidad e histórica. A mí me han sorprendido todas esas diferencias. Voy aprendiendo a distinguirlas con su surgimiento y desarrollo. Quizás precisamente por no haber tenido formación como periodista. El Estornudo y El Toque son posteriores a Diario de Cuba, donde escribo, leerlos a ellos es aprender otro modo de hacer. Estuvo Cuba Posible que era de divulgación muy académica y llegó a tener intelectuales de primera línea escribiendo para ellos, antes de recibir una represión que inhibió la participación de muchos. Fue una pena, pues se sentía una libertad académica allí que era muy importante. Muchos eran los mismos nombres de la revista oficial Temas y sin embargo parecía que escribía otra persona.
Por muchos años tuvimos un problema con numerosos medios que evitaban hablar de la oposición, a la manera que lo hace hoy OnCuba. Eso no estuvo bien, llegaron a resultar injustos, pero si algo demuestra el pensamiento es que propende, más tarde o más temprano, a la verdad o la ignominia. La mayoría de esos periodistas han llegado a la verdad, unos pocos se sienten confortables en la ignominia.
Raúl Antonio Capote, por ejemplo, un cobarde que se hizo pasar por agente de la Seguridad cuando lo más probable es que rehuyó el compromiso con la verdad, es hoy un miserable articulista de cuanto panfleto brota de las redes albañales, Granma y Juventud Rebelde entre ellos. Te repito, por mucho, son los menos. La estructura intelectual de nuestro país ha rehecho su compromiso cívico y democrático a instancias del periodismo independiente.
El periodismo independiente cubano siempre se ha nutrido del trabajo de periodistas autodidactas o “periodistas ciudadanos”. Para ti, ¿la distinción entre periodistas independientes “profesionales” (con títulos universitarios y experiencia en el sector oficial) y los autodidactas tiene relevancia o importancia?, y si es así, ¿en qué sentido?
Para mí no tiene importancia. Es decir, un periodista preparado en su oficio tiene la ventaja de la pericia que los que no lo somos tenemos que aprender de manera autodidacta. Si es a eso a lo que te refieres con tu pregunta, sí la tiene. Pero yo hablo más del resultado, y ahí es donde lo importante son el valor personal, la voluntad indoblegable de expresarse con libertad, la sinceridad para variar las conclusiones de una investigación cuando la realidad dicta algo distinto a lo que creíamos, y la capacidad de superarse intelectual y profesionalmente.
Mary Karla Arés no tuvo formación periodística hasta donde sé y fue la que estuvo el 30 de abril reportando la protesta de la calle Obispo. Por ello fue presa por un mes y no se le dio atención médica a su padecimiento de endometriosis, así como se le bloqueó el acceso a los medicamentos que llevaron sus padres. Cuando finalmente la llevaron con su médica, la filmaron todo el tiempo para mostrar el video de la “buena” asistencia en caso de denuncia. Eso lo han hecho siempre, el caso más lamentable quizás sea el de Orlando Zapata Tamayo. Filmaron la entrevista de los médicos con su madre, los médicos que lo atendieron cuando su muerte era inevitable luego de más de ochenta días de huelga de hambre y torturas, y lo expusieron como testimonio del buen trato médico y la conformidad de ella. Mary Karla Arés resultó así no solo una magnifica periodista para la protesta de la calle Obispo, sino para el dar el testimonio de su secuestro y tortura.
Volvemos a lo que quiero que sea la línea central de mi testimonio, el castrismo es una tiranía atroz y todo lo que hagamos tiene que tener como eje su denuncia. El periodismo independiente es la voz de sus víctimas y no creo que la historia del periodismo cubano deba tener capítulo más encomiástico que el que hemos escrito bajo el castrismo.
Cuba tiene una historia larga de censura y autocensura de la prensa (incluso antes del triunfo de la Revolución). ¿Profesionalmente has sufrido la censura o has tenido que ejercer la censura o la autocensura? ¿Podrías describírmelo con detalles o anécdotas?
No he sufrido la censura. Yo he escrito en medios independientes donde he sido siempre muy respetado. Diario de Cuba es un colectivo muy próximo para mí. Por fortuna no he tenido que ejercer la autocensura, pero volvemos a lo mismo, el público de Diario de Cuba, y el que deseo para mis escritos son idénticos.
Eso sí, un periodista se tiene que cuidar mucho bajo una dictadura acerca de la veracidad de sus fuentes, el uso de documentos, porque el castrismo tiene absoluta impunidad y puede acercar a ti a fuentes que den información falsa o vincular los documentos que utilizas a la divulgación de información clasificada. Es algo a tener siempre en cuenta. Eso puede tener ciertas semejanzas al ejercicio del periodismo en el mundo entero, pero recuerda que en Cuba, de los órganos legales, solo puedes esperar el cumplimiento de la voluntad del aparato represivo y del Estado. Esa es la gran diferencia.
Eres periodista, pero ejercer el periodismo fuera de la oficialidad, en Cuba, te convierte en una suerte de “disidente” a ojos del Estado, aun cuando esta pueda no ser tu intención. ¿No? Para ti, ¿cuál es la diferencia clave entre un periodista independiente y un disidente, opositor o activista? ¿Es posible ser ambas cosas al mismo tiempo?
Sí, hacer periodismo en Cuba lo convierte a uno en un disidente. Muchos periodistas reclaman que no se les clasifique como otra cosa que periodistas. Ellos no hacen política, solo periodismo. Cinco años atrás esa postura me parecía desleal. Hace mucho sé que yo estaba equivocado. Y tu conocimiento del desarrollo del periodismo independiente en los últimos años creo que te permitirá entender la razón de mi error. Hoy son mucho más discernibles el periodismo, la sociedad civil y la oposición política. También es mayor mi cultura al respecto.
Mi caso es distinto, yo soy opositor político y hago periodismo. El ambiente que siento propio es el de la oposición política y participo de ella de manera amplia, así como de manera precisa a través de la Mesas de Unidad de Acción Democrática (MUAD). Yo quiero hacer política en mi país, desde ayudar a vecinos en un órgano político local a reparar una acera o mejorar el servicio de recogida de basuras; hasta mejorar la condición carcelaria de mis compatriotas desde un órgano político nacional.
Creo que la diferencia entre un periodista y un opositor es la naturaleza de su función. Una o un periodista son Mónica Baró y Waldo Fernández Cuenca. Nunca les he leído ambiciones políticas, y la crítica política que se deriva de sus escritos es la consecuencia de su civismo y capacidad de análisis periodístico. Alguien tan atenta a la política en su trabajo, como Yoani Sánchez, se distancia siempre de que se le clasifique como política. Habría que ver si se reconoce opositora. Esto no deja de tener mucho de subjetivo.
El terreno del activismo es distinto, creo que todo periodista comprometido en Cuba es un activista por la libertad de prensa, y expresión; así como un defensor de derechos humanos. Hay activismo por el acceso a la defensa judicial, derechos LGTBI, de género, raza. Asocio el activismo, más, a la sociedad civil.
Durante un tiempo se enfatizó el hecho de que algunos blogs y después medios independientes se hicieron “desde Cuba” mientras otros se hicieron “desde afuera”. ¿Para ti, todavía tiene importancia o significado o relevancia esta distinción dada la realidad cada vez más “trasnacional” del periodismo y de la nación cubana?
Sé que eso se ha hecho, distinguir el periodismo hecho “desde Cuba” al hecho “desde fuera”, pasa también con la oposición. Creo que he sido de los que ha defendido, siempre, no realizar clasificaciones basadas en el lugar en que se reside. Los cubanos sufrimos, estemos donde estemos, las consecuencias de una dictadura atroz. Hay malentendidos de quienes están afuera y desean que los que estamos adentro hagamos más, y lo hay de los que estamos adentro y dispensamos para los que están afuera un papel de menos relevancia al nuestro. Esto es ineficiente para nuestro propósito.
El exilio ha sido fundamental para organizar nuestros órganos de prensa. Cuando miras La Joven Cuba, Diario de Cuba, Cubanet, ADN, Hypermedia, por solo citar algunos, son todos medios gestionados desde el exilio. No tendríamos en Cuba la capacidad financiera, de gestión, el espacio y los medios técnicos para articular una red como la que hemos creado desde el exilio.
En todas partes del mundo el modelo de la financiación de los medios está en crisis. En Cuba, además hay un discurso oficial de que los medios y periodistas independientes son realmente “subversivos” y “mercenarios” porque cuentan con financiación alternativa. ¿Podrías hacer una valoración personal de esta controversia?
En realidad, no me preocupan esas acusaciones. Son las acusaciones de los criminales que han sometido a mi país por más de sesenta años. Nunca me han preocupado sus valoraciones.
¿Cuáles son tus estrategias para navegar dentro de este contexto extremadamente polarizado y politizado?
No sé qué quieres decir con “estrategias”, yo escribo en ciertas direcciones, la pobre estructura normativa en Cuba, la miseria moral de la prensa oficial, la defensa de los derechos humanos, y trato de dar cierta profundidad cronológica a los hechos del presente. Las personas desconocen mucho de nuestra historia bajo el castrismo.
Si a la periodista Karla Pérez le impiden entrar en su país en el 2021, cualquiera puede decir que eso es algo que no sabía que se hacía en Cuba (es un ejemplo que uso), pues bien, el objetivo de mis escritos es mostrar que eso se hace desde el mismo inicio de la revolución, que es algo que lo permiten las leyes vigentes y que hay personas que han muerto sin poder venir a ver a su madre moribunda. Gente con nombre, y que no se cuentan por cinco ni seis, sino por miles. No son opositores, pueden ser médicos, investigadores, deportistas, he conocido personalmente cubanos en esta situación.
Mi trabajo, por denunciar eso, es extremadamente humano. No me importan los debates sobre mis fuentes de financiamiento ni la moralidad que despliego al trabajar. Estoy convencido que hago lo correcto.
Quizás una estrategia pueda ser el uso de la entrevista. Trato de usar el formato de pregunta y respuesta, y trato de que mis preguntas sean cortas, reducirme al mínimo y exhibir el máximo del entrevistado ¿Me entiendes? De esa manera “anulándome” estoy aún más seguro de la índole moral de mi trabajo. Esto, por supuesto, no tiene un juicio de valor acerca de quien hace lo contrario. Las entrevistas de Monica Baró o Abraham Jiménez Enoa son absolutamente diferentes, y se encuentran entre las cosas que más disfruto leer.
Eso, claro, no siempre se puede hacer. Hay entrevistados que tienen muy escasa instrucción, se expresan mal, es difícil entenderlos (desgraciadamente son muchas veces los que más sufren por la miseria y la represión del Estado cubano), pues a esos les presto especial atención y uso otros modelos de construcción de la entrevista.
¿Cuáles son tus experiencias de acoso, intimidación o detención e interrogatorio por parte de la seguridad del estado? ¿Has sido arrestado, molestado, amenazado o difamado? ¿Ha sido impedido o “regulado” tu movimiento dentro o fuera del país? ¿Bajo cual justificación legal?
En los últimos años se ha agravado la represión estatal contra los periodistas dentro de un ambiente general de agresión a toda la sociedad cubana. Dentro de esa represión a la sociedad, lo independiente ha llevado la peor parte, desde un empresario hasta un protector de animales. Los periodistas hemos sido especialmente afectados.
Estados Unidos volvió, en la etapa final del gobierno de Donald Trump, a incluir a Cuba entre los países promotores del terrorismo. El gobierno de Barack Obama lo había excluido. Puedo estar de acuerdo con lo que hizo Obama, trató de dar combustible a los llamados “cambios de Raúl”, pero todos esos cambios se desvanecieron, y la relativa tolerancia que hubo hacia la sociedad civil en la primera etapa del mandato de Raúl (hasta diciembre de 2014, para mí el anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos fue el inicio del retroceso de los ímpetus reformistas de Raúl Castro), se transformó en un incremento grotesco de la represión.
Para no pocos activistas, entre los que me encuentro, incluir a Cuba en esa lista fue una acción coherente con ese incremento represivo que hemos sufrido desde las postrimerías del segundo mandato de Barack Obama. En abril de 2021 la casa de José Daniel Ferrer, donde el activista realizaba una huelga de hambre con otros miembros de la UNPACU por el derecho a dar comida a los hambrientos, sufrió un mitin de repudio y fue apedreada por los comunistas. Dentro de la casa estaba su esposa e hijo pequeño. ¿Quieres más terrorismo que eso?
Igualmente, la Dama de Blanco Yaquelín Heredia sufrió el secuestro de su hijo y de su esposo en abril de 2021 y varios días después no sabía dónde estaba su hijo. ¿Quieres más terrorismo que eso?
Yo he sido arrestado en muchas ocasiones (la primera vez fue en diciembre de 2014 poco después del anuncio de las relaciones diplomáticas), fui expulsado de mi trabajo como profesor de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños en enero de 2015, se me ha amenazado de muerte, se me ha amenazado a mi familia, se ha visitado la escuela secundaria de mi hija, se me ha sacado arrastrado de mi casa, delante de mi esposa y suegra y me han arrastrado por cien metros delante de mis vecinos hasta montarme en un carro de patrulla.
Me han puesto actas de advertencia policiales (un documento que me podría llevar a prisión), me han confiscado mi teléfono celular, me han impuesto multas de hasta 3.000 pesos. Llevo dos años con la salida al exterior bloqueada, y antes de ese bloqueo definitivo, se me impidió salir del país, de manera puntual, cerca de tres veces. La prohibición de salida del país no me ha sido explicada, al parecer ha sido “fundamentada” por el llamado interés público (Art. 25 inc. H de la “Ley de Migración”).
Se me ha impedido la libertad de movimiento interno, al arrestarme en Viñales, Pinar del Río, dejarme una noche en un calabozo y botarme de la ciudad al día siguiente por la mañana. Aquel arresto fue justificado con un supuesto “asedio al turista” que yo realizaba en una zona turística; yo estaba en Viñales para asistir a un juicio en que mi amigo Ariel Ruiz Urquiola acusaba a un vecino que asediaba a su familia.
Todo eso ha traído sufrimiento a mi familia y un costo emocional en mis hijos adolescentes que nunca tendré conciencia de su magnitud. Mi esperanza es, por supuesto, que eso los fortalezca, que les ratifique la necesidad de luchar contra el comunismo, contra la falta de libertad y a favor de la democracia, a lo largo de su vida, desde sus oficios y profesiones. Ese asedio familiar, que se intensificó a partir de diciembre de 2019, ha sido muy duro pues ha traído sufrimiento y estrés sobre mis seres queridos.
¿Hasta la fecha, cuál ha sido el impacto del auge del nuevo periodismo independiente digital en Cuba? ¿El periodismo independiente tiene futuro en la Isla?
Desde sus inicios, el periodismo ha significado la pérdida del monopolio de la información por el castrismo. Con ello ha perdido parte de su control sobre la sociedad. Las acciones del castrismo para contener la libertad de expresión, además, han revelado su torpeza, le ha hecho cometer errores como la Primavera Negra de 2003, que le hizo a Fidel Castro morder el polvo de su ineptitud.
Cuando Fidel Castro encerró a los 75 cubanos durante la Primavera Negra y fusiló a los jóvenes que secuestraron la lancha, ambos eventos en el 2003, la contundencia de la condena mundial tuvo entre sus artífices principales a los periodistas independientes. El varapalo se consagró con la denuncia de dos escritores reconocidos internacionalmente y que habían tenido una relación estrecha con la política cultural de la tiranía hasta ese momento, Eduardo Galeano por medio de su artículo “Cuba duele” y José Saramago con “Hasta aquí he llegado”.
Desde ese momento la prensa independiente no ha hecho otra cosa que crecer. En los últimos años hemos visto la eclosión de los medios de prensa. A mí mismo me sorprende la diversidad y especialización que exhiben. De que tenemos futuro no cabe duda, basta mirar el presente.
El periodismo ha provisto a generaciones de nuevos activistas del conocimiento acumulado por los anteriores. Ha dotado de herramientas a la sociedad para demandar sus derechos y ha significado un norte ético, en un entorno de depravación y doble moral estimulados desde el Estado. Ha agotado la capacidad de respuesta del castrismo, su estatura intelectual, hasta dejar su defensa en manos de incompetentes que, en función de defenderlo, lo hunden. Cuando la canción “Patria y vida” movilizó la simpatía general y fue un éxito anticastrista enorme, el funcionario musical Raúl Torres creó un tema titulado “Patria o muerte por la vida” que pretendía ser la respuesta castrista: en menos de una semana era el peor tema del año según Google. Fue un hazmerreír escandaloso y eso está pasando a todos los niveles.
Además el periodismo ha acortado la distancia entre los que se movilizaron por la democracia antes y los que lo hacemos ahora. Esto me parece fundamental. Historiar la oposición para poder reconocer nuestros antecedentes y fortalecer nuestra identidad. Un ejemplo elocuente de este fenómeno es la entrevista Lázaro González Valdés: Ejercer la democracia en una probeta de opresión, realizada por Salomé García y publicada en Hypermedia. Hypermedia tiene un alto nivel cultural e intelectual y Salomé es una de sus periodistas destacadas. El interés del medio y la periodista por la oposición que comenzó en los noventa (Lázaro González Valdés fue líder del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba (PPDHC), ex preso político y hoy mantiene desde el exilio su movilización en favor de los derechos humanos y la democracia) muestran un cambio importante de la percepción de la oposición por parte de nuestras élites culturales y académicas.
De la parte oficial el castrismo repite sus viejas estrategias, tampoco es que tenga muchas opciones. El pasado 17 de agosto de 2021 fueron publicados el Decreto-Ley 35 y la Resolución 105, que tipifica delitos cibernéticos que sabemos que serán usados para perseguir activistas y periodistas. Suena gracioso, pero se preocupa por condenar las palabras obscenas en las redes sociales con multas de entre 1500 y 2000 pesos, (Reglamento General de las Telecomunicaciones y las Tecnologías de la Información y la Telecomunicación, Artículo 81, inciso K), lo que está claramente dirigido contra el apodo de “singao” que pesa sobre Díaz-Canel; porque la realidad es que la modernidad ha añadido la obscenidad a su cultura cotidiana, y ni en Cuba ni en ningún país esto puede ser eliminado mediante normas. Será pues otra norma aplicada con carácter discrecional. Es algo patético que un presidente se preocupe, no por mejorar su imagen, sino por perseguir el apodo que se gana por su pésima gestión.
Antes, en julio de 2019 entraron en vigor las resoluciones 98 y 99 del ministerio de comunicaciones que tenían entre sus objetivos destruir las redes privadas. También en julio de 2019 entró en vigor el Decreto-Ley 370, cuya aplicación arbitraria (Si es que podía aplicarse de otra manera) supuso multas de hasta 3000 pesos para activistas, el registro de sus viviendas, y el robo por parte del Estado de los instrumentos de trabajo de periodistas y comunicadores. Uno de los artífices públicos de estas normativas fue el entonces ministro de comunicaciones Jorge Luis Perdomo Di-Lella, hombre de alto nivel educacional (Tiene un doctorado realizado en Alemania según la enciclopedia castrista Ecu Red) que hoy es viceprimer ministro. Su competencia contrasta en una estructura ministerial de mediocridad cuando no estupidez, basta comparar la calificación de Jorge Luis Perdomo con la de los ministros de educación y educación superior, y queda manifiesta la importancia que se le concede a las comunicaciones.
El cumplimiento de las leyes en Cuba tiene un solo sentido, su aplicación desde el poder contra los ciudadanos. Es una versión de la estrategia de la famosa Ley 88 de 1999 que fue la base legal para los procesos de la Primavera Negra. El uso de las normas jurídicas para perseguir a los ciudadanos es siempre un sistema de presión y sometimiento del aparato judicial, con consecuencias terribles para el Estado de derecho.
Esos procedimientos no van a cesar mientras haya castrismo.
El periodismo independiente, sin embargo, no solo ha sobrevivido todas estas andanadas, sino que sale fortalecido de ellas, con un nivel de respeto general muy superior al final de cada episodio y una extraordinaria estimación pública.
¿Qué se debe cambiar para que tenga más o mejores posibilidades de existencia y éxito?
La crisis institucional de la última década ha sido fundamental para conseguir el deterioro actual del castrismo, su dificultad para contener los ímpetus de una sociedad civil creciente es tangible y eso ha significado que se ha cargado la responsabilidad de la represión sobre los militares. Eso los exhibe y el resultado de sus agresiones escandaliza. Detrás de esta situación, los periodistas hemos tenido un papel esencial.
No queremos que el castrismo dure un día más, pero cada día de castrismo que pasa tiene de bueno que se hunde más en la ignominia. El resultado será su dificultad para prevalecer como fuerza política en una Cuba libre. Los periodistas estaremos entre los autores de esa libertad próxima.
¿Qué sabes de la historia del periodismo independiente cubano antes del nuevo movimiento digital actual? ¿Quiénes fueron los pioneros del periodismo independiente en Cuba? ¿Te identificas con esta historia como parte de tu propia historia profesional ahora que eres un periodista independiente también?
Es una historia que me interesa mucho. Reinaldo Escobar, por ejemplo, publicó su primer artículo independiente, si no recuerdo mal, en The Guardian en el año 1990, imagina. Cubanet comenzó su trabajo a mediados de los noventa. Oír a Luis Cino, Víctor Manuel Domínguez o Jorge Olivera, sobre aquellos años, es una maravilla. ¡Dictaban las noticias por teléfono! El que tenía teléfono era una celebridad en la oposición. Después apareció el Fax. La Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba fue muy importante, pues daba medios para el trabajo. Quizás algunas otras embajadas lo hacían, pero en este primer momento, eran ellos. La policía política secuestraba a los periodistas y activistas, al salir de la Oficina de Intereses, para quitarles los radios y otros materiales que les facilitaban.
Recordarás que esos medios fueron de los más citados en las sentencias de la Primavera Negra para condenar a los periodistas independientes a descaradas penas de prisión. En la sentencia del 4 de abril de 2003, contra Normando Hernández González, Mario Enrique Mayo Hernández, Alfredo Manuel Pulido López y Alejandro González Raga, puedes leer:
“Mario Enrique Mayo Hernández, fue invitado a la despedida de la jefa de la Oficina de Intereses, en cuya reunión le fue entregado un maletín, un radio receptor de onda corta y materiales subversivos, que los funcionarios de esta oficina dotaron a los acusados de grabadoras, radios, impresoras, materiales de oficina, revistas, folletos y otros medios de carácter contrarrevolucionario…”
¿Sabes de cuánto fue la sanción por recibir un maletín, grabadoras y radios? Por el orden de los nombres, de 25, 20, y 14 años de prisión para los dos últimos.
Espero que sobre los jueces de esas sentencias caiga la ira de dios, el escarnio de sus contemporáneos, y la náusea de la memoria. De esta sentencia en particular, fueron culpables los jueces Ramón Rodríguez Bernal (Presidente), José Felipe García Montero, Máximo Oñoz Nápoles, Alberto León Cabrera y Eddy Ávila Rondón. Citar nombres así no es efectivo desde el punto de vista de la técnica narrativa, pero la patria necesita los nombres y los apellidos de sus peores hijos, y los cubanos de nuestros más miserables contemporáneos.
Porque la historia de la prensa independiente obliga a analizar a los legisladores que aprobaron la Ley 88 de 1999, los jueces que las aplicaron, los fiscales que acusaron y aquellos, de entre los abogados, que no defendieron.
José Saramago dijo en el año 2003, en su artículo “Hasta aquí he llegado”, sobre aquellos procesos penales:
“No creo que se haya actuado sin dejar lugar a dudas en el juicio reciente de donde salieron condenados a penas desproporcionadas los cubanos disidentes. Y no se entiende que si hubo conspiración no haya sido expulsado ya el encargado de la Sección de Intereses de EEUU en La Habana, la otra parte de la conspiración”.
Son argumentos obvios que solo la impunidad no consigue elaborar.
Si pudieras recomendarme algún(os) artículo(s) que has publicado que es/son representativo(s) de tu trabajo periodístico a lo largo de tu carrera, ¿cuál(es) seria(n)?
Hay tres aspectos de mi trabajo que son importantes para mí: (1) El análisis del ordenamiento jurídico e institucional cubano, (2) el análisis de la prensa oficial y (3) la defensa de derechos humanos a través de la denuncia de sus víctimas.
De lo primero te puedo citar: “¿Cómo se financia el Partido Comunista de Cuba?” y “¿Cuánto poder tiene la policía cubana?”
En el análisis de la prensa oficial y sus periodistas puedes ver: “´Colera´ porque es negra, un meme y la prensa oficial cubana” y “Enrique Milanés León, panegirista desde Venezuela”.
En la denuncia de la violación de DDHH y el reconocimiento de nuestros luchadores y su sufrimiento, puedes ver: “¿Quién los juzga a ellos?” una entrevista a Doraisa Correoso, y “¿Está vivo César Iván Mendoza Regal?”
¿Hay alguna publicación o entrevista tuya a la cual me podrías referir acerca del periodismo independiente cubano?
“¿Cómo convertirse en un opositor político en Cuba?” por Abraham Jiménez Enoa, El Estornudo, 15 de junio, 2020.
“Boris González Arenas y el reto de hacer periodismo en el “ecosistema perverso” del castrismo”, por Luis Felipe Rojas, Martí Noticias, 14 de agosto, 2019.